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Así lucía en realidad el set en donde estaba Ecomoda en ‘Yo soy Betty, la fea’
Las oficinas, los baños y hasta la mítica sala de juntas tenían sus propias particularidades.
La mayoría de los colombianos nacidos antes de 1997 tienen una noción casi perfecta de lo que fue Ecomoda, la empresa ficticia que Armando y Betty llevaron a la quiebra y volvieron a rescatar en la novela Yo soy Betty, la fea, la producción más famosa y relevante en toda la historia de la televisión colombiana, al punto de inspirar series de renombre en todo el mundo y cautivar a luminarias del espectáculo internacional como Elizabeth Olsen.
Esta empresa no solo era el epicentro de toda la trama de la novela, basada en el amor prohibido entre una asistente y su jefe que inició como una artimaña por parte del presidente de la compañía para lograr su desfasado proyecto empresarial, que solo una brillante economista contratada como secretaria podía hacer realidad.
Los espacios de Ecomoda fueron tan protagonistas como los personajes que habitaron en ellos. Los pasillos de la empresa donde estaban ubicados los puestos de trabajo de las secretarias eran cuadriláteros perfectos para presenciar las peleas épicas entre el “cuartel de las feas” y “la peliteñida”, que siempre dejaban a Patricia Fernández como la gran perdedora de las contiendas.
Dicho “cuartel” también tenía su centro de operaciones, el baño de la empresa, donde se reunían todas a planear su siguiente movida, a llorar las penas que cada una tenía o a intentar que Berta no comiera más y no se dañara la lipoescultura que se hizo con el dinero de su esposo.
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Diagonal al baño estaba la imponente sala de juntas, a tan solo una puerta del pasillo y a otra interna que daba directo a la oficina presidencial. Con una mesa larga de madera, sillas reclinables de cuero y muchos asuntos por discutir, esta sala fue el escenario de una de las escenas más tensas que tuvo la novela, la de la junta directiva cuando se revela toda la verdad sobre el estado financiero de Ecomoda.
Todos estos lugares se vieron muy imponentes en la pantalla chica, pero su realidad era otra, pues solamente se trataba de sets perfectamente acomodados y amoblados para las escenas escritas por Fernando Gaitán.
Tal como mostró la página de Facebook Telenovelas colombianas, el ascensor que estaba en el hall principal de la empresa no funcionaba de verdad. Sus puertas eran movidas coreográficamente por encargados de la producción para que se abrieran y cerraran en el momento adecuado. Por otro lado, el baño que siempre agrupaba a todo el “cuartel” no funcionada, pues sus sanitarios y lavamanos solo eran de utilería y ni una sola gota de agua corría a través de sus tuberías.
Lo mismo sucedía con otros espacios, que solo eran paredes muy bien pintadas que detrás tenían a todo un equipo pendiente de las escenas, y encima de ellos colgaba un engranaje interminable de luces y focos que iluminaban todas las pilatunas de Betty, Armando y los demás empleados de Ecomoda.
Dichos sets estaban engalanados con tonos muy de la época, en la que los colores primarios marcaban la parada y se combinaban con algunos celestes y metálicos para generar un contraste futurista e industrial, sin dejar de lado lo institucional de una empresa paternalista como Ecomoda. Adicionalmente, los accesos al set también estaban camuflados por lonas y puertas falsas para que todo el equipo de producción pudiera hacer los movimientos de cámara necesarios sin ningún inconveniente.
Todo este trabajo artístico dio como resultado el ambiente y espacio perfectos para que la historia, sus personajes y su trama fueran el coctel perfecto para la novela más famosa a nivel mundial, que sigue vigente 24 años después de su primera emisión y aún continúa cautivando a las nuevas generaciones a través de sus retransmisiones en televisión abierta y su presencia en plataformas digitales de televisión streaming.