Premio Allianz
Innovación digital al servicio del campo
Por medio de la tecnología digital SiembraCo conecta a los agricultores con los consumidores de la ciudad a través de un modelo que le reduce costos a ambas partes y que favorece la economía de los agricultores. Este es uno de los proyectos ganadores del Gran Premio a la Innovación Social de Allianz y SEMANA
Cuando la pandemia de coronavirus estaba en su peor momento en 2020, Camilo Ramos y Yuli Galindo, dos jóvenes emprendedores de 29 y 27 años, sintieron preocupación por la seguridad alimentaria y el desabastecimiento en general. Ambos, bogotanos, pero con raíces en el campo, decidieron entonces abandonar sus trabajos en el sector financiero y la psicología para crear una empresa que soluciona integralmente este problema.
Así nació SiembraCo, una plataforma que transforma el modelo para sembrar y cosechar en Colombia, pues permite que cualquier persona se convierta en un agricultor virtual, mientras apoya a pequeños granjeros y recibe productos de calidad y bajo costo. Esta propuesta permite que los ciudadanos compren plantas o hectáreas de cultivos en vez de kilos de producto. “Lo que hacemos es decirle al cliente final que haga parte del proceso y siembre, porque va a tener beneficios de precio, impacto social y ambiental”, asegura Camilo.
En menos de un año este emprendimiento ha llegado a seis departamentos, emplear a 10 personas, asociar a 124 granjeros y sembrar unas 95 mil plantas. “Algo que nos motivó fue ver que en el país hay muchos pequeños agricultores que no tienen acceso a mercado justo, tienen muchas barreras de producción y no tienen incentivos para trabajar la tierra”, dice Yuli.
Ramiro Lizcano, un agricultor de la vereda Hato Viejo en Garzón, Huila, es uno de los beneficiados de este modelo. Junto a su familia cultiva plátano, maracuyá y cholupa. Ahora Ramiro eliminó parte del riesgo de su producción agrícola, porque no se preocupa por los precios del mercado. Si siembra un producto es porque SiembraCo ya lo ha vendido y se lo ha pagado.
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Esta cadena acaba con el riesgo de los terceros, como lo señala Yuli, “un producto llega a tener entre 9 y 20 intermediarios que no conoce lo que se cultiva, pero si le quitan ganancia al agricultor. Nosotros hemos reducido esa cifra a cero”. Este modelo también beneficia a los compradores, pues en casos como el del maracuyá, por cada mata sembrada la persona puede recibir en su casa aproximadamente 18 kilogramos de la fruta.
En lugares como Hato Viejo, la innovación ha impactado positivamente en jóvenes como Juan Manuel Lizcano, uno de los hijos de don Ramiro, quien además de cultivar, se ha vinculado a SiembraCo como ayudante en temas de publicidad, poniendo en práctica sus estudios de programación con la plataforma.
El proyecto va más allá y genera un impacto notable en la ciudad, donde un comprador como Ferney Arrieta, propietario y chef del restaurante Cuatro Cuervos en Bogotá, ha visto cómo su negocio crece al atraer clientes sensibles al impacto social que ellos pueden tener al participar en iniciativas de este estilo.
Cerca de un 40% de los clientes que hacen sus pedidos realizan recompras a los pocos meses. La oferta es tan variada que les ofrece a los consumidores maíz, fríjol bola roja, ahuyama sakata, melón, plátano, pepino y tomate, entre otros. Todos cultivados por granjeros de unos seis departamentos. En este momento el proyecto avanza en integrar de cultivos como el sacha inchi para clientes específicos y grandes empresas que requieren los productos para procesos industriales.
El compromiso con el medioambiente también está presente. Han implementado avanzados estudios de suelo, abonos orgánicos y sistemas de riego por precisión, lo que reduce el uso del agua. Camilo y Yuli esperan en cinco años tener ventas de 40 millones de dólares al escalar la estrategia apaíses. Además, tienen el sueño de convertirse en la solución para miles de campesinos que buscan sustituir los cultivos ilícitos en Colombia. Aparte de componente digital y tecnológico, el carácter innovador de Siembra radica en cambiar las relaciones entre el campo y la ciudad, en democratizarlas y volverlas más equitativas.