OPINIÓN
El poder es tuyo
Por nuestra mente no solo pasan alrededor de 70.000 pensamientos al día, sino que también tomamos miles de decisiones todos los días, lo que por obvias razones va marcando y delineando los resultados que cada uno está obteniendo.
Si hay algo en lo que absolutamente todos los líderes del mundo están completamente de acuerdo es en el poder de la mente. Desde deportistas, políticos, líderes que realmente han marcado y definido la historia del mundo, todos ellos, absolutamente todos, coinciden en el poder de los pensamientos y en el poder que tiene una mente.
Este concepto del poder mental no es nuevo, Buda y Albert Einstein son apenas dos de los miles de seres humanos que, en épocas completamente apartadas de la historia, han puesto en conocimiento de la humanidad el poder que tiene cada uno de nosotros en su interior.
La historia nos ha mostrado diferentes personas que sin tener nada lo han conseguido todo; ejemplos de estos acontecimientos históricos hay miles: Edmund Hillary y Tenzing Norgay fueron los primeros en conquistar el Everest; Henry Ford con los carros; los hermanos Wright con el avión; y, de la misma manera, pero en sentido contrario, otras personas han utilizado este poder mental para crear caos, maldad, destrucción y confusión en la población.
Pero lo que sí es cierto es que la mente está a disposición de cada uno y la capacidad de desarrollar grandes conquistas nace desde adentro en cada ser a través de lo que pensamos; entonces, la pregunta es ¿por qué somos negativos? O, mejor dicho, ¿por qué desarrollamos una mentalidad negativa?
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Por nuestra mente no solo pasan alrededor de 70.000 pensamientos al día, sino que también tomamos miles de decisiones todos los días, lo que por obvias razones va marcando y delineando los resultados que cada uno está obteniendo.
Existen dos formas en las que procesamos cada uno de esos pensamientos y tomamos cada una de las decisiones en función de nuestro futuro inminente e incierto. La primera es por un tema de naturaleza: desde el código genético que fue nutrido por nuestras familias y programaron nuestra “realidad” desde antes que naciéramos, lo que hizo que nuestro cerebro esté buscando siempre lo malo y prevenir lo que pueda pasar, algo así como vivir en “modo supervivencia”. Si vemos, esta programación en donde siempre estamos buscando lo malo nos condiciona -por obvias razones- a estar enfocándonos precisamente en ello. Lo que, en últimas, está creando esa forma de mentalidad.
Por otro lado, la segunda forma en la que procesamos nuestros pensamientos generando una mentalidad negativa es por las decisiones conscientes que tomamos y cultivamos, en donde involucramos al ambiente y todo lo que ocurre fuera de nosotros.
Todas las condiciones, circunstancias y situaciones que nos rodean afectan cómo estamos filtrando o, en otras palabras, cómo estamos viendo el vaso: el 90 por ciento del tiempo es negativo o medio vacío.
Como somos lo que pensamos y tomamos miles de decisiones diarias, si estas decisiones están filtradas y solo contamos con 10 por ciento de pensamientos positivos, las probabilidades de desarrollar una mentalidad negativa son inmensas. Ahora, eso no quiere decir que no sea tu responsabilidad crear y cultivar una mentalidad positiva.
Cada uno de los seres humanos tiene la capacidad de ver lo que quiere ver e interpretar de la misma manera lo que vive, desde lo que piensa hasta lo que hace.
Es por eso que quiero dejarte dos formas con las que puedes empezar a cambiar esa mentalidad y desarrollar tu verdadero potencial.
- Piensa siempre desde una perspectiva positiva. Por más obvio que esto parezca, cada uno tiene la capacidad de ver algo diferente de la misma situación. Por ejemplo, esta columna la leerán miles de personas y cada una ellas la interpretará de una manera completamente independiente; como dicen “cada cabeza es un mundo”. Entonces, llévate de este texto lo bueno y lo que te sirve, no lo que no te sirve.
- Autoanálisis. Somos conscientes de nosotros mismos y cada quien no solo es capaz de ver su forma de expresar cada acción, desde su postura frente al espejo hasta cada palabra que sale de su boca, sino también es capaz de analizar los resultados que está obteniendo con esto. Y es que todo eso que ocurre exteriormente con nuestro cuerpo es una manifestación de lo que está ocurriendo internamente, principalmente con nuestra mente.
Estamos acostumbrados a convivir en ambientes estresantes, lo que hizo que fuéramos adictos químicamente a esto; volver a la respiración, a la buena alimentación y ser conscientes de cómo nos estamos expresando van a ser claves para cambiar la forma de pensar. Al final de cuentas, tenemos que buscar intencionalmente el control y saber qué es lo que estamos sembrando. Cada pensamiento que tenemos lo podemos controlar y de esta manera pretender obtener al final el resultado que estamos queriendo desde el principio: bienestar.