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Amparo Grisales y sus momentos estelares
Amparo Grisales es el ejemplo de que un éxito de varias décadas no es cuestión de suerte, es cuestión de agallas. SEMANA habló con Kaperuzza, su mejor amigo, confidente, el personaje que más sabe sobre ella.
“Nada es tan fácil para mí como recordar con pelos y señales el momento más importante para la carrera de Amparo, cuando en 1975 protagonizó su primera novela de éxito Manuela, producida por PUNCH para Caracol Televisión”. Con estas palabras inicia la conversación con el confidente de Amparo, aquel que durante 40 años ha estado en las buenas y en las malas junto a la diva de la televisión colombiana.
Kaperuzza sabe todo sobre Grisales: la relación que sostuvo durante ocho años con el actor mexicano Jorge Rivero, el gran amor de su vida, y los furtivos romances con Julio Iglesias, contados por la manizaleña en la prensa nacional. Narra con gran euforia el momento en el que recibió vestida de negro Prada, su color favorito, el primer premio Antena de la Consagración, el reconocimiento que le auguró una carrera de éxitos.
Colombia ama a Amparo y le ha dado infinitas pruebas. Pero a esta historia también se le suman momentos tristes, como la muerte de su mamá Delia Patiño hace cinco años; ese fue el momento más doloroso en la vida de la exitosa actriz.
Los pecados de Inés de Hinojosa ha sido su mejor producción, una serie que causó gran polémica a finales de los ochenta; sin embargo, marcó un hito en la televisión colombiana llegando a ser seleccionada como una de las producciones más importantes del país.
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Así fue como en la VI edición de los premios India Catalina, en 1989, La Diva, de signo virgo, fue celebrada con el premio como la mejor actriz de Colombia, y de algún modo gracias a su talento y seguridad sedujo a una sociedad conservadora, incluso a la que reprobaba la conducta de sus personajes.
Otro de los grandes momentos fue su llegada a Canes luego del éxito de la película colombovenezolana De mujer a mujer, de 1986, basada en un hecho sangriento sucedido en 1983 en las afueras de Caracas, conocido con el nombre de El crimen del Guapo.
La prensa no se ahorró en elogios, los periódicos que marcaban sus pisadas titularon: “Amparo Grisales enloquece a los suramericanos”. Incluso algunas publicaciones manifestaron que la colombiana era mucho más que una actriz: era toda una revolución.
Amparo no ha querido ser un manual de buen comportamiento, sino una mujer que se refleja tal y como es. “Mi amiga se sentiría satisfecha si alguna colombiana, motivada por sus palabras, luchara un poco más de lo que está acostumbrada. No sé si la gente la vea como una líder de opinión, pero estoy seguro de que le creen, porque la celebridad de diva le permite hablar sin tapujos y con credibilidad” cuenta Kaperruzza.
Quien haya seguido su trayectoria sabe que desde niña ha buscado la libertad y el éxito. Detesta la pereza. Nunca ha permitido que se le impongan esquemas a su vida o normas de conducta. Le da gusto que las mujeres se valgan por sí mismas.
Su historia es una de amor propio. Mantener su dignidad en alto sin sacrificarse por los demás y por ello no aspira al título de autoridad moral.
Amparo Grisales dijo en una ocasión “no soy un mito”. Al pronunciar esas palabras, lo único que consiguió Grisales fue consolidarlas aún más. Su disciplina y voluntad de hierro para superar todos los obstáculos y persistir tenazmente hasta crear a La Diva, materializando su personaje de mujer fatal.
La estrella ha cautivado al público gracias a su carácter altivo y dominante, su astucia acompañada de su bella silueta 87-65-90 y sus vertiginosas piernas han sido cualidades que ha aprovechado al máximo para construir su buen nombre.
La carrera de la colombiana ha evolucionado desde la sensual y atrevida artista a la elegante y altiva estrella que coquetea tanto con sensuales hombres como con expresidentes de la República.
Hoy, sus películas forman parte de la cultura colombiana. Ahora, su vida está entrelazada con ella, y de la mejor manera posible, porque el cine se ve en la tierra, pero las divas llegan al cielo. “Los momentos más estelares de Amparo son enteramente originales y únicos, hecho de certezas, de confianza, de pasado y presente, de conocimiento y disciplina en todo. Del mejor ejemplo para las jóvenes que tienen el mal hábito de querer todo rápido”, asegura el hombre.
La vida de la diva de Colombia es un arcoíris que tiene los colores más raros y sutiles. “Y bien así es mi Amparo. Sin duda hay muchas Amparo Grisales, pero la mía es personal, secreta y única. Es una mujer y al tiempo es todo” finaliza Kappe.