Ahorro
Malos hábitos de ahorro: señales que ayudan a detectarlos
Conocer las fallas propias en este tema puede ayudar a que la meta de ahorrar sea mucho más fácil.
Sin duda alguna las finanzas personales ya dejaron de ser un tema netamente académico o de grandes gurús económicos del mundo y conforme pasa el tiempo se traslada al diario vivir, dando recomendaciones a millones de personas sobre cómo usar su dinero de modo inteligente para evitar caer una recesión o poder, por ejemplo, tener dinero para cosas que antes parecían impensables, como invertir.
Si bien los tiempos actuales no son los mejores y una inflación creciente, que para el caso de Colombia supera el 10 % en su acumulado anual, tiene a muchos pensando en alternativas y estrategias para poder llegar a fin de mes. Tener unas finanzas organizadas ayuda a que la crisis no se sienta tanto y estar preparados ante cualquier eventualidad.
En este punto es importante tener claro que el pilar de todo esto es el ahorro. De acuerdo con los expertos, siempre será mejor usar el dinero guardado y programado, que tener que recurrir a endeudarse para darse un gusto o salir de un aprieto. Contrario a lo que parece, lograr esto no es difícil, basta con tener un poco de organización.
Si bien es cierto que existen cientos de formas para ahorrar, y que los sabios en economía e inversión suelen compartir sus mejores tips, es necesario comprender que cuidar las finanzas únicamente no está vinculado a acumular la moneda de cambio; también significa evitar errores comunes para no perder el rumbo de las mismas, según Bloomberg.
Tendencias
En este sentido, actualmente existen una serie de errores o malos hábitos frente al ahorro, que pasan desapercibidos en muchas ocasiones por su insignificancia, pero que al acumularse, se convierten en un patrón que termina imposibilitando la posibilidad de sacar una parte de lo que se gana para poder guardarlo de cara al futuro.
Un primer mal hábito es no conocer qué tanto dinero se debe ahorrar y cada cuánto. Frente a esto, el portal IProfesional sostiene que, por ejemplo, entre 20 y 29 años una persona debería haber ahorrado la cantidad equivalente al 25 % del salario anual que devengue en esa época. Entre los 30 y los 35 años: el monto deberá corresponder al 100 % del salario anual actual.
Entre los 35 y los 40 el monto ahorrado deberá ser el doble del salario actual y así subirá periódicamente hasta que entre los 60 y 65 años, el monto llegue hasta las siete veces. Lo ideal es que se destine al menos del 10 % de lo que se gana mensualmente a esta tarea para no afectar el flujo de dinero al interior del hogar.
Entre tanto, según el diario El País, otra falla es no conocer los activos que se deprecia y los que no. No es para nadie un secreto que existen algunos bienes que ganan valor con el tiempo, como la finca raíz, mientras que otros se desvalorizan, como pasa con los vehículos o los electrodomésticos. Esto acaba generalmente en que las personas terminen comprando cosas que a la larga generarán una disminución de la riqueza.
También es esencial conocer los tipos de ahorro que existen actualmente, puesto que no todos tienen la misma finalidad y exigen dinámicas diferentes. Ejemplo de esto son los ahorros patrimoniales que se basan en propiedades, vehículos o cualquier otro bien que esté libre de deudas. Por otra parte, está el ahorro de consumo, es decir, aquel que se guarda con miras a tener un dinero extra de cara al futuro por si surge un antojo o un imprevisto.
Así mismo, existe el ahorro para el retiro, cuyo ejemplo podrían ser los fondos de pensiones, ya sean públicos o privados. Conocer la forma en la que opera cada uno de ellos ayuda a tener una mejor perspectiva de cara al futuro y tomar mejores decisiones respecto a lo que pueda venir en los próximos años.
El último mal hábito es pensar que no se puede ahorrar porque los ingresos son muy bajos. En este punto basta con organizar las finanzas y tener presente que no siempre es que se gane poco, a veces hay gastos o fugas en el presupuesto que no se detectan a tiempo y terminan generando grandes huecos en el bolsillo de las personas.