CRIMEN
Así fue la masacre que convirtió a Manson en el criminal más temido del mundo
Con los asesinatos de la actriz Sharon Tate y de otras seis personas hace 50 años, este estadounidense y su secta de fanáticos horrorizaron a Estados Unidos y acabaron con el encanto ‘hippie’ y el ambiente de esperanza de los años sesenta.
La mucama que entró en la mansión de la familia Polanski la mañana del domingo 9 de agosto de 1969, en Los Ángeles, se encontró con una escena tan impactante, que salió corriendo descontrolada, mientras gritaba por la calle “¡Asesinato! ¡Muerte! ¡Sangre!”.
No era para menos: cuando los vecinos llegaron encontraron cuatro cadáveres ensangrentados, con sogas amarradas al cuello y varias puñaladas. El piso, además, estaba manchado de rojo y en las paredes y en la puerta principal los asesinos habían escrito “Cerdos” con sangre. Pero lo que más los sorprendió, dirían después, fue que entre las víctimas estaba la actriz Sharon Tate, esposa del cineasta Roman Polanski y dueña de la casa, con su barriga de ocho meses de embarazo.
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Un día después, y mientras un Hollywood consternado trataba de asumir la tragedia, un nuevo asesinato sacudió a la ciudad: Leno y Rosemary LaBianca, una pareja de empresarios, aparecieron muertos en su casa, amarrados a unas sillas. En las paredes, también con sangre, estaba escrito “Helter Skelter”, el título de una canción de los Beatles.
Hoy, 50 años después, el nombre de Manson sigue generando al mismo tiempo temor, curiosidad y repulsión, como en esa época.
Lo más macabro: detrás de ambos crímenes, que despertaron la paranoia de todo el país, no estaba ninguna organización terrorista, sino un grupo aparentemente inofensivo de jóvenes hippies que se autodenominaba ‘la familia’. Giraba en torno a la música, la libertad y a su líder, un carismático hombre de 35 años llamado Charles Manson.
Los hechos impactaron tanto a la sociedad que hoy, 50 años después, el nombre de Manson sigue generando al mismo tiempo temor, curiosidad y repulsión. No en vano, muchos lo usan como sinónimo de malvado o cruel.
Sharon Tate, esposa de Roman Polanski, era una estrella de Hollywood en el momento de su asesinato. El golpe que este le produjo a Hollywood fue bastante profundo.
Es más, en el mundo han surgido asesinos seriales y psicópatas con cientos de muertos encima, pero ninguno ha alcanzado su fama. Y paradójicamente, él no mató a nadie con sus propias manos. Su poder, y el miedo que generaba, radicaba en que podía controlar la mente de personas inocentes para convencerlas de cometer crímenes atroces y asesinar a sangre fría.
La historia de Charles Manson
Corrían los años sesenta, la época del amor, la esperanza y las movilizaciones de los jóvenes por la paz. Manson había estado seis veces en prisión por delitos menores como robo y asalto, y salió libre en 1967 cuando viajó a San Francisco, justo cuando comenzaba el ‘Verano del amor’.
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Como soñaba con ser músico y volverse famoso, compró una guitarra y comenzó a cantar en las calles y a participar en movilizaciones y festivales. Todo indica que allí, usando su carisma y su capacidad de ser el centro de atención, comenzó a reunir a un grupo de seguidores, sobre todo mujeres en sus veintes, aunque también algunos hombres.
Para 1968 ya tenía casi 100 personas, conocidos como la familia Manson. Vivían en el rancho Spawn, un lugar en el que antes solían filmar películas de vaqueros, a 40 kilómetros del centro de Los Ángeles. Allí, en medio de orgías sexuales, rumbas desenfrenadas y alucinógenos como el LSD, manipulaba sus mentes.
En medio de la locura, encontró en algunas canciones del Álbum Blanco de Los Beatles las supuestas señales que confirmaban su profecía.
Manson los convenció de que era la reencarnación de Jesús y de que estaban viviendo el ideal de paz y libertad que necesitaba la humanidad. Pronto, sin embargo, el mensaje de amor comenzó a cambiar por uno de guerra y muerte. Durante sus sermones Manson decía que se acercaba una guerra interracial entre negros y blancos, que los negros triunfarían porque tenían más poder físico, pero que no podrían gobernar el mundo, porque eran inferiores mentalmente.
