Cápsulas
La financiación de vivienda se ha visto afectada por la inflación en 2022
En Colombia, los créditos de vivienda se otorgan con una tasa que se denomina Unidad de Valor Real, la cual permite identificar si se aumenta o disminuye el crédito hipotecario.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), durante el primer trimestre del año se desembolsaron créditos por valor de $5.209.385 millones de pesos corrientes para compra de vivienda. De esta cifra, $3.729.578 millones fueron créditos de vivienda y $1.479.807 millones fueron para adquisición de leasing habitacional.
Ante esto, Johann García, coordinador de la Tecnología en Gestión Bancaria del Politécnico Grancolombiano, explicó la relación que existe entre la inflación y los créditos de vivienda que actualmente se ve afectada por la inflación.
En primera medida, García indicó que muchos de los créditos de vivienda en Colombia se otorgan con una tasa que se denomina Unidad de Valor Real (UVR), la cual permite que un crédito hipotecario sea expresado en una unidad que aumenta o disminuye al mismo tiempo que la inflación del país, más unos puntos adicionales ligados al Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Según el profesor, en la medida en que el IPC se aumenta con relación a la inflación, “los deudores de créditos de vivienda se verán afectados, puesto que les va a encarecer el pago de la cuota y el costo de la vivienda. Es por ello que muchas personas cuando acceden a este tipo de créditos prefieren la cuota fija en pesos, dado que saben cuál es el valor de la cuota al conocer también la tasa de interés, mientras que al adquirir un crédito UVR el comportamiento es impredecible al estar atado al IPC”.
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Asimismo, aclaró que “los bancos o los intermediarios financieros se ven afectados en la medida que el crédito se encarece, debido a que la demanda de créditos disminuye por parte de las empresas y personas. Es por eso que los intermediarios financieros buscan tratar de protegerse y canalizar los recursos de los agentes económicos que tienen excedentes a través de las captaciones y colocar esos recursos con una tasa de interés variable atada a la inflación”.
Además, el profesor explicó que esto lo realizan a través de los diferentes productos como el Certificado de Depósito a Término (CDT) o los Certificados de Depósito de Ahorro a Término (CDAT) con tasas más elevadas, transfiriendo así un mayor costo a las empresas o personas que requieren crédito; sin embargo, García explicó que “ese mayor costo en el que incurren las entidades financieras se lo trasladan a los deudores, con el objetivo de que los bancos puedan manejar un margen, teniendo en cuenta que les cuesta más captar recursos porque la tasa de interés del Banco de la República ha subido”.
García manifestó que dicha captación se maneja a través de un referente como el Depósito a Término Fijo (DTF), que es el promedio que pagan las entidades financieras por los depósitos a 90 días. “En la medida en que los CDT se calculan por los DTF, la tasa aumenta y es trasferida a la hora de adquirir un crédito por parte de las empresas”, aseveró.
Por esta razón, García asegura que se debe buscar cómo su rentabilidad o margen de intermediación no los perjudique, sino los beneficie. Para eso, el proceso es más riguroso a la hora de hacer un estudio de crédito, teniendo en cuenta que el riesgo para las entidades financieras es más latente ante una economía inflacionaria, dado que se generan muchas expectativas e incertidumbre.