Entrevista
“Hoy estamos en un punto de no retorno”: director del Humboldt sobre la pérdida de biodiversidad en Colombia
Hernando García, director general del Instituto Humboldt y panelista invitado a la VII Cumbre de Sostenibilidad de SEMANA, reflexionó sobre la urgencia de trabajar en la construcción de una agenda que responda a la pérdida de ecosistemas en el país.
El Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente de la ONU incluyó a Colombia en la lista de los diecisiete países megadiversos. ¿Qué significa esto?
Hernando García (H.G.): Colombia, por su ubicación geográfica en el trópico, que conecta los flujos de biodiversidad que ha habido a través de la historia entre el norte y sur del continente, más su heterogeneidad de paisajes, montañas, selvas, desiertos; así como por su variabilidad de ambientes, es un sitio con condiciones únicas y privilegiadas a nivel planetario. De hecho, un dato curioso es que los ecosistemas de alta montaña en el planeta son muy pobres en especies. A medida que uno sube altitudinalmente hay un patrón de reducción de la biodiversidad, pero nuestros páramos no responden a este. Son ecosistemas tropicales de alta montaña y en sí mismos una explosión de vida atípica en el resto del planeta. Un mensaje importante frente a eso, es que cualquier acción efectiva de conservación de la biodiversidad en Colombia es una acción con impacto real a nivel planetario.
El fenómeno de El Niño ha causado estragos en todo el territorio, ¿cómo se han visto afectados los ecosistemas biodiversos?
H.G.: El Instituto Humboldt en asociación con más de 25 organizaciones en Colombia tiene la Red de Monitoreo del Bosque Seco Tropical. Se trata de un sistema detallado de toma de datos en diferentes ecosistemas que van desde La Macuira, en La Guajira, hasta los bosques de El Patía en Nariño; así como desde la vertiente del Pacífico hasta los bosques en el Escudo Guayanés cerca al Parque Nacional El Tuparro. Es una representación muy completa de los diferentes tipos de bosques que tenemos en el país, donde hemos podido evaluar en detalle cómo los eventos climáticos extremos sí tienen un efecto real sobre la biodiversidad. Encontramos que los tres periodos secos que tuvimos en la década anterior, sumados a los que estamos teniendo, han causado casi una desaparición total de muchas especies. El cambio climático está generando, más allá de lo que percibimos, una crisis social acompañada de una crisis ambiental. Esto se traduce en una reconfiguración en los próximos años dentro de la biota de nuestro territorio.
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¿Estamos a tiempo de revertir los daños a la naturaleza o hablamos de un punto de no retorno?
H.G.: Hoy perdimos y estamos en un punto de no retorno frente a la condición de nuestros ecosistemas hace cien o doscientos años. El Humboldt lideró con la Universidad Javeriana un estudio sobre la huella espacial humana, que encontró que en los últimos 50 años en Colombia hubo una afectación de más del 60 por ciento de la biodiversidad con diferentes niveles de intensidad. Esto ha causado que hoy tengamos regiones como el Caribe colombiano donde se ha perdido casi el 80 por ciento de los ecosistemas.
Es una realidad diferencial. El punto de no retorno de la Amazonía es distinto al del Pacífico colombiano que está asociado a la degradación de los bosques por una tala selectiva de las maderas finas y por la minería ilegal. Es diferente en un Caribe altamente transformado o en los valles interandinos. Es urgente construir un acuerdo social con las industrias para promover el desarrollo, sin pasar esos puntos de desequilibrio. Son puntos de no retorno que ya sobrepasamos en los que debemos trabajar.
Ciencia, investigación y tecnología van de la mano en la conservación. ¿Cómo avanza Colombia en estos aspectos?
H.G.: En materia de biodiversidad, el Sistema Nacional Ambiental fue una innovación en Colombia. Durante sus 30 años en funcionamiento, hubo un incremento significativo en el conocimiento asociado a la biodiversidad. Hoy nos falta avanzar en preguntas frente a cómo esa biodiversidad está siendo afectada por procesos de transformación relacionados con cambios en el uso del suelo, por la introducción de nuevas especies, o por el cambio climático y la contaminación de los ríos. Debemos tener una agenda de país estructurada que nos permita evaluar y generar un conocimiento que oriente las decisiones de política pública.
¿Es posible hablar de un modelo económico apalancado en la biodiversidad?, ¿cómo pueden las empresas adoptar soluciones basadas en la naturaleza?
H.G.: Hay países desarrollados como Francia que no son altamente biodiversos, pero hoy tienen una bioeconomía muy fuerte. Colombia tiene que despertar frente al potencial real que tiene una bioeconomía impulsada por la bioprospección. El país debería trabajar en el desarrollo y un impulso ambicioso frente a la bioprospección y aprovechamiento del capital natural, que no solo son plantas y animales. Aquí hace falta encadenar muchos otros tipos de conocimiento y de capacidades tecnológicas con otros sectores. Ese es el llamado a la industria. Tenemos que trabajar en apuestas con soberanía colombiana de transformación e industrialización de la biodiversidad, bajo una lógica de sostenibilidad.
¿Cuál es el rol del ciudadano en la protección de la biodiversidad?
H.G.: No podemos pensar que el reto de la sostenibilidad y de la protección de la naturaleza se va a abordar solamente a través de políticas públicas o a través de un compromiso a las empresas. De hecho, yo diría que la fuerza más importante para un cambio frente a la sostenibilidad planetaria es la conciencia ciudadana, porque todo se mueve por los deseos de la sociedad. La gente tiene que ser consciente de cómo sus decisiones están conectadas, por ejemplo, promoviendo o no la deforestación en la Amazonía o la minería ilegal en el Bajo Cauca. La gente tiene que hacer conciencia de que son el principal vehículo para un cambio.
¿Por qué escenarios como la VII Cumbre de Sostenibilidad y la COP16 son tan importantes?
H.G.: Hay varios propósitos. Evidentemente, la Cumbre de Sostenibilidad que hace parte del camino a la COP16, aporta a la conversación. Pero la COP, en sí misma, es un espacio de reflexión planetaria que reúne a 196 países para discutir medidas que son vinculantes a nivel de política pública y que movilizan acciones de conservación de la biodiversidad con la ciudadanía, empresas y diferentes actores que hacen parte de la sociedad.
Me alegra que cada vez tengamos una sociedad más informada y más consciente de que el planeta necesita un cambio. Necesitamos construir acciones y decisiones distintas a las que hemos desarrollado en los últimos 30 y 40 años. Es importante que la ciudadanía se acerque a estos espacios donde aprenden y se informan, pero también donde exigen a sus líderes, no solo políticos. Son encuentros que realmente sirven para fortalecer ese tejido de liderazgos en beneficio del medio ambiente.
Para conocer más sobre la biodiversidad y los esfuerzos de conservación en Colombia, asista a la VII Cumbre de Sostenibilidad, que se desarrollará el próximo 17 de julio en el Centro de Eventos Valle del Pacífico en Cali. Este es un evento organizado por SEMANA y Semana Sostenible, con la invitación de Coca-Cola FEMSA Colombia, el apoyo de BBVA y en alianza con El País, el Instituto Humboldt y el Centro de Eventos Valle del Pacífico.
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