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Mabel Mosquera, primera medallista olímpica del departamento: “Con la tenacidad del santandereano logré ganar la medalla”
Semana por Colombia llegó hasta Bucaramanga para abordar la identidad y los valores santandereanos como herramientas claves para impulsar el crecimiento económico y social de la región.
Mabel Mosquera nació en el Chocó, pero es una santandereana de corazón. Además de ser la primera medallista de levantamiento de pesas de Santander, Mosquera guarda una historia de tenacidad. Comenzó limpiando casas e, incluso, pensó en dejar el deporte. Estudió en algunas instituciones, pero la falta de recursos económicos frenó su carrera deportiva.
“Yo volví a empezar en el deporte a los 31 años. Fue la tenacidad santandereana la que me dio la medalla olímpica. Nunca es tarde para empezar, yo tenía que hacer algo por Colombia. Para superar los retos es importante la lucha, las ganas de salir adelante. Me siento orgullosa de todo lo que he hecho. Todavía falta mucho”, apuntó.
Santander es una tierra resiliente, tenaz, y la historia de Mosquera es el ejemplo vivo. En el marco de su gira periodística, SEMANA llegó hasta la ciudad bonita este 10 de octubre para conocer los desafíos, las oportunidades y las nuevas apuestas empresariales que se han desarrollado en la región.
El evento también fue una excusa para conversar sobre cómo los valores más característicos de sus coterráneos han impulsado la economía y el crecimiento social del departamento.
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En el conversatorio ‘ADN Santander’, en el que se abordó la identidad santandereana como herramienta para impulsar el desarrollo, participaron Jaime Sánchez, presidente de la Asociación Colombiana de Industriales del Calzado, el Cuero y sus Manufacturas; Mabel Mosquera, levantadora de pesas y medallista olímpica, y Lina Adarme, humorista oriunda del departamento.
Bucaramanga es una estrella del calzado y la historia de Mario Hernández lo ratifica. Su historia, que comenzó sin mayores recursos económicos, ahora es la muestra de la perseverancia y el trabajo arduo son dos de las características más destacadas de la región. Esta empresa es una de las más reconocidas a nivel mundial del calzado y la marroquinería colombiana. Fundada hace cuarenta años, la facturación anual de Mario Hernández asciende a 18 millones de dólares.
Asimismo, la historia de Jaime Sánchez lo comprueba. Este santandereano, que inició desde cero, ha construido una empresa sólida en la industria del calzado. Su determinación, que él arguye responde a sus raíces culturales, fue la clave del éxito.
“Mi historia inició a los 14 años, cuando llegué del campo, sin oportunidades. He trabajado 31 años en esta industria y ahora tengo el privilegio de ser el representante de Acicam. El mensaje que les doy a los jóvenes es que hay muchas oportunidades en la industria”, puntualizó.
Por su parte, la comediante Lina Adarme, famosa por su espectáculo sobre la ‘santandereanidad’, relató que desde los 18 años sabía lo que quería ser: actriz. Ese ímpetu santandereano —subrayó la comediante— fue lo que la impulsó a seguir adelante y confiar en sus instintos.
“Yo le decía a mi mamá: ‘Quiero ser artista’ y ella me respondía: ‘¿Se embobó? Eso es en Bogotá'. Nunca hubo un apoyo. Mis hermanas querían ser profesoras, abogadas. Luché 20 años y fracasé muy duro. Cuando llegué a Bucaramanga me di cuenta de que amo mi tierra, que somos unos verracos y a los 40 años empecé en el humor”, recordó Adarme.
La medalla santandereana
Para Mosquera, conseguir la medalla no fue una tarea sencilla. “Yo estaba lesionada del mango rotador. Me operaron, pero la recuperación fue muy difícil. Durante tres meses dormí sentada. En Cali me recuperé para participar en los Panamericanos. Después de ganarme la medalla olímpica, regresé a Colombia para someterme a muchos procesos quirúrgicos”, comentó.
Luego, fueron muchos los procedimientos a los que Mosquera se sometió. Estos procesos —algunos costeados por el propio bolsillo de la deportista— le enseñaron a perseverar y luchar por su futuro.
“Lo que hay detrás de la medalla es una historia de sacrificio y sufrimiento, y uno lo hace de todo corazón para representar al país y al departamento. El día de mi competencia el peso no me pasaba, tenía muchas callosidades. Tuvieron que infiltrarme. Me tocó cerrar los ojos y pedirle a Dios. Le dije: “Señor ayúdame, por mis hijos y porque quiero salir adelante””, agregó.
Mosquera lo logró. Después, estudió un pregrado y un postgrado para así seguir construyendo su carrera. Su historia de vida habla por sí sola.
Finalmente, la medallista olímpica expresó que los deportistas “no son una máquina de producción” e hizo un llamado al gobierno para que aumente los apoyos a los deportistas, tanto económicos como emocionales.