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“Esta es una guerra”: el doloroso drama de los médicos del coronavirus
El jefe del hospital de Milán relató detalles de lo que ha significado para el cuerpo de salud controlar esta pandemia. “Estamos en las últimas, tanto física como psicológicamente”, dice otra médica.
Por Juan Andrés Garzón*
Italia, la nación de la Dolce Vita, está en duelo. Es el segundo país del mundo más afectado por la pandemia y el de la mortalidad más alta del planeta. El viernes, se acercaba a los casi 20.000 casos confirmados, con 1.266 muertes. Mientras en China, el foco del virus, la mortalidad ha sido del 2,5 por ciento, en este país europeo supera el 6,6 por ciento. La velocidad con la que se extendió este mal produjo un colapso del sistema de salud. Como nunca antes, hoy los italianos están tendidos en pasillos de hospitales. “Esto es una guerra”, le dijo al New York Times Massimo Puoti, jefe de medicina infecciosa del hospital Niguarda de Milán, uno de los más grandes de Lombardía, la región del norte de Italia en el corazón de la epidemia de coronavirus del país.
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El reportaje de uno de los principales diarios del mundo puso el foco sobre los héroes de esta tragedia: los médicos, enfermeras y personal sanitario detrás de luchar contra el covid-19. “Necesitamos tiempo”, explicaba el médico al NYT. Para muchos, Italia no tomó las medidas de contención a tiempo, y por eso, la velocidad de transmisión del virus fue más rápida que en otros países.
El país de Miguel Ángel y Rafael, sin embargo, no puede darse más tregua. Ya se declaró en cuarentena, restringió el flujo de personas por las calles y cerró sus monumentos turísticos y su comercio. Salvo las farmacias y algunos supermercados, nada más está en movimiento. Como lo registra el New York Times, en esta época los médicos cancelan cirugías, los respiradores se convierten en un recurso escaso y los funcionarios quieren transformar espacios abandonados en salas de cuidados intensivos para suplir la emergencia.
La foto de Elena Pagliarini se convirtió en el símbolo de este sacrificio. La imagen de la enfermera colapsada sobre su teclado después de trabajar diez horas seguidas le dio la vuelta al mundo. La mujer labora en un hospital de Cremona, un pueblo al norte de Italia y es hoy el rostro de la sobrecarga que tiene el sistema de salud y del espíritu de entrega de estos profesionales. “Estamos en las últimas, tanto física como psicológicamente”, dijo Francesca Mangiatordi, doctora del hospital de Cremona y autora de la fotografía, al canal de televisión italiana TV2000. Pidió a los ciudadanos tomar las medidas necesarias para protegerse del contagioso virus “si es de otra manera, la situación va a colapsar si es que ya no lo está”.
El New York Times recogió otro caso, el doctor Daniele Macchini. “La guerra ha explotado, literalmente. Las batallas son ininterrumpidas y se dan día y noche”, dijo este profesional quien calificó lo que está pasando como un “desastre epidemiológico que supera a los doctores”. Así mismo Fabian Di Marco, jefe de neumología de hospital Papa Giovanni XXIII de Bergamos, aseguró al mismo medio que “los doctores literalmente están dibujando líneas en el hospital para dividir la parte limpia de la contagiada”. La razón: cualquier lugar que ellos toquen se convierte automáticamente en agente contagioso.
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“Esperaba que las pautas nunca se hubieran tenido que aplicar”, dijo el concejal de salud de la región de Lombardía al portal web de noticias italiano TGCOM24. Aseguró que están pensando usar un espacio de exhibición vacío, debido a la cancelación de convenciones, para instalar 500 camas para cuidados y recalcó que la región necesita más doctores y respiradores.
La doctora Flavia Petrini, presidenta del Colegio Italiano de Anestesia, Analgesia, Reanimación y Cuidados Intensivos, le dijo al New York Times que hay unas pautas para la medicina en momentos de crisis. En un informe hecho por ese organismo se estipula que, “en momentos de escasez de recursos de salud, se deben priorizar los cuidados intensivos a las personas con mejor esperanza de vida y mejor oportunidad de éxito”.
