INVERSIÓN
¿Cómo evitar que el mercado cripto en Colombia sea una mala historia de Netflix?
Los entes estatales deben velar porque el mercado de criptoactivos en el país se enmarque en reglas claras para evitar cualquier tipo de fraude.
Navegando por las miles de opciones que ofrece Netflix encontré, para mi sorpresa, lo que el algoritmo quería que yo encontrara. Una serie sobre el fascinante mundo de Wall Street titulada Madoff: The Monster of Wall Street.
Producciones como estas suelen estar llenas de personajes que adquieren fortunas fabulosas y van acompañadas de bacanales escandalosos. Dichas celebraciones incluían vergonzosamente, y para el entretenimiento de los invitados, juegos con personas con enanismo, los mal llamados “lanzamientos de enanos”.
La serie narra la historia de Bernie Madoff, quien durante 40 años fue figura insigne de ese Wall Street cinematográfico, hasta el punto de llegar a ser Chairman de Nasdaq y candidato a director de la Securities and Exchange Commission (SEC). O por lo menos así lo afirmaba el propio Madoff cuando recibía visitas inoportunas de los funcionarios de la SEC, quienes indagaban si el secreto de su éxito era alguna indelicadeza regulatoria o, por el contrario, en efecto era un fuera de serie que extrañamente lograba rendimientos positivos todos los meses, inclusive cuando el resto del mercado reportaba pérdidas. “Atención, spoiler”, Madoff murió preso cumpliendo una condena de 150 años por manejar una pirámide que defraudó a sus incautos por un valor de 60.000 millones de dólares.
Al ver esta serie recordé cómo hace solo un par de años el mundo se rendía a los pies de Andy Neumann, cofundador de WeWork. Dicha compañía estuvo a punto de salir a una oferta inicial de acciones con una valoración de 65.000 millones de dólares. Es decir, mal contados, WeWork valía supuestamente la quinta parte de todo el PIB anual colombiano.
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Neumann hizo creer a curtidos inversionistas que su emprendimiento era una compañía de tecnología y debía ser tratada como tal para efectos de valoraciones y múltiplos de inversión. Pero en realidad el principal objetivo de WeWork en ese momento era tomar edificios enteros, dividirlos en cubículos -eso sí, súper cools-, para posteriormente alquilarlos. Palabras más o menos: una inmobiliaria, con todo el cariño y respeto que estas me merecen.
En esta línea de nuevas compañías disruptivas del mercado también surgieron, años después, las fintech, las criptomonedas, los non-fungible tokens (NFT), entre otras. A su vez llegó el metaverso y la posibilidad, por ejemplo, de participar en una subasta de finca raíz virtual para ser vecino del rapero Jay Z, aunque en ese “inmueble” cercano no habite el verdadero artista y al final solo sea una interminable cadena binaria de 1 y 0.
Ese advenimiento me hizo recordar, nuevamente, que hace pocos meses el Wall Street Journal y Bloomberg, entre otros medios especializados, competían por entrevistar a Sam Bankman-Fried, fundador de FTX. Sí, el mismo FTX que junto con Alameda Research llevaron a que Bankman fuese incluido en la lista de los billonarios más jóvenes del mundo con una fortuna de 19.000 millones de dólares.
Hoy en día el Sr. Bankman está acusado de estafa pues los activos que decía tener su plataforma de intercambio de criptoactivos no existían del todo y, de los que había, parte se desviaron hacia su firma de asesoría (Alameda Research). Bankman pagó una fianza de 250 millones de dólares y está en el apartamento de sus padres esperando el resultado del juicio.
Todo lo dicho en los párrafos anteriores para recordar que en el Congreso de Colombia se encuentra en trámite el proyecto de ley de Plataformas de Intercambio de Criptoactivos (PIC). La apoyamos y creemos firmemente en los beneficios de un ecosistema de intercambio cripto sólido que genere competencia y otorgue flexibilidad en las etapas tempranas de desarrollo. Esto debería facilitar a las PIC startups una evolución hacia negocios prósperos que generen trabajo y riqueza.
Debemos hacer seguimiento juicioso al trámite legislativo para tratar de evitar que con ideas muy inteligentes de ciertos padres de la patria se afecten las bondades del proyecto. Una vez se expida la ley, el Gobierno tendrá que reglamentarla, y para ello el reto será saber balancear la promoción del mercado PIC, con la función de vigilancia que tiene que ser ejercida razonablemente por las superintendencias. Así evitaremos que en un futuro, navegando por Netflix, encontremos una serie que hable del ‘tumbe’ épico de criptos en Colombia.