TESTIMONIO

Angelina Jolie Pitt revela los detalles de sus cirugías

Semana.com reproduce la columna que la actriz publicó en el 'New York Times' con las razones para realizarse sus cirugías preventivas.

26 de marzo de 2015
La columna se publicó este 24 de marzo en la versión original en inglés de 'The New York Times'. | Foto: AP

Este miércoles el diario The New York Times en su versión en español publicó la columna Angelina Jolie Pitt: Diario de una cirugía. A continuación se reproduce el texto original.


Hace dos años escribí sobre mi decisión de someterme a una doble mastectomía preventiva. Mediante un simple análisis de sangre pude saber que era portadora de una mutación del gen BRCA1, lo cual conllevaba a que tuviera un 87 por ciento de probabilidades de desarrollar cáncer de seno y un 50 por ciento de padecer cáncer de ovarios. Mi madre, mi abuela y mi tía murieron a causa del cáncer.

Quería que otras mujeres en riesgo tuvieran conocimiento de las opciones disponibles; prometí dar seguimiento a toda la información que resultara de utilidad, que incluye ahora mi próxima cirugía preventiva: extirpación de ovarios y trompas de Falopio.

Desde hace algún tiempo había estado planeando este procedimiento; se trata de una cirugía menos compleja que la mastectomía, pero sus efectos son más graves, ya que ocasiona menopausia precoz en las mujeres que se someten a ella. Así que me estaba preparando física y emocionalmente; discutí opciones con doctores; investigué en la medicina alternativa y llevé a cabo un conteo hormonal para iniciar una terapia de reemplazo de estrógeno o progesterona. No obstante, sentía que aún tenía algunos meses para determinar la fecha del procedimiento.

Hace dos semanas me llamó mi doctor para darme los resultados del análisis de sangre. “Sus niveles de CA-125 son normales”, dijo. Y con ello sentí un poco de alivio. Este análisis mide la cantidad de la proteína del antígeno del cáncer 125 en la sangre y se utiliza para diagnosticar la presencia de cáncer de ovarios. Debido a mi historial familiar debo someterme a esta prueba cada año.

Pero no acabó ahí, el doctor continuó: “Hay algunos marcadores inflamatorios elevados y en conjunto podrían ser un signo de cáncer en etapa inicial”. Contuve el aliento. “El CA-125 tiene una probabilidad de 50 a 75 por ciento de fallar en el diagnóstico de cáncer ovárico en etapa temprana”, dijo y agregó que quería que viera a un cirujano de inmediato para que revisara mis ovarios.

Pasé por lo mismo que imagino miles de mujeres han sentido. Me dije que debía guardar la calma, ser fuerte y que no tenía motivos para pensar que no viviría para ver a mis hijos crecer y conocer a mis nietos.

Llamé a mi esposo a Francia, quien unas horas más tarde estaba abordando un avión de regreso. Lo hermoso de estos momentos de la vida es que traen consigo una enorme claridad. Sabes para qué estás viva y qué es lo que cuenta; te provocan sentimientos encontrados y también paz.

Ése mismo día fui a ver a la cirujana, la misma que había tratado a mi madre. La última vez que la vi fue el día en que mi madre murió y no pudo contener el llanto cuando me vio: “Te pareces tanto a ella”. Me puse a llorar, pero intercambiamos una sonrisa y acordamos que estábamos ahí para lidiar con cualquier problema, así que “manos a la obra”.

No encontró nada de qué preocuparse en el examen médico ni en el ultrasonido. Me sentí aliviada de que si era cáncer, lo más probable es que se encontrara en etapa inicial. Y si se trataba de algo más, lo sabría en cinco días. Durante esos días me sentí atontada, iba a los juegos de fútbol de mis hijos y me esforzaba por estar tranquila y concentrada.

Llegó el día de los resultados. La TEP/TC salió limpia y el análisis del tumor resultó negativo. Me sentía llena de alegría, aunque los índices de radiación indicaban que no podía abrazar a mis hijos. Aún había la posibilidad de que se tratara de cáncer en fase inicial, pero era menor comparada con un tumor en estado avanzado. Para mi alivio, aún tenía la opción de extirpar los ovarios y las trompas de Falopio y eso fue lo que decidí hacer.

No lo hice únicamente porque soy portadora de la mutación del gen BRCA1 y quiero que otras mujeres escuchen esto. Dar positivo en el análisis de BRCA no significa que hay que ir directo a la cirugía; hablé con muchos médicos, cirujanos y naturópatas. Existen otras opciones. Algunas mujeres toman píldoras anticonceptivas o recurren a la medicina alternativa en combinación con revisiones médicas frecuentes. Hay más de una forma de enfrentar cada problema de salud; lo más importante es conocer las opciones y elegir la que sea correcta para cada caso en específico.

En mi caso, los médicos alópatas y homeópatas que consulté coincidieron en que la histerectomía era la mejor opción, porque además del gen BRCA, tres mujeres en mi familia habían fallecido a causa del cáncer. Mis doctores indicaron que debería someterme a una cirugía preventiva casi una década antes de que el indicio más temprano de cáncer apareciera en las mujeres de mi familia. A mi madre se le diagnosticó cáncer de ovarios cuando tenía 49 años, yo tengo 39.

La semana pasada fue la cirugía: una salpingooforectomía bilateral laparoscópica. Encontraron un pequeño tumor benigno en un ovario, pero no hay signos de cáncer en ninguno de los tejidos.

Tengo un diminuto parche de color claro que contiene estrógenos bioidénticos y me colocaron un DIU de progesterona en el útero, lo que me ayudará a mantener el equilibrio hormonal, pero, lo más importante, me ayudarán a prevenir el cáncer uterino. Decidí conservar el útero porque en mi historia familiar no hay antecedentes de cáncer en este lugar.

No se pueden eliminar todos los riesgos y es un hecho que sigo siendo propensa a padecer cáncer. Buscaré opciones naturales para fortalecer mi sistema inmunitario. Me siento femenina y con los pies en la tierra respecto a las decisiones que estoy tomando para mi beneficio y el de mi familia. Sé que mis hijos nunca tendrán que decir: “Mamá murió de cáncer de ovario”.

A pesar de los reemplazos hormonales que estoy tomando estoy en la menopausia. Ya no podré tener más hijos y estoy a la espera de que ocurran algunos cambios físicos. Sin embargo, me siento en paz con todo lo que venga, no porque soy fuerte, sino porque es parte de la vida. No hay nada que temer.

Lamento mucho que para algunas mujeres este momento llegue cuando aún son muy jóvenes y no han tenido hijos. Su situación es mucho más difícil que la mía. Investigué y me enteré de que existe la opción de extirpar las trompas de Falopio, conservando los ovarios, a fin estar en posibilidad de poder tener bebés y no entrar en la menopausia. Espero que ellas lo sepan.

No es fácil tomar estas decisiones, pero sí es posible asumir el control y enfrentar sin titubeos cualquier problema de salud. Pueden buscar asesoría, informarse sobre las opciones y elegir la que sea adecuada para ustedes. Saber es poder.