Foro Semana
De 12 a 45 billones de pesos: el impresionante aumento de los créditos bancarios al sector agropecuario
Conozca las iniciativas que están impulsando el desarrollo rural en el país. Sistemas de información tecnificados y financiamiento son algunas de las claves.
El Foro Rural 2024 de SEMANA fue la oportunidad perfecta para conocer las tecnologías fundamentales para impulsar el campo en Colombia. En el espacio, organizado por Foros Semana y Semana Rural, con el apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), tuvo lugar el panel ‘Apuestas innovadoras para un campo sostenible’.
En la conversación participaron expertos de diversos sectores, quienes discutieron sobre los avances técnicos, tecnológicos y financieros para consolidar las mejoras en el sector de la agricultura. Dora Inés Rey, directora general de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), destacó los avances de la entidad en varias dimensiones que tienen que ver con la organización de instrumentos de información para la planificación de los territorios con vocación productiva.
“Venimos focalizando los productos de la agricultura campesina en nuestra planificación, con instrumentos como las zonificaciones de aptitud, con los que ya tenemos más de 70 mapas a nivel nacional con estudios técnicos que dan cuenta de cuáles son las mejores tierras para sistemas productivos como yuca, plátano, fríjol, auyama, pesca artesanal”, destacó Rey.
La funcionaria reveló además que, actualmente, están trabajando con 17 departamentos en planes de ordenamiento de agrologística para mejorar las cadenas productivas priorizadas para cada territorio.
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También explicó su aporte al Sistema Nacional de Reforma Agraria del Gobierno con la constitución y los lineamientos para zonas de reserva campesina y con la planificación de los distritos de riego. “Es clave poder organizar estos sistemas alrededor del agua, como se planteó en el Plan de Desarrollo”, explicó.
Rey contó además que la entidad viene haciendo grandes adelantos en sistemas interoperables de información, que se apalancan en inteligencia artificial. “Gracias a esto, hoy Upra hace la identificación de cuáles son los mejores suelos para la agricultura del país. Ya tenemos ocho municipios con esta determinante en La Guajira”, resaltó.
Un cambio de perspectiva
Por su parte, Óscar Eduardo Garavito, director de Administración de Agronegocios y Coordinador del Observatorio Rural de la Universidad de La Salle, destacó que una de las tareas fundamentales es consolidar los diversos tipos de agronegocios en la cadena de valor. “A partir de eso se pueden identificar los roles de cada actor, pues cada organización tiene retos particulares”, destacó.
Garavito explicó que con el enfoque actual es complejo hacer negocios en el contexto rural. “En la medida que entendemos mejor la dinámica, se puede mejorar el rol del intermediario, que ha sido muy satanizado”, dijo.
Créditos para la ruralidad
Luis Felipe Arboleda Cortés, director del Segmento Agropecuario de Davivienda, inició su intervención con una cifra impactante. En 2012, el sector bancario prestaba 12 billones de pesos al sector rural; hoy esa cifra llegó a 45 billones de pesos. “El gran reto es que esos recursos se van en un 75 % al mediano y gran productor, hay que mejorar el acceso a los pequeños productores”, dijo.
Arboleda Cortés, además, destacó que Colombia tiene mucho potencial en el agro, pues se estima que hay más de 40 millones de hectáreas aprovechables para agricultura, de las cuales hoy apenas se cultivan siete millones. “Además, tenemos el potencial de financiar a cuatro millones de agricultores, pero hoy solo se llega a un millón. El resto no están accediendo a servicios financieros”, explicó.
El panelista, además, dio un balance de cómo Davivienda está impactando el campo en Colombia. “Con la adquisición de Bancafé hace unos años, Davivienda pudo consolidar su presencia en territorios rurales. En 2012 prestábamos un billón de pesos para el sector agrícola; hoy, esa cifra llega a siete billones”, resaltó.
También indicó que quieren replicar el modelo de todo el Grupo Davivienda en el sector agropecuario. “Para eso desarrollamos una iniciativa denominada Ecosistema Agropecuario, con el que queremos lograr una mejor inclusión financiera, asistencia técnica y mitigación de los riesgos asociados al sector”, destacó.
Contó como gran referente lo hecho por las últimas administraciones del Atlántico, que antes tenía un PIB muy bajo para el agro. “Detectaron 40 mil hectáreas disponibles con miles de campesinos cerca del río Magdalena. Lo primero que hicieron fue habilitar el río para un distrito de riego. Identificaron qué cultivos funcionaban e invitaron a empresarios para que capacitaran a estos campesinos. Iniciativas como estas son claves para mejorar el acceso a financiamiento”, puntualizó.
Otra dimensión fundamental es la sosteniblidad en la industria. “En la medida en que lo logre, va a poder llegar al mercado internacional. Hoy, Colombia exporta 10 mil millones de dólares en agro e importamos la misma cifra. No estamos haciendo la tarea cómo es. Para cambiar eso la sostenibilidad es clave”, agregó.
Los profesionales para el agro del presente y el futuro
Precisamente, sobre los profesionales que está necesitando el sector, Garavito, de La Salle, explica que las instituciones de educación superior tuvieron que entender las necesidades de los agronegocios. “Necesitamos agronegocios competitivos, pero también sostenibles, inclusivos, equitativos y multiescalar. Para eso construimos una red con universidades afines y definimos los criterios académicos e investigativos para formar en ciencias agropecuarias”, explicó.
Además, recalcó que, en ese sentido, uno de los temas pilares es que los profesionales tienen que estar en la capacidad de entender las características de cada territorio. “Hay territorios donde tenemos que entender que el agro no funciona. Los profesionales deben estar en capacidad de identificar dónde sí es viable hacer agricultura con las características que he mencionado”, dijo.
Una de nuestras grandes estrategias ha sido escuchar a los jóvenes en la ruralidad, para que ellos mismos puedan “posibilitar” su proyecto de vida alrededor de un agronegocio o desde otras dimensiones, que le permita quedarse en su propio territorio.