OPINIÓN
Empresarios podemos ser la solución
Según los datos del Dane, las mipymes representan el 90 % del sector productivo nacional y de toda Colombia.
Como es bien sabido por el lector de este espacio del nuevo poder, la columna viaja por diferentes tópicos del poder, desde lo individual que es esa fuerza personal profunda, el poder empresarial que toca lo público y la posibilidad de incidencia en lo colectivo desde el esfuerzo privado.
Pues bien, esta semana, vamos a trabajar el fenómeno que estamos viviendo los empresarios hoy en día producto de la pandemia, los paros y las visiones del público y de los gobiernos con respecto a las empresas.
Vamos a comenzar dándole a usted, señor lector o lectora, una visión real del empresario que está en contraposición a la creencia popular, y es la siguiente: no todos los empresarios somos multimillonarios, aunque todos queramos serlo por supuesto. Sepa, señor lector, que según los datos del DANE las mipymes representan el 90 % del sector productivo nacional y de toda Colombia. Con lo cual, cuando algunos opinadores y congresistas satanizan o fustigan a los “empresarios”, realmente se están disparando en un pie, dado que somos el grueso de la torta de empresarios en Colombia y en últimas de su base electoral.
Por otro lado, vale la pena mencionar que también, según el DANE a 2019, las mipymes aportamos el 80 % del empleo en Colombia y claramente generamos el 35 % del PIB del país, este contexto nos da a entender que existe tanto una responsabilidad inmensa en la creación de políticas socio-económicas y fiscales de parte del gobierno, como de incentivos a la empresa privada.
Tendencias
Lastimosamente, en el país la tendencia en la opinión es creer que todos somos multimillonarios y que somos los empresarios los que debemos llevar toda la carga impositiva como hoy bien pasa en Colombia.
La siguiente página de esta discusión está en que algunos líderes públicos de izquierda siembran en la opinión alguna suerte de odio o lucha de clases que no conviene al país, ni al desarrollo empresarial, dado que cuando un empresario crece, crecen sus trabajadores, sus familias y por ende el país entero. Pero esto no es lo que venden algunos líderes públicos que nunca han hecho empresa y se paran únicamente en la oportunidad de venderle a la masa un discurso que divide y separa a los empresarios de su gente, lo que finalmente traería como consecuencia ahuyentar el espíritu empresarial de Colombia para que el desempleo crezca descomunalmente.
La única forma de aumentar el empleo y desarrollar a más y más familias colombianas es estimular la creación y sostenibilidad de empresas, porque sin sostenibilidad es imposible: una carga impositiva mayor al 60 % es absurda, unos bancos completamente cerrados a las oportunidades de crédito para pequeñas empresas denotan el nulo interés por fortalecer el ecosistema empresarial y un gobierno que mantiene a Bancóldex como banco de segundo piso, cuando las necesidades actuales demandan más crédito y más capital de trabajo para los microempresarios, no es sostenible. Teniendo el gobierno una oportunidad de crédito amplísima como la de Bancóldex prefiere dejarle a los bancos de primer piso esta labor.
Vale la pena mencionar que hay oportunidades importantes en Bancóldex y el Fondo Nacional de Garantías que le recomiendo buscar; sin embargo, cuando usted aspire a un crédito por la vía de este banco de segundo piso, está obligado a hacerlo a través de su banco o cualquier banco menos Bancóldex, allí le ofrecen sus líneas de crédito. Si usted insiste en este banco estatal, la posibilidad existe, pero solamente si cumple todas las políticas de crédito del banco tradicional de primer piso; además, son capaces algunos bancos de darle mejores tasas para sus créditos propios, con lo cual la oportunidad queda cerrada.
La otra página de este viacrucis de los empresarios colombianos es la pandemia actual del covid-19 la cual, según el DANE, ha cobrado la vida de más 509.000 micronegocios de empresarios pequeños que no tenían la caja suficiente para aguantar este embate durísimo de la crisis. De acuerdo con esta entidad, estos micronegocios mantienen en promedio a 9 personas ocupadas cada uno, lo que nos arrojaría solo por covid-19 más de 4´500.000 colombianos sin ocupación.
Estos empresarios no sabemos si se volverán a parar, si tienen cómo llevar comida a sus mesas; algunos, por el contrario, estoicamente nos mantuvimos y otros, pese a no recibir ingreso alguno durante más de 10 meses, siguieron pagándoles la nómina a sus trabajadores. Tal fue el caso de Arturo Calle, que mantuvo los pagos de salarios a sus más de 6.000 trabajadores en todo el país.
El gobierno nacional logró crear los subsidios a la nómina, los cuales aliviaron poderosamente a miles de empleados dentro de las empresas que accedieron a esos beneficios. Esto demostró un real interés en solventar la situación de la pandemia y así ser parte de la solución, con un programa tremendamente costoso para el erario público, pero que mantuvo a los empleados del país con pan sobre la mesa.
Vale la pena recordar que las cámaras de comercio cuentan como nuevos empresarios aquellos comercios que se crean de manera diaria en todas sus regionales, y tristemente el 70 % de las empresas creadas año a año fracasan en el primer año de existencia, como bien lo muestran las estadísticas de las cámaras de comercio del país.
