CALENTAMIENTO GLOBAL
Los estragos del cambio climático llegaron a la cima del mundo
Tom Matthews, meteorólogo que participó en la Expedición Everest, de National Geographic, habla de cómo se hizo y qué encontró la que está considerada como una de las expediciones más completas de la historia.
El monte Everest siempre ha sido un lugar fascinante para los alpinistas por razones obvias: ubicado a 8.848 metros sobre el nivel del mar, muy cercano a lo que vuela un avión comercial, este es el lugar más alto del mundo. Pero los escaladores o exploradores no son los únicos que lo visitan, también lo hacen los científicos, para quienes el Everest resulta un objeto de estudio fundamental para comprender los efectos del cambio climático.
Lo que pasa en el Everest es un termómetro de lo que ocurre en el mundo y deja ver qué viene en términos de cambio climático. Si en el lugar más alto del planeta, con temperaturas extremadamente frías ya se empiezan a ver los efectos del calentamiento global, ¿cómo será para el resto del mundo? El equipo del meteorólogo Tom Matthews, estudió el comportamiento del hielo en la cima del mundo para entender qué tan sensibles son los glaciares al calentamiento extremo en la parte más alta del Himalaya y la manera como se hizo su investigación podrá conocerse de manera masiva. Matthews fue uno de los expertos convocados para la Expedición Everest de National Geografic.
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“Una expedición multidisciplinaria sin precedentes, conformada por geólogos, glaciólogos, biólogos, cartógrafos y meteorólogos. Eso ayuda a dimensionar lo ambiciosa que fue”. Así explicó Matthews por qué National Geographic considera que esta es la expedición más completa que se ha hecho en este lugar. Según explicó el experto, aunque en varias ocasiones se reunían a trabajar de la mano, cada uno se dedicaba a estudiar lo que le correspondía y eso los ayudó a abarcar prácticamente todos los campos de estudio.
El documental saldrá al aire el próximo 18 de julio a las 6:00 pm y se podrá ver a través de National Geographic. La producción, narrada por el actor Tate Donovan, cuenta la travesía de este grupo de científicos provenientes de ocho países, especialmente de Nepal, que se adentran en la cima del mundo para estudiar lo que allí ocurre y cómo los efectos del cambio climático han causado estragos en este lugar.
Para el equipo de Expedición Everest se volvió usuar ver avalanchas que aterrizaban en el campamento base. Foto: Brittany Mumma / National Geographic
Los geólogos, por ejemplo, se internaron en aguas heladas para tomar muestras de sedimento en el fondo de un lago que ahora existe por el derretimiento de los glaciares. Los biólogos se encargaron de estudiar la flora y fauna del Everest y las consecuencias del cambio climático en estas especies, mientras que los geólogos se encargaron de estudiar la cascada de hielo en el valle de Khumbu.
Los geólogos, por ejemplo, se internaron en aguas heladas en balsas inflables para tomar muestras de sedimento en el fondo de un lago que ahora existe por el derretimiento de los glaciares en el Valle de Gokyo. Foto: Brittany Mumma / National Geographic
Entre tanto, Matthews y su equipo de meteorólogos, instalaron las dos estaciones meteorológicas más altas del mundo: una a 7.945 metros de altura y la otra, que ahora es la más alta del mundo a 8.430 metros. “Teníamos poca información sobre lo que estaba pasando a más de 5.000 metros de altura del mundo, especialmente pocas medidas del clima y el estado de los glaciares. Necesitábamos tener una investigación como esta desde hace tiempo y ahí fue cuando Rolex y National Geographic nos reclutaron para lograrlo”, dijo el científico.
Los meteorólogos Baker Perry, Tom Matthews y un equipo de guías Sherpa instalan la estación meteorológica más alta del mundo. Foto: Mark Fisher / National Geographic
Según explicó Matthews, la investigación fue clave para establecer qué tipo de cambios han tenido lugar en el monte. Pero, además, con la instalación de estas estaciones ahora tienen técnicas para estimar si pueden o no seguir ocurriendo ciertos fenómenos y pronosticar con mayor precisión el clima en los niveles más altos. Las estaciones ayudarán a preservar la seguridad de futuros exploradores que sabrán a qué temperaturas se enfrentan. Todo esto sin necesidad de estar presencialmente pues las estaciones les brindan datos en tiempo real sobre lo que está pasando en la cima del mundo: la velocidad de los vientos, los cambios de temperatura, precipitaciones, humedad, entre otros.
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Una estación meteorológica automática en el Campamento 2 de Everest transmite datos casi en tiempo real sobre las condiciones climáticas a más de 5.000 metros. Foto: Eric Draft / National Geographic
Vale la pena tomar el riesgo
Tanto para los científicos como para cualquier persona que decida ir al Everest, el riesgo de morir es latente. La falta de oxígeno, los vientos asesinos y, por supuesto, las altísimas temperaturas son factores que estarán presentes a lo largo de la travesía, aunque estos, de cierta forma se pueden sortear. Sin embargo, el riesgo de una avalancha, por ejemplo, es completamente incontrolable. “Estábamos conscientes de que había un riesgo que no podíamos reducir, pero las apuestas para conseguir datos e información sobre el hielo a más de 5.000 metros de altura, eran muy altas”, explica Matthews.
