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Ni entierro ni cremación: en EE. UU. empezaron a convertir los cadáveres en compost
Los cuerpos no se embalsaman para evitar el uso de productos químicos.
Un pájaro carpintero se posa en una rama mientras Cindy Armstrong contempla una parcela de terreno que solía ser de su hijo. Sonríe al pensar que el joven, que murió de cáncer, deseaba que su cuerpo fuera transformado en compost para permitir el florecimiento de una nueva vida.
Su voluntad se inscribe como parte de un movimiento que milita por promover funerales económicos en Estados Unidos.
Cindy recuerda el momento en que su hijo le anunció que quería transformarse en humus luego de que Washington se convirtiera en el primer estado del país en legalizar esta alternativa a la cremación.
“Estaba mortificada”, recuerda. “Pero ahora que llegué hasta el final del proceso, estoy completamente a favor. Seré transformada en humus”, sentenció.
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Los restos de su hijo hecho compost se unieron a los de otros con los que buscan recuperar una ladera en la ciudad de Kent, cerca de Seattle (noroeste de Estados Unidos). Antiguo refugio de toxicómanos, la ladera solía estar repleta de coches destrozados y a veces acribillados a balazos.
El terreno pertenece a la empresa Return Home, que realizó 40 transformaciones en humus desde su lanzamiento en la ciudad vecina de Auburn, hace siete meses.
Morir mejor
“Es como si estas personas nos enseñaran a morir mejor”, afirma el dueño y fundador de Return Home, Micah Truman, durante la visita de una amplia sala llena de grandes contenedores metálicos, llamados “receptáculos”.
Se escucha una música animada en la pieza bien iluminada. Quienes visitan al fallecido durante el proceso de descomposición de 60 días pueden elegir canciones para celebrar la existencia de sus familiares y amigos fallecidos.
Los cuerpos no se embalsaman para evitar el uso de productos químicos y se prohíben el hormigón y el metal para limitar la huella de carbono. Las familias depositan flores o materiales biodegradables sobre la paja y otros ingredientes naturales.
Unos sensores que vigilan la humedad, la temperatura y el aire actúan sincronizados con un computador para optimizar el proceso de descomposición.
A medio camino, los huesos son retirados y triturados en partes finas antes de ser puestos en el receptáculo para ser también transformados en compost.
El producto final tiene la apariencia y la consistencia del compost ordinario.
Las familias pueden conservar la cantidad que quieran, mientras el resto se destina a restaurar la ladera de Kent. Las normas locales de planificación del urbanismo prohíben toda construcción en el terreno.
Funerales verdes
Para Edward Bixby, presidente del Green Burial Council, el proceso “consiste en volver a la tierra como venimos”.
“Éramos polvo, volveremos al polvo”, describe el hombre que abrió el primer cementerio para entierros naturales en el estado de Nueva Jersey (este) hace cinco años, una modalidad implementada desde entonces en otros diez estados del país.
Su organización tiene más de 400 miembros, una parte de los cuales vive fuera del país.
Los servicios de Return Home cuestan 5.000 dólares, más o menos el mismo precio que una cremación. Hay que contar el doble o el triple para funerales tradicionales.
Es posible envolver el cuerpo en un sudario biodegradable o dejarlo en una caja de madera, y luego enterrarlo.
La empresa californiana Coeio vende un traje funerario con micelio, que debe “neutralizar las toxinas del cuerpo humano y transferir los nutrimentos hacia la flora”.
Los entierros ecológicos proponen un acercamiento natural a la muerte, según sus defensores.
“Las películas de terror y cosas de ese tipo” hacen que la gente “tema a la muerte”, afirma Bixby. “Siempre hemos tenido la posibilidad de ocuparnos de los nuestros tras su muerte, solo perdimos el contacto con esa realidad”.
*Con información de AFP.