Televisión

Anna Sorokin: “Mis memorias serán más sensacionales que la serie de Netflix”

La estafadora de Nueva York, cuyos desfalcos se cuentan en la serie ‘Inventing Anna’, dice que cuando salga de la cárcel contará su versión de los hechos.

23 de febrero de 2022
Se hacía llamar Anna Delvey y en su cuenta de Instagram cuenta con más de 50.000 seguidores. | Foto: Instagram

El nombre de Anna Sorokin o Anna Delvey se ha vuelto común gracias a la serie de Netflix ‘Inventing Anna’, que relata la historia de cómo ella se hizo pasar por una millonaria heredera alemana para estafar a muchos otros millonarios de Nueva York. A ella la atraparon en 2019 y hoy paga una condena por sus fraudes en la cárcel de Orange County, en el estado de Nueva York. En la serie el personaje de Anna es interpretado por Julia Garner (Ozark) y ha sido un éxito en el mundo.

Pero según el diario The Daily Mail, que conversó con la convicta Delvey, de 31 años, planea ver la serie una vez termine su condena que puede ser entre cuatro y 12 años, y enseguida piensa escribir sus memorias para contar la verdadera historia. Delvey se hizo pasar por una amante del arte y miembro de la alta sociedad. Se mostraba muy glamurosa tal y como correspondía a una heredera de una fortuna de más de 60 millones de dólares. Pero en realidad, Delvey era la hija de un camionero ruso que había mudado a su familia a Alemania.

A su llegada a Estados Unidos en 2011 comenzó a engañar a bancos, bufetes de abogados, hoteles, diseñadores de moda, una compañía de aviones privados y amigos por más de 200 mil dólares. Durante 10 meses se instaló en ostentosos hoteles boutique en el centro de Manhattan, se vistió de Balenciaga y Céline y frecuentaba los más lujosos restaurantes. A la hora de pagar la cuenta arrojaba billetes de 100 dólares a los camareros, conserjes y conductores.

Quiero ver la serie, pero tendré que esperar hasta que salga de la cárcel”, dijo Anna a The Daily Mail. Esto es porque en la cárcel no puede tener una cuenta de Netflix ni nada por el estilo. Pero sí podrá escribir sus memorias mientras paga la condena y así hacer justicia a la historia de su vida. Aunque colaboró con la productora Shonda Rhimes (Bridgerton) sobre aspectos de la historia, no sabe si la serie se ajusta fielmente a los hechos o si tiene algo de ficción. Al diario londinense le dijo que estaba en conversaciones con diferentes editoriales.

El año pasado esta artista del engaño salió en libertad condicional y volvió a sus mismos fraudes. A una agencia de publicidad, entre cuyos clientes tiene a la firma Moncler, le robó casi 20.000 dólares por un plan que ella iba a llevar a cabo y que consistía en mostrar su colección privada de obras de arte. Al dueño de la agencia le daba permanentemente excusas para no pagarle. Incluso quería lanzar una colección de ropa llamada Corrections Collection, que contendría prendas cómodas para estar en casa inspiradas en la prisión. Durante su libertad condicional debía presentarse regularmente a una oficina. Ana lo hacía, pero vestida con trajes de diseñadores famosos y en limusina.

Ante eso, Anna tuvo que volver tras las rejas y allí se encuentra desde el 26 de marzo del año pasado. A raíz de la serie de Netflix ha concedido entrevistas a muchos medios. A The Daily Mail le dijo: “Acepto la responsabilidad de algunas de las decisiones que tomé, pero nunca dije que todo en mi vida fuera tan bueno y maravilloso”. Al diario The New York Times le confesó que no tenía remordimientos por lo que había hecho. “Estaría mintiéndoles si dijera que lo siento por algo. Me arrepiento, pero de la forma en que hice ciertas cosas”, explicó. Y en el programa Newsnight de BBC2, cuando la presentadora Emily Maitlis le preguntó a Anna si pensaba que el crimen valía la pena, ella respondió que sí, “en cierto modo, sí lo vale”, y sonrió.

Y cómo no va a valer. En medio de su cinismo, Anna cree que esta historia de fraudes puede ser la puerta de entrada para contratos millonarios y lograr llevar la vida glamurosa que siempre ha añorado, pero sin necesidad de robar. Netflix le dio una suma generosa por contar la historia, de la cual hoy le quedan más de 235.000 dólares, y eso después de pagar 150 mil dólares en créditos a sus deudores y 20.000 en multas. Y ahora la buscan las firmas editoriales para lograr un contrato con ella por sus memorias.