La vida nace en el mar: Sandra Bessudo y la increíble historia de Malpelo

El liderazgo femenino en Colombia ha alcanzado nuevas alturas, trascendiendo barreras y consolidándose en todos los ámbitos de la sociedad.

En el marco de la octava versión 'Gran Foro Mujeres: mujeres colombianas, mujeres que inspiran‘, evento de SEMANA que reúne a las líderes más destacadas del país para hablar del avance y los desafíos que enfrentan las mujeres en la actualidad; la bióloga y conservacionista Sandra Bessudo compartió su trayectoria, un testimonio de pasión, determinación y compromiso con el planeta.

Desde su infancia, Bessudo encontró en el océano su propósito de vida. Su primer encuentro con el mundo submarino ocurrió a los cuatro años, cuando sus padres le pusieron una careta de buceo y le permitieron ver, con sus propios ojos, la belleza oculta bajo la superficie del agua. Este momento marcaría el inicio de un viaje que la llevaría a convertirse en una de las voces más influyentes en la conservación marina de Colombia.

A lo largo de su carrera, Sandra Bessudo ha sido testigo de la grandeza y la vulnerabilidad de los ecosistemas marinos. Durante su intervención en el ‘Gran Foro Mujeres: mujeres colombianas, mujeres que inspiran’, la hoy fundadora y directora ejecutiva de la Fundación Malpelo relató cómo, en sus primeras inmersiones en la isla de Malpelo, pudo observar cardúmenes de peces multicolores y majestuosas escuelas de tiburones martillo. Sin embargo, también vivió episodios desalentadores, como encontrar barcos anclados sobre los corales y tiburones mutilados a causa de la pesca ilegal, consecuencia del comercio de su aleta para abastecer el mercado asiático que la demandaba para la preparación de sopa.

“Llegué a esta isla, enamorada, en el año de 1987, simplemente porque vi la riqueza que tiene el mar; desde entonces, cada vez que iba a la isla, comencé a ver los problemas que había. Grandes embarcaciones pesqueras arrasando con los recursos marinos, anclados sobre los arrecifes de coral y es ahí cuando decidí que iba a dedicarle la vida a esta isla”, comentó la bióloga.

Fue esta realidad la que la llevó a la acción. Con perseverancia, logró que en 1995, Malpelo, que se encuentra en el Pacífico de Colombia, a 490 kilómetros del oeste de Buenaventura, fuera declarado santuario de fauna y flora en Parques Nacionales Naturales de Colombia, convirtiéndose en un área protegida. No obstante, el trabajo apenas comenzaba. En 1999 fundó la Fundación Malpelo y Otros Ecosistemas Marinos, con la que ha impulsado más de 50 expediciones científicas y proyectos de marcaje satelital para estudiar el comportamiento de diversas especies de tiburón.

“Sobre la isla es posible encontrar especies endémicas como la población más grande del piquero de Nazca, que anida una vez al año, tiene dos polluelos y generalmente uno sobrevive. Además, tenemos reportadas 60 aves marinas entre residentes y migratorias”, comentó Bessudo, quien aclaró que todas estas especies dependen y viven del mar.

Por su parte, debajo del agua destacan grandes formaciones coralinas “de coral blando y duro, que no son piedras, son animales; además de tortugas, jureles, mantas diablo, las escuelas de tiburón martillo más importantes de la región y el tiburón ballena, que es el más grande del océano”, apuntó.

De hecho, Bessudo fue la primera jefa del Santuario de Fauna y Flora de Malpelo, “sin cero presupuesto”, aseguró. Con Parques Nacionales, la Armada Nacional, la academia y otras instituciones, avanza en el desarrollo de varios programas, entre ellos, el de investigación y monitoreo que la han llevado a descender 400 metros de profundidad en un submarino; gracias a vehículos especializados, han podido descubrir especies 1.000 metros bajo el mar.

Uno de los hitos más importantes de su labor fue la ampliación del área protegida de Malpelo a 27 mil kilómetros cuadrados en 2017, así como su participación en el Acuerdo de San José; un pacto entre Colombia, Panamá, Ecuador y Costa Rica para proteger los corredores marinos del Pacífico Oriental Tropical.

Además, su trabajo en la zona del Golfo de Tribugá ha sido clave para identificar áreas de crianza del tiburón martillo y resaltar la importancia de su conservación frente a proyectos como la construcción de un puerto en la región. “Tribugá es una zona maravillosa, bellísima, biodiversa, donde confluyen la selva y el mar. Allí hay una zona van a nacer los pequeños tiburones martillo. Aquí nacen los bebé martillo que encontramos en Malpelo, en Galápagos, en Coco, y en otras zonas; hoy en estado crítico de extinción”, explicó la conservacionista.

Más allá de la biología y la conservación, Bessudo es un ejemplo de liderazgo femenino que inspira a las nuevas generaciones a actuar por el planeta. Su historia refleja el poder de la vocación y la importancia de no rendirse ante los desafíos. En un contexto donde el papel de la mujer cobra cada vez más protagonismo en la ciencia, la política y el activismo ambiental, su mensaje es claro: la protección del medioambiente es una tarea de todos, y cada acción cuenta.

El ‘Gran Foro Mujeres’ ha servido de plataforma para visibilizar liderazgos como el de Bessudo, que, desde su amor por el mar, ha logrado generar un impacto global. Su llamado es contundente: solo tenemos un planeta y es responsabilidad de todos protegerlo.