Él, entonces, se alzaría como el líder de la humanidad y llevaría a todos a una nueva época. Les decía a sus seguidores que para eso tendrían que esconderse en el desierto mientras ocurría la catástrofe.
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En medio de la locura, encontró en algunas canciones del Álbum Blanco de Los Beatles las supuestas señales que confirmaban su profecía. Y lo reproducía una y otra vez mientras se drogaban y tenían sexo. Decía que en las letras de Helter Skelter, Revolution 9, Piggies y Blackbird, el cuarteto de Liverpool estaba mandando claves que confirmaban la guerra que venía.
Las asesinas Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten. Linda Kasabian (final) dio el testimonio que hundió a Manson.
Pero como el tiempo pasaba y la vaticinada confrontación no llegaba, decidió que él y su grupo tenían que encender la chispa que llevaría a los enfrentamientos. Así que envió a varios de sus muchachos a cometer asesinatos sangrientos para hacerlos pasar como si fueran de las Panteras Negras, el grupo de afroamericanos que luchaba por sus derechos mediante la violencia.
En agosto de 1969 escogieron como blanco la casa ubicada en el 10050 de Cielo Drive, la mansión de los Polanski. Esa noche Sharon Tate se reunía con cuatro amigos, mientras el director realizaba una película en Europa. Allá llegaron por una macabra coincidencia: en ese lugar había vivido hasta hacía unos meses Terry Melcher, un productor musical que le había incumplido a Manson la promesa de grabarle un disco.
Érase una vez en Hollywood, la nueva película de Quentin Tarantino, que debuta el 15 de agosto, usa los asesinatos como telón de fondo.
Ya antes, miembros de la familia habían asesinado a Bernard Crowe y a Gary Allen Hinman, pero para robarles el dinero. Esta vez no tenían un motivo aparente. Solo convencidos ciegamente por las palabras de su líder, Tex Watson, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Linda Kasabian irrumpieron en la mansión y asesinaron a cuchillo a Tate, Jay Sebring, Abigail Folgers y a Voytek Frykowski.
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En el camino, además, mataron a Steven Parent, un joven de 18 años que iba en su carro tras visitar al cuidandero de la mansión, que estaba en la casa de huéspedes.
Los seguidores de Manson también mataron a Voytek Frykowski, Steven Parent, Jay Sebring y Abigail Folger.
Al día siguiente, para continuar con el plan de crear una guerra interracial, el propio Manson llegó a la casa de los LaBianca con un grupo de seguidores, los amarró en la silla, y le pidió a Watson y a Leslie Van Houten que los apuñalaran.
Pero la guerra vaticinada no llegó. Sí lo hizo la Policía, que unos días después se llevó a varios miembros de la familia a la cárcel por robo de vehículos, sin saber que en sus manos tenían a los culpables de los dos asesinatos de los que todo el mundo hablaba. Finalmente, y gracias a que Susan Atkins le contó una compañera de celda acerca de los asesinatos, la Fiscalía pudo atar cabos.
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El mundo conoció la historia de Manson y sus seguidores en el juicio. Allí todos pudieron observar de cerca el carisma y la locura del hombre que creía ser la reencarnación de Jesús y de Satanás en una sola persona. Al final, y a pesar de que no participó en los asesinatos, Manson recibió pena de muerte, igual que los otros miembros del grupo. Se salvó Kasabian, quien no había matado a nadie y arrepentida dio el testimonio clave que permitió hilar toda la historia.
Finalmente, por esos días California abolió la pena de muerte, por lo que las condenas terminaron conmutadas por cadena perpetua. Manson murió en 2017, luego de pasar casi 40 años en la cárcel, pero lo que hizo dejó una huella bastante difícil de borrar. Tanto, que Érase una vez en Hollywood, la nueva película de Quentin Tarantino, que debuta el 15 de agosto, usa los asesinatos como telón de fondo.
Y es que en una época en la que Mayo del 68, Woodstock y las movilizaciones contra la Guerra de Vietnam habían llenado al mundo de esperanza, Manson y sus seguidores acabaron todo de un solo tajo. Y demostraron que los sueños se podían convertir en pesadillas.