OPINIÓN
¿Cuál es el real significado del nuevo poder?
Nota para líderes: Lea solamente si tiene la mente abierta.
Bienvenidos a este espacio, en el cual de ahora en adelante trataremos una nueva visión del poder, y más que una visión innovadora es una manera poderosa de reinterpretarlo; sus campos de acción, sus esferas de influencia y su trascendencia hacia lo colectivo desde el universo amplísimo del ser individual.
Esta columna viajará a través del tiempo en las diferentes visiones e interpretaciones del poder y las contrastará siempre con la visión del Nuevo Poder, con el objetivo de abrir la mente en líderes del mundo a las posibilidades infinitas y nuevas prácticas que las tendencias mundiales demandan.
Además, crearemos vasos comunicantes entre los líderes mayores y aquellos que están en la carrera del relevo generacional con el fin de beneficiar la organización y a la sociedad misma.
En este inicio, vamos a trabajar el enriquecedor concepto del poder desde dos grandes ópticas: la primera el ‘ser’ y la segunda el ‘ego’; esto parece que se va poniendo bueno, siento que debo una explicación y algo de contexto al lector del porqué hablo del poder desde el ser, y ahora mismo responderé de esta forma:
Tendencias
Lideré la movilización mundial en contra de las Farc de 2008, y entre mis múltiples labores allí, como la vocería y acuerdos con partidos, empresarios, grupos sociales y económicos, estuvo en mis manos escribir el discurso que se leyó en simultánea en más de 160 ciudades en el mundo, aquel discurso comenzaba con mi nombre, así: “yo, Pierre Onzaga Ramírez, Colombiano de nacimiento...” (y de la misma manera leído en cada ciudad pero con el nombre del líder local).
Pues bien, cuando terminé el discurso en la plaza de Bolívar de Bogotá, abarrotada por miles de almas como nunca más ha sucedido, me bajé de la tarima, y fue entonces cuando la plaza entera comenzó a gritar mi nombre...
¿Sobrecogedor?: ¡Sí! Entonces mis compañeros me miraron desconcertados, -yo les dije: “subamos de nuevo”, acto seguido me acerqué al micrófono que dos minutos antes había hecho resonar mi voz, me acerque a él, y con las manos abiertas hacia mi pecho las extendí hacia toda la gente, simbolizando que ellos eran quienes lo habían logrado, eran ellos los que habían hecho posible esa asombrosa y magna muestra de poder.
Ahí comprendí algo, todos esos ciudadanos, estaban entregando su poder pensando que ese personaje que estaba ‘allá arriba’ era el que podría hablar, representar, liderar por ellos, cuando es cada uno el responsable de ejercer su poder único y proyectarlo en servicio de los demás.
Ese instante fugaz me cambió la vida, una vez revelado decidí dedicarme a mostrar el camino para devolver el poder a las personas, en todos los ámbitos, el empresarial, el ciudadano y el personal.
Terminado el contexto maravilloso en el cual comprendí cómo todos entregamos el poder en algún momento, quiero explicar por qué hablo acá del ‘poder ser’ y ‘poder en el ego’; todos somos un líder potencial en nuestra vida, otra cosa es que unos desarrollemos las habilidades inherentes al liderazgo y otros no.
Pero en potencia todos tenemos esa capacidad, pues bien tenemos uno de dos caminos, desarrollar nuestro poder desde el ser o desde el ego, y por supuesto asumir la responsabilidad sobre las consecuencias de esta elección.
Según los Upanishads, libros sánscritos antiguos y poderosa base del hinduismo, el atman no es cuerpo, no es ego, es más bien como algo similar a lo que llamamos espíritu, un estado más profundo, contrapuesto a lo que en occidente denominamos como el yo, el ego, la existencia.
Por otro lado, los antiguos cabalistas definían al ego como “el adversario” del ser humano, para Freud (el yo y el ello) y Jung (ideas conceptos y percepciones con las que nos identificamos); en resumen, siempre ha existido el ego y sus definiciones. Con el ánimo de sintetizar y alinear, la visión es la siguiente: cuando el ser humano usa el libre albedrío decide entre el ser y el ego, la nueva visión del poder es exclusivamente inherente al ser.
El poder ser es fuente de servicio, mientras que el poder en ego es fuente de individualismo, dualidad y separación contrapuesta al sentido de unidad que desarrolla el líder de una empresa o de un país cuando ejerce su poder en el ser.
En los talleres y conferencias que doy de poder, abordo este tema con un sencillo paralelo que contrapone el poder y el ego; este ejercicio arroja resultados realmente esclarecedores para todos, dado que incluso llegamos a aterrizar conceptos etéreos y gaseosos en pragmáticos y tangibles, en el momento en el cual estos dos conceptos evidencian maneras de actuar, resultados y consecuencias completamente paralelas y contrapuestas que dan a los asistentes nuevas posibilidades para crear desde el ser.
Quiero dejar sobre la mesa de poder que juntos, usted señor o señora lectora y yo, construimos en este mismo instante, el hecho de que además de pensar en el desarrollo del liderazgo como fuente de transformación, incidencia constructiva y creación de unidad corporativa, pública, ciudadana o personal, piense desde ahora que el liderazgo no es más que el canal; sí, el canal por el cual conduce usted su intención por medio de su poder, sea éste motivado por el ser o por el ego.
Yo sé que le puede parecer un tema filosófico, pero es más sencillo y pragmático de lo que parece; en resumen, el poder ser es la esencia, y el liderazgo es el vehículo a través del cual usted desarrolla ese poder o esa motivación poderosa. Un ejemplo tangible de este concepto es cómo ideas contrarias al ser lograron tomarse a buena parte de Europa previo a la segunda guerra de parte de los nazis, valiéndose del uso perverso del poder y el liderazgo.
Con este crudo ejemplo quiero decirle que estos dos últimos son conceptos neutros, no son ni malos, ni buenos, no están arriba o abajo, son simplemente conceptos y está en usted como líder decidir hacia dónde los canaliza en su vida y su organización, si hacia el ser o -por el contrario- hacia el ego.
Así como usted, yo también he oído personas que creen que existe un “ego malo y otro bueno”; pues, dado lo anterior, donde solamente existe un poder y un liderazgo neutro, de igual manera también el ego lo es. Antaño, los cabalistas definían al ego como el adversario, como ese reto que todos tenemos en el camino a diario y, viéndolo de manera práctica, es este enemigo que mina la posibilidad de crecer en real servicio, conexión y unidad que el mundo requiere hoy día.
No confundir la autoapreciación, autopromoción, autoestima y la autorreferencia con el ego, estas últimas son manifestaciones inherentes al ser humano y deberían configurarse de manera generalizada en elecciones libres del ser, no del ego, con el fin de aportar a la construcción de unidad en lugar de a la construcción de la división que actualmente vemos en nuestros países y en nuestro mundo.
Por último, quiero dejarle a usted un mensaje que viene para transformar la manera como abordamos la vida, las situaciones relacionales y hasta nuestras propias reacciones, y este es que a través de la voz y de manera activa a diario pronuncie estas palabras que atraerán poder en ser a su vida: yo soy, pero por favor evite adicionarle cualquier otra palabra, únicamente yo soy.
Este poderoso mantra que en sánscrito significa (so hum) es una elección poderosa que dista de interpretaciones del yo y lo llevará a usted a simple y poderosamente ser.
Le advertí que leyera solamente si tenía la mente abierta…
Espere pronto la columna sobre EL NUEVO PODER.
Pierre Onzaga Ramírez / Clubhouse @pierreonzaga / Instagram @pierre_onzaga_ramirez