Moda
Chanel desfila su alta costura por los muelles de París; como lo hicieron Louis Vuitton y Kenzo
El río Sena fue el escenario de la pasarela de la gran casa parisina, como ya lo fue de Louis Vuitton y Kenzo, en la presentación de su colección otoño-invierno 2023.
Caroline de Maigret, que había desfilado para Chanel en la década de 1990, abrió el desfile de esa marca pisando los adoquines del muelle frente a la Torre Eiffel, con un largo abrigo azul marino.
La cantante y actriz Vanessa Paradis, expareja de Johnnu Depp, es otra encarnación del encanto parisino según Chanel, con un vestido largo de organza palabra de honor, adornado con camelias de terciopelo negro.
Esta temporada el Sena fascina a los diseñadores de moda más que nunca.
Louis Vuitton, Kenzo y Alaia presentaron sus colecciones en los puentes parisinos, ya sea en moda masculina o alta costura.
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“Si estamos en París, esta vez toca estar en su corazón, en los muelles. La calle y los coloridos adoquines piden tanto sofisticación como sencillez”, explica Virginie Viard, directora artística de Chanel, en las notas de desfile.
La colección juega con los contrastes: las “parisienses” con el traje de tweed con faldas por debajo de las rodillas, marca de la casa, y los abrigos bohemios, con blusas holgadas y pañuelos en la cabeza.
La estilista mezcla tweeds, muselinas de seda, organzas y encajes incrustados con motivos florales y gráficos.
Otro momento igualmente especial se vivió en un lugar entrañablemente ligado al esplendor de la capital francesa, la Ópera de París, donde el cineasta Claude Lelouch filmó el desfile en que el modisto Stéphane Rolland rindió homenaje a María Callas.
Cuando el director Claude Lelouch le pidió a Stéphane Rolland poder rodar su desfile para su próxima película, “Finalmente”, el costurero accedió inmediatamente. “Era un regalo del cielo”, explicó a la AFP.
Se trataba de reproducir una gala de 1958, cuando Callas se hallaba en la cumbre del estrellato como prima donna de la ópera.
Stéphane Rolland es un creador que ama los colores fuertes, pero esta vez optó por una paleta más sobria: excepto dos vestidos rojos, “todo es en blanco y negro. Es cortante, resuelto. En el Palacio Garnier no tengo ganas de perturbar con rosa, amarillo o verde”, explica el modisto.
El propio Rolland se puso “manos a la obra” para esculpir elementos de porcelana que luego fueron bordados en los vestidos.
Cada vestido alude a un personaje que Maria Callas representó: la Violeta de la Traviata, Norma, Medea.
Para encarnar a Callas, Stéphane Rolland llamó a su modelo favorita, la española Nieves Álvarez, que abrió el desfile con un vestido de gazar negro y lo cerró con un vestido en muselina blanca que evoca a la novia.
También desfilaron la actriz brasileña Maria Fernanda Candido, “que tiene la gracia de Callas”, y la modelo iraní Farnoush Hamidian, “una mujer que lucha por su libertad y la libertad de las mujeres”. “Callas era eso”, concluyó el creador.
El modisto francés Alexis Mabille optó por reinventar el esmoquin para mujer, con un corte de la prenda que iba reduciéndose a medida que avanzaba el desfile, celebrado en la sede de la casa de remates Christie’s.
Empezó con un espectacular jerséi negro en cuello de cisne y en la parte inferior un esmoquin que arrancaba ingeniosamente de la cintura, en forma de falda.
La última modelo en declinar el esmoquin lo llevaba en forma de body en crepé mousse negro.