biografía

Arma mortal

Un comercial, una posible película digital y un parque temático de Bruce Lee reviven a la mayor leyenda de las artes marciales del siglo XX.

8 de diciembre de 2006

Una espectacular patada voladora, veloces golpes que no dan tiempo para reaccionar, sumados a una descomunal potencia que con un único puñetazo a tan solo una pulgada de distancia logra impulsar al enemigo por los aires, son proezas que no existían en el cine hasta cuando llegó Bruce Lee. Sólo medía 1,68 metros de estatura y pesaba 58 kilos, pero sus extraordinarias condiciones físicas lo convirtieron en poco tiempo en una leyenda en el mundo entero.

Su figura sigue viva a pesar de que murió hace 33 años. Tanto es así, que existe un proyecto de un parque temático que contará con una estatua del artista y una academia de artes marciales, entre otras atracciones. Se estima que su costo es de 25,5 millones de dólares y que abrirá sus puertas en tres años en el sur de China. Recientemente salió un comercial de BMW protagonizado por él. "Vacía tu mente, libérate de las formas como el agua. Pon agua en una botella y será la botella. Ponla en una tetera y será la tetera. El agua puede fluir... o puede golpear. Sé agua, amigo", fueron sus palabras, ahora retomadas por la marca. Además, el cineasta Rob Cohen, quien en 1993 dirigió Dragón: la historia de Bruce Lee, piensa revivir a este personaje en una cinta con tecnología digital, utilizando sus imágenes y su voz. "Estará vivo para todos los que quisiéramos volver a verlo y para las nuevas generaciones que deberían conocerlo", explica.

El cuerpo de Bruce Lee parecía un arma letal perfecta pese a su miopía y a que, según decía, tenía una pierna más larga que la otra. Lee unió sus tres pasiones, la actuación, el baile y las artes marciales, pues sus combates en cada película eran verdaderas coreografías. Además, logró exportar su técnica y su filosofía oriental al mundo, en una época marcada por la represión de su tierra, Hong Kong, entonces colonia británica. "Fue el responsable de llevar a Occidente la auténtica cultura asiática, al popularizar los filmes de artes marciales. Y en Oriente le imprimió realismo al género, como no se había visto antes", dijo a SEMANA Kris Storti, de Concord Moon LP, la sociedad formada por su viuda, Linda Lee, y su hija Shannon, propietaria de los derechos.

El que fue conocido como "el pequeño dragón" nació premonitoriamente el 27 de noviembre de 1940, año del Dragón, entre las 6 y las 8 de la mañana, hora que corresponde al mismo símbolo chino. Su verdadero nombre era Lee Jun Fan, pero como por casualidad nació en San Francisco, una de las enfermeras lo llamó Bruce. Su padre era actor de una compañía de teatro que por esos días estaba de gira en Estados Unidos con su esposa, una mujer de origen chino alemán.

La leyenda cuenta que la única vez que alguien venció a Bruce fue a sus 12 años, cuando era el líder de una pandilla que peleaba sobre todo con jóvenes británicos. Para nunca más ser derrotado, buscó a un reconocido maestro llamado Yip Man para que lo entrenara. Este, al parecer, en un principio no vio con buenos ojos enseñar Kung Fu a un joven con ascendencia europea, pero finalmente lo aceptó.

Cuando tenía 18 años, su padre lo envió a Estados Unidos para que reclamara su nacionalidad, aunque en realidad quería que su hijo dejara las peleas callejeras. Entró a estudiar filosofía y para pagarse la matrícula trabajó como mesero y dictó clases de cha cha chá. Pero en vez de terminar la carrera, abrió una academia de kung fu que, a la larga, se convirtió en una cadena en la que entrenarían figuras como Steve McQueen y James Coburn.

Se dice que la comunidad china consideró una ofensa que Lee enseñara este arte a no orientales. Por eso uno de los mejores luchadores lo retó a combatir y si perdía, tenía que cerrar su escuela. Bruce lo derrotó en tres minutos, pero sintió que había demorado demasiado y que tenía que reevaluar su técnica. Así nació el Jeet Kuno Do, un estilo más flexible que las artes marciales clásicas, que usa las prácticas más efectivas del kung fu, el boxeo tailandés, el jiu jitsu y el karate, entre otros.

William Dozier, productor de Batman, buscaba un actor con sus habilidades para El Avispón Verde, una serie de televisión. Así, Bruce Lee entró a la fama al convertirse en Kato, el chofer e inseparable compañero del superhéroe. Desde entonces pudo cobrar 250 dólares por cada hora de entrenamiento personal.

Pero no pudo hacer carrera en Hollywood. Pese a haber sido uno de los cerebros detrás de la serie Kung Fu, los productores le dieron el papel protagónico a David Carradine, con el argumento de que un actor con rasgos tan orientales no sería taquillero. Por si fuera poco, durante una de sus prácticas se lesionó de manera crónica un nervio de la espalda y los médicos le dijeron que se olvidara de las artes marciales. Sin embargo, ni los fuertes dolores lo detuvieron: 2.000 patadas, 5.000 golpes, 360 giros de cintura, 100 sentadillas y 200 saltos eran parte de su rutina diaria de ejercicios de ocho horas, además de flexiones sobre dos dedos de la mano y de trotar 16 kilómetros.

Ya en mejores condiciones, decidió volver a Hong Kong, donde el productor Raymond Chow le ofreció dos proyectos: El gran jefe (1971), que lo lanzó al estrellato, y Puños de Furia (1972). "Antes de Bruce Lee las películas eran protagonizadas por actores que no sabían de artes marciales, de modo que las escenas de lucha se realizaban cortando y pegando planos. Mostraban peleas interminables en donde los luchadores hacían hazañas imposibles como volar", explicó a SEMANA Marcos Ocaña, autor del libro Bruce Lee, el hombre detrás de la leyenda. "Sus películas eran todo lo que las nuestras no eran", reconoció Jackie Chan, considerado uno de sus sucesores, junto a Jet Li.

Con El furor del dragón, en la que se enfrenta a Chuck Norris en el Coliseo Romano, empezó a tener reconocimiento internacional. "Bruce fue uno de los primeros actores chinos en rodar en Europa. Por su experiencia en la televisión norteamericana sabía lo que aceptaba la audiencia occidental", comentó a esta publicación Brian Harrison, creador de la página web Bruce Lee Club UK.

La muerte lo sorprendió cuando apenas se acostumbraba al éxito. Hacía cuatro meses que había terminado el rodaje de Operación dragón, en 1973, cuando empezó a quejarse de fuertes dolores de cabeza. La noche del 20 de julio se encontraba con la actriz Betti Ting Pei, planeando el rodaje de una nueva película, titulada Juegos de la muerte, y ella le ofreció un medicamento para su malestar. Bruce se recostó a descansar pero no volvió a despertarse. Aunque los médicos aseguraron que su deceso se debió a un edema cerebral producto de una reacción alérgica, no han faltado las versiones que hablan de una venganza de la mafia china o de una adicción a las drogas. Incluso se menciona "la maldición del dragón", pues 20 años más tarde, su hijo Brandon Lee murió mientras protagonizaba El cuervo, cuando le dispararon con una pistola que se suponía tenía balas de salva.

Bruce Lee no fue testigo de la acogida de Operación Dragón, que se estrenó después de su muerte. Tampoco de la estatua que en su honor alzaron hace un año en Bosnia, como símbolo de la integración de las culturas. Pero quizá si sabía que estaba destinado a ser leyenda cuando dijo: "La clave de la inmortalidad es vivir una vida que merezca ser recordada".