Foros Semana
Revolución por la calidad educativa: esta la estrategia del Gobierno para mejorar el acceso a la educación superior
Con medio millón de nuevos cupos para acceder a la educación superior, un ambicioso plan de infraestructura, formación docente y políticas que mejoren el bienestar estudiantil, el Gobierno busca darle prioridad a la educación superior. Los participantes de este foro digital analizaron los avances en la hoja de ruta.
“La educación superior es una prioridad para este Gobierno”. Con esta frase, el ministro de Educación, Alejandro Gaviria, comenzó a esbozar la hoja de ruta que se seguirá durante los próximos cuatro años y que tiene como propósito principal generar “una revolución por una educación de calidad”.
Durante el foro digital ‘Acceso a una educación de calidad en Colombia’, también aseguró que la meta es que 500.000 nuevos jóvenes ingresen a la educación superior. Sin embargo, precisó que para que esto ocurra se tiene que consolidar la política de gratuidad, “reformar la Ley 30 y el Sistema de Aseguramiento de la Calidad, y hacer un plan ambicioso de infraestructura”.
Gaviria resaltó los avances en la reforma al Icetex, con una política que garantiza una tasa de interés correspondiente al IPC para quienes accedan a nuevos créditos mientras estén estudiando. Por su parte, Andrea Escobar, directora ejecutiva de la Fundación Empresarios por la Educación, señaló que las acreditaciones siguen siendo uno de los desafíos principales.
Actualmente, sostuvo, “hay por lo menos 14 departamentos que no cuentan con instituciones acreditadas de alta calidad”. Una realidad sobre la cual se refirió el director de Calidad del Viceministerio de Educación Superior, José Ignacio Morales, quien explicó que ya se está trabajando en la transformación del Sistema de Aseguramiento de la Calidad en la Educación Superior, en temas de registro calificado y acreditación, “para ser más flexibles e impactar positivamente el territorio”. Otro de los desafíos que sobresalió durante el evento fue la salud mental de los estudiantes.
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Desde el Ministerio revelaron que con apoyo del Icfes, propusieron un cambio de lenguaje: no hablar tanto de calidad de la educación, sino de educación de calidad, para que así se tengan en cuenta el bienestar y las competencias socioemocionales de los estudiantes. Aurora Vergara, viceministra de Educación Superior, enfatizó en la urgencia de formar a los jóvenes en la dimensión emocional en esta época pospandemia. Un asunto al que catalogó como prioritario para las instituciones de educación superior.
“Nuestro propósito es integrar en los Proyectos Educativos Institucionales la educación emocional y promover una apuesta educativa diferenciada en los territorios, que se adapte a las necesidades de cada región y cada grupo poblacional del país”. Además, agregó que la educación emocional debe ser un asunto de política pública. “Pasa también por enseñar desde la ética, los valores y la empatía. Reconocer las individualidades y necesidades de formación de cada estudiante y promover el respeto por la diversidad desde las aulas. Desde el Ministerio lideraremos la educación para la paz, incluyente y antirracista, que fomente el respeto por las diversidades sexuales y étnicas, generando espacios de convivencia en las instituciones educativas”, concluyó.
La articulación entre academia y mundo laboral es otra de las tareas pendientes. Wilfer Valero, subdirector de Desarrollo Sectorial del Viceministerio de Educación Superior, advirtió que hay un desajuste entre las competencias que se adquieren en los diferentes programas de educación superior que se ofertan en el país y las que están siendo requeridas por el sector productivo.
A este llamado se sumó Lina Espinosa, directora de Educación para la empleabilidad de PROTalento, quien profundizó en la necesidad de hacer sinergias para mejorar la empleabilidad de los recién graduados, además de incentivar el dominio de un segundo idioma.
Por último, Andrés Mora, director de Fomento del Ministerio de Educación, advirtió que uno de los grandes problemas que tiene el sistema es que la educación media y la educación superior no están contempladas constitucionalmente como un derecho. “Ese tránsito entre estos niveles debería definirse como derechos y asumir las implicaciones que esto tendría. Por ejemplo, en términos de presupuesto y exigencias fiscales”.
El evento –organizado por Foros Semana y el Ministerio de Educación– también permitió reflexionar sobre el rol que desempeña la educación superior en la reconciliación y la paz. Finalmente, se concluyó que para que la educación sea una prioridad dependerá de que el Gobierno y el Congreso lleguen a una concertación que incluya a toda la sociedad, especialmente a los jóvenes. Es decir, un proceso fundamental para materializar las grandes transformaciones que requiere el sistema educativo.