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El derretimiento de los glaciares no es nuevo. De hecho, a medida que aumenta el calentamiento global, también aumentan este tipo de casos en los glaciares del mundo. Por esta razón, aunque el caso del Everest no deja de ser grave, no es el primero y por desgracia, mientras el humano no cambie sus hábitos, tampoco será el último. Una de las conclusiones más preocupantes de la expedición es que los picos más altos podrían estar derritiéndose. Las altas temperaturas están calentando la superficie hasta llegar al punto de derretimiento, incluso aunque el aire esté mucho más frío.
Mariusz Potocki y los miembros del equipo de Expedición Everest recogen el núcleo de hielo más alto de la historia a 8.020 metros, cerca del Collado Sur. Foto: Dirk Collins / National Geographic
“La razón por la que es importante es que cientos de millones de personas viven abajo y para ellos estos glaciares son una fuente confiable de agua. Si no llueve y aumenta la temperatura, esos glaciares se derriten más fácilmente y dan agua fresca. Es una fuente muy importante de agua y tenemos que entender mejor qué tan vulnerable es al cambio climático”, explica el meteorólogo.
Pero este fenómeno no tiene consecuencias únicamente para las comunidades que viven río abajo, sino para el resto de la población pues evidencia el desafío que viene en cuanto al almacenamiento de agua a nivel mundial.
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“Estamos hablando de más de la séptima parte de la población mundial que de alguna manera transmite esos recursos hídricos. Con el derretimiento de los glaciares a nivel mundial estamos perdiendo esas reservas fiables de agua. Entonces, cuando hace calor: no te preocupes, porque cuando no llueve, los glaciares se derriten más rápido y nos dan una fuente confiable de agua”, argumenta Matthews.
Los meteorólogos Baker Perry y Tom Matthews trabajan en la estación meteorológica automatizada. Foto: Freddie Wilkinson / National Geographic.
El problema es que el Everest evidencia el gran reto que hay a nivel mundial. Los glaciares son una masa de hielo que se forma cuando se compacta la nieve. Pero si las temperaturas continúan al alza, eventualmente dejará de nevar en estos lugares, no habrá tanto hielo para derretir y por ende no habrá suficiente agua. Cientos de millones de personas se quedarían sin las reservas hídricas a las que están acostumbradas en las temporadas de calor y sequía.
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Es claro que este fenómeno está en sus inicios. Los glaciares del Everest no desaparecerán en cuestión de días. Pero por esta misma razón es necesario actuar rápido y crear conciencia a nivel mundial. Para Tom Matthews, por ejemplo, la mejor solución es disminuir a cero la emisión de gases de efecto invernadero en todo el mundo. Ya que esto sería lo que ayudaría a frenar el calentamiento venidero.
En cuanto al agua, el meteorólogo plantea empezar a pensar en alternativas para conservar los recursos hídricos, pues mientras no haya reducción de gases, el calentamiento global seguirá presente y habrá que aprender a vivir con él. Una de las alternativas que plantea es usar sistemas de vapor para preservar el agua que aún cae de las montañas.
Chris Millbern opera un drone en el campamento base del Everest como parte de los esfuerzos del equipo de National Geographic y Rolex Perpetual Planet Everest Expedition para desarrollar un mapa detallado del glaciar Khumbu. Foto: Mark Fisher / National Geographic
Incluso pone como ejemplo una idea en Ladakh, India, en donde crearon glaciares artificiales que le brindan agua a las personas que viven en el desierto del Himalaya. Se trata de ‘estupas de hielo’, pues están inspiradas en la arquitectura budista para contener reliquias. Se forman por medio de tuberías que están por debajo del punto de congelamiento, en donde la temperatura del agua oscila de estado líquido a sólido. Estas tuberías giran hacia arriba rociando agua que está a -20 grados celsius, y al entrar en contacto con la temperatura exterior se congela mientras cae, formando el pequeño glaciar.
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Sin duda este tipo de expediciones son fundamentales para comprender lo que se viene pierna arriba para el mundo. Es por eso que para Matthews, el enorme equipo de Expedición Everest trató de obtener la mayor cantidad de datos posibles porque no es fácil hacer constantemente este tipo de investigaciones, especialmente en el Everest, pues supone altos riesgos y costos. “Tenía que ser una investigación eficiente pues no sabemos cuándo podremos volver. Con los datos que obtuvimos podemos estar mejor informados del futuro para el mundo, eso hace que valga la pena tomar el riesgo”, concluye el científico.