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En medio de esta tragedia, los médicos se han convertido en verdaderos héroes, pero a su vez también son una población de riesgo enorme. De hecho, el primer médico que alertó sobre el brote en Wuhan falleció por la misma enfermedad. "En la lucha contra la epidemia de la neumonía del nuevo coronavirus, el oftalmólogo de nuestro hospital Li Wenliang desafortunadamente resultó infectado. Li murió pese a todos los esfuerzos para reanimarlo. Lamentamos profundamente su fallecimiento", aseguró el hospital en un comunicado.
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The New York Times también relata la historia de dos médicas contagiadas que trabajaron en las primeras líneas de emergencia en Wuhan para combatir el virus. Deng Danjing y Xia sisi, ambas de 29 años, profesionales, casadas y con un hijo fueron contagiadas por la nueva pandemia en su misión para combatirla, solo Deng Danjing sobrevivió. Los destinos de estas dos mujeres muestran la naturaleza impredecible del virus que afecta de manera diferente a cada persona, desafiando las estadísticas y las investigaciones científicas.
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La alcaldesa Claudia López reconoció que este riesgo es también un temor en Bogotá. "Las medidas no son para evitar que haya contagios. No hay nada que nosotros podamos hacer para que no haya contagios. Lo que tenemos es que prepararnos para minimizar la velocidad de esos contagios y para ganar tiempo para prepararnos y usar nuestro sistema médico, que es un recurso escaso y en este momento, el más valioso", dijo en la alocución en la que hizo público que la ciudad estará en alerta amarilla. "También para que la comunidad científica gane tiempo en sus estudios. Para eso estamos tomando medidas...Nos estamos beneficiando de la curva de aprendizaje de otros". Agregó que el primer ministro de Italia le había dicho al mundo que debía aprender de los errores de su país. Y que la capital de Colombia iba a tomar ese consejo.
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Las recomendaciones de la alcaldesa tienen una explicación. Además de la gravedad del virus en la población de riesgo, uno de los efectos más duros ha sido el colapso de los sistemas de salud, que no han dado abasto en los países donde esto se ha puesto crítico. Massimo Galli, director de enfermedades infecciosas del hospital de la Universidad Sacco de Milán, le dijo a la BBC de Londres que “el brote ha puesto a los hospitales bajo un estrés que no tiene precedentes desde la Segunda Guerra Mundial”.
Asimismo explicó que a pesar de los intentos del Gobierno por medio de decretos de emergencia, de contratar más personal médico y trabajadores de salud, incluyendo residentes en último año de medicina, no es suficiente para atender la pandemia. “Toma mucho tiempo capacitar a nuevos médicos, incluso a los médicos transferidos desde otras especialidades, en el cuidado de enfermedades infecciosas”, agregó.
El doctor Angelo Vavassori, un paciente curado de covid-19, narró para el diario La República, la odisea que vivió en cuidados intensivos del hospital Juan XXIII de Bérgamo mientras padecía el virus. “Cuando no lograba respirar temí no volver a ver más a mi mujer y a nuestros cuatro hijos. Hasta ese momento había curado los otros atacados por el coronavirus. He visto pacientes morir, conocía su agresividad. Pensé que también a mí me había llegado el momento de la despedida”, relató.
Desde su posición, Vavassori dio un mensaje a la comunidad: “No dejarse paralizar por el miedo. Es necesario estar tranquilos y confiar en los médicos. Te sacan, la pulmonía va cediendo”. Al final, por ahora, solo hay una medida que parece dar efecto: autoaislarse. “A los médicos y enfermeros de nuestro país, que me conmueven. Estamos agotados y sabemos que la batalla será larga. Pido a todos que nos ayuden quedándose en su casa para evitar los contagios. Es así que la gente no está cerca. Por mi parte, espero volver el lunes a mi trabajo”.
*Estudiante de comunicación social de la Universidad Javeriana.