Entrevista
“A Sofía Vergara la veía inalcanzable”: la actriz Paulina Dávila, prima de la barranquillera, contó su historia en SEMANA
Dávila es prima de la Toti, pero su papel en la serie ‘Griselda’ se lo ganó a punta de talento. La actriz cuenta cómo solo se acercó a su célebre parienta durante las grabaciones de la exitosa serie de Netflix.
Paulina Dávila es un rostro que aprendieron a querer los mexicanos. Por los días en que era furor la serie de televisión inspirada en Luis Miguel, la gente solía pararla y pedirle autógrafos. Ella había encarnado a Mariana Yazbek, el primer gran amor del Sol de México y, cuando la veían pasar en calles y supermercados, muchos le cantaban La incondicional, uno de los grandes éxitos del artista.
Otros la confunden con Shakira y no pocos han escapado al pedirle un autógrafo. Ella solo se ríe, porque lo único que ha hecho en su vida es actuar. Nacida en Medellín, pero criada en esa Santa Marta que le dejó para siempre un acentico ronco y caribe, Paulina fue una de las actrices colombianas que formó parte de Griselda, la serie que retrata la vida de la más reconocida narcotraficante en Estados Unidos.
Y, contrario a lo que muchos pudieran creer, no llegó al set de Netflix por ser prima de Sofía Vergara, su protagonista. Así lo reveló en diálogo con esta revista.
SEMANA: ¿Cómo le llegó a las manos Isabel, su papel en Griselda?
Paulina Dávila: Siempre había tenido muchas ganas de trabajar con Andy Baiz, el director de Griselda. Y, cuando se estaba haciendo este proyecto, me enteré por mi mánager de Colombia y mandé audición para un personaje. Luego, me di cuenta de que los productores consideraron que yo no encajaba con el personaje que inicialmente habían pensado para mí y quedé con ese sinsabor. Pero ellos hicieron después una reescritura de la historia, antes de grabar, y fue cuando apareció Isabel. Me volvieron a buscar y me preguntaron si seguía interesada. Fue mi primera vez trabajando en una producción hecha en Estados Unidos y para un mercado internacional.
SEMANA: Muchos creerían que usted llegó por su cercanía con su prima, Sofía Vergara.
P.D.: Es curioso, porque somos familia, pero yo no crecí con la presencia de ella. Y antes de grabar la había visto una sola vez en mi vida; yo tendría unos 8 años cuando mi mamá me llevó a verla en un hotel donde se estaba hospedando en Santa Marta. En ese momento, ella ya era una estrella famosa y la veía como alguien inalcanzable. Después de ese encuentro, nunca más volví a tener contacto con ella. Hice mi vida, mi camino, me volví actriz, y la vida nos volvió a juntar en un set, en Griselda. Y fue realmente la oportunidad de descubrirnos la una a la otra y contarnos cómo habíamos llegado cada una hasta allí.
SEMANA: ¿La admiración por Sofía la marcó de alguna manera en su deseo de ser actriz?
P.D.: No creo. La verdad es que lo de ser actriz fue un deseo que me nació desde niña. Un sueño que yo veía lejano porque en Santa Marta no eran tan comunes las artes escénicas, no era algo que se viera como un proyecto de vida. Pero la vida me fue abriendo puertas en ese camino.
SEMANA: ¿Cómo fue la experiencia de grabar junto con Sofía en el primer papel dramático de ella?
P.D.: Por un lado, fue descubrir que teníamos mucho en común, que somos dulceras y mecateras, por ejemplo. Hubo mucha química y eso nos sirvió para nuestros personajes, porque, en la serie, Griselda, que debe ser muy dura en un mundo machista y no puede mostrarse débil, se deja ver vulnerable con Isabel. Lo que pocos saben es que en realidad ella y yo nos estábamos conociendo en la vida real, a pesar de que somos familia. Las dos sabíamos la una de la otra, ella sabía que yo también era actriz y tenía una carrera en México, pero lo sabíamos más por lo que nos contaban los familiares en común.
SEMANA: Varios actores les han dicho no a las llamadas ‘narcoseries’. ¿Qué le llamó la atención de esta historia?
P.D.: Me gustó que se narrara desde lo femenino, que se hablara de mujeres en una época en la que los puestos de poder eran solo ocupados por los hombres, y el machismo era la norma. No creo que esta sea una historia sobre narcotráfico, es una historia sobre mujeres que aprendieron a sobrevivir; que intentaron dejar atrás una vida compleja y apostar por una mejor. Pocas veces las grandes producciones toman esos riesgos.
SEMANA: A pesar de que la historia ha recibido elogios, muchos aseguran que se sigue cayendo en el estereotipo de mostrar a Colombia desde el narcotráfico.
P.D.: Creo que no se puede negar la historia que ha tenido el país, que tuvo un lado muy oscuro, y eso nadie lo puede borrar. Eso no tiene sentido. Y hay que asomarnos a esa oscuridad precisamente para no repetirla. Dentro de la historia del narcotráfico ha habido un relato muy patriarcal, se ha dejado de lado por completo el papel de mujeres como Griselda.
SEMANA: ¿Cómo fue trabajar con Karol G, que debutaba en la televisión y con la que comparte muchas escenas?
P.D.: Fue lindo, porque ella no venía con muchas pretensiones. Llegó con mucha apertura para aprender, pese a que había tomado lecciones por su cuenta. Es una persona muy humilde, generosa. Y me conectó con esa alma paisa que llevo por dentro, porque nací en Medellín. Así que siento que esa energía paisa de ella fue de gran ayuda.
SEMANA: Usted tiene una larga trayectoria, poco conocida en Colombia, pero muy reconocida en México. ¿Cómo se abrió camino en la competida industria de ese país?
P.D.: Me di a conocer allá con una película, Rezeta. Yo estaba en Colombia y había grabado un comercial con un director mexicano y a través de él llegué a esa película. A partir de ahí se abrieron las puertas para hacer películas y series. Es un país con el que vivo muy agradecida, donde he encontrado mayores oportunidades a pesar de ser tan competido.
SEMANA: Y llega el papel de Mariana en la serie de Luis Miguel.
P.D.: Fue algo que nunca imaginé. Yo, colombiana, interpretando a una mexicana que era parte de la vida del artista más mexicano de todos. Para ese momento ya había hecho varios papeles con acento mexicano, y a la audición para el personaje de Mariana llegué más por hacerle caso a mi mánager que porque creyera que podría quedarme con el papel. Ese personaje fue un parteaguas en mi carrera, el que me dio reconocimiento, el que me dio un nombre en esta profesión. Y el que me ayudó a quedarme de alguna manera en el corazón de la gente, que acá en México es algo muy importante, acá los artistas se deben mucho a la gente, al público.