Pese a las duras condiciones del entorno, en Colombia, según el Rues, se incrementó la creación de unidades productivas en el periodo enero a marzo de 2021, con relación al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, esto no representa una mejoría necesariamente, pero si una actitud de los empresarios frente a la crisis basados en la toma de decisiones.
El panorama para los empresarios es complejo, pero es nuestra responsabilidad innovar y crear nuevas maneras de emprender para seguir dando empleo, generando valor para la sociedad y acoger personas que están en situación de vulnerabilidad para lograr que nuestros emprendimientos y desarrollos tengan un triple impacto en la sociedad (social, económico y ambiental). Aunque no en todos los casos sea posible, sí al menos asumir el reto actual en esta nueva generación de empresarios que constituimos.
Definitivamente, los empresarios en este momento de la historia debemos elegir entre ser las víctimas o los líderes que transformemos la realidad actual para apoyar la construcción colectiva de riqueza, que lleve al país a índices de desarrollo más altos que los vistos hasta ahora.
La manera de lograrlo es incentivando la sostenibilidad de empresarios pequeños, creando cambios normativos en la carga impositiva y abriendo las puertas de Bancóldex para ser banco de primer piso; por inercia, las bancas de primer piso irán a competir para que faciliten acceso a créditos desde etapas iniciales de los emprendimientos, y así abrir nuevas posibilidades a las opciones vía equity o acciones en las empresas recientemente creadas que ofrecen los fondos de capital privado, ángeles inversionistas o family and Friends, comúnmente.
Otro paso que se dio fue en el Congreso con la Ley de Pago Justo, que promueve pagos a proveedores a 45 días máximo a partir de la radicación de la factura. Lastimosamente, he conocido casos de empresas que tratan de saltarse esta nueva norma por su beneficio financiero. Pero también hay que pensar en los millones de emprendedores que no tienen cómo financiar las facturas a las grandes empresas, existen para ello las figuras de factoring, las cuales te cobran un porcentaje de la factura y, además, no compran las facturas de todos los clientes, dado que hay algunos con fama de “malos pagadores”.
En fin, para esto sugerimos desde esta columna que esa ley ascienda de manera pronta de 45 a 30 días para pago de facturas. No se imaginan la lucha en el flujo de caja de una mipyme o pyme para lograr subvencionar a su cliente la gran empresa, puesto que a veces ni anticipo dan y te ponen el pago a 45 días o más.
Es sumamente importante que el público comience a percibir a los empresarios del país como lo que somos, personas que trabajan duro a diario para dar empleo y que hacemos parte del grueso de la población colombiana que empuja la economía de consumo y libre mercado.
Para esto, el rol de los medios de comunicación y las redes sociales es fundamental para que se envíe un mensaje que evangelice al pueblo y acalle a aquellos que intentan subvertirlo en nuestra contra, porque el único beneficio que creamos los empresarios es riqueza para la sociedad en general, porque cada empleo que generamos es una familia que tiene posibilidades de comer y pagar sus cuentas, comprar bienes y, en general, mover la economía, que hace que todos los indicadores suban. Solos no es posible, necesitamos de su concurso y apoyo.
Este es un momento clave para transformar la mentalidad de los líderes empresariales de Colombia, no solo la de los grandes gremios del país, sino la mente suya, señor o señora lectora de esta columna. Sí usted, que tiene su emprendimiento, su empresa parcialmente cerrada o está pensando en cambiarla, retome los sueños que lo llevaron a hacer empresa, tome aire y busque papel y lápiz para crear nuevas posibilidades, nuevas formas de hacer las cosas para que no solo venda más, sino que por medios digitales llegue a mercados que no ha llegado. Las barreras solo están en nuestra mente, es el momento de la asociatividad, de la multiplicación de clústeres o grupos de empresas similares que ayuden a ser más fuertes y más competitivos a los participantes.
Es ahora el momento de proponerle a este país grandes proyectos de construcción, que demanden mano de obra no calificada y calificada, que abra comercios nuevos y todo un mundo de posibilidades. Primero, debemos creer que sí es posible, pese a que nos satanicen y tengamos una realidad impositiva que nos trata de ahogar, busquemos nuevos caminos para lograr ampliar el impacto de nuestras empresas, y llevemos soluciones a miles de personas que hoy no las tienen.
¿Por qué no construir una nueva población o ciudad?, ¿por qué no crear macroproyectos para transformar las cadenas productivas del campo colombiano?, ¿por qué no aportar en bloque a la tecnificación de nuestros campos para exportar productos terminados en lugar de materias primas que luego nos devuelven convertidas en productos finales?, ¿por qué no unir las voluntades de muchas organizaciones empresariales al servicio de estas causas que nos convocan a todos los empresarios?, ¿por qué no hacerlo en lugar de simplemente intentarlo?
Si la política no se mueve, el empresario corre. Si el político frena, el empresario vuela. Nuestra característica principal es la capacidad de imaginar y materializar soluciones a problemas, es construir visiones conjuntas de equipos para llevar los objetivos a buen puerto, la capacidad de crear de la nada ideas, productos, clientes, y abundancia para todos los grupos de interés. Entonces, por qué no pensar y actuar con la convicción poderosa de que los empresarios podemos ser la solución…
Espere pronto la columna sobre EL NUEVO PODER.