Netflix siguió la exitosa serie con un documental sobre el joven que acaba de emitirse: "Shiny Flakes: The Teenage Drug Lord”
Netflix siguió la exitosa serie con un documental sobre el joven que acaba de emitirse: "Shiny Flakes: The Teenage Drug Lord” | Foto: Netflix/ DW

GENTE

Cómo un adolescente se convirtió en un traficante online de drogas

Desde la casa de sus padres en la ciudad de Leipzig, en el este de Alemania, un adolescente dirigió sin ayuda un rentable negocio de drogas. Netflix cuenta la historia real.

Alianza DW
9 de agosto de 2021

Adolescentes que trafican con drogas por Internet: esa es la historia que cuenta Netflix en la premiada serie “Cómo vender drogas por Internet (rápido)”. La tercera temporada se estrenó la semana pasada. Los creadores se inspiraron en el caso de un adolescente alemán, Maximilian Schmidt, que traficaba con drogas en la vida real.

Netflix siguió la exitosa serie con un documental sobre el joven que acaba de emitirse: “Shiny Flakes: The Teenage Drug Lord”. La película revela cómo, a los 18 años, Schmidt construyó un auténtico imperio de la droga al que llamó “Shiny Flake” (copos brillantes) desde el dormitorio de su infancia en 2013. Su familia era totalmente ajena a las actividades de internauta narcotraficante de su hijo. “Al principio me ponía nervioso”, dice Schmidt en la película, recuerda que vendía algo y temía que “pum, viniera la Policía”.

La cinematógrafa alemana Eva Müller acompañó a Schmidt durante varios años. Su equipo reconstruyó minuciosamente el dormitorio de su infancia, hasta los mismos muebles y ropa de cama que tenía. Le hizo recrear escenas, charlar con proveedores ficticios, empaquetar píldoras de color rosa que en realidad eran caramelos. Habló con él, entrevistó a su abogado defensor, al director de la prisión, al fiscal y al asistente psicológico de Schmidt.

Durante más de un año, Schmidt vendió más de 900 kilos de hachís, cocaína, éxtasis, LSD y medicamentos con receta, según los medios de comunicación. El joven los enviaba por correo a todo el mundo, utilizando a los carteros como sus incautos mensajeros. Era un negocio muy profesional, los pagos se hacían por adelantado y los pedidos se procesaban y enviaban, “solo que en lugar de zapatos, iban drogas”, dice Schmidt. De hecho, Schmidt dirigía su propio servicio de mensajería para casi todas las drogas, dice Stefan Costabel, el abogado defensor, en la película.

Schmidt tenía incluso valoraciones de clientes, una de las cuales lee en voz alta en la película: “Dos de mis dientes se me cayeron enseguida, esta sustancia sí te da en la cabeza”. Parece que quedó satisfecho, comenta Schmidt y sonríe. Parece bastante satisfecho consigo mismo.

En una escena, la directora Eva Müller le pregunta si no le remuerde la conciencia por haber tenido la culpa de enganchar a la gente a las drogas. La respuesta es que no: si la gente no le compraba a él, se drogaba en otra parte. Y, al parecer, los clientes simplemente lo encontraban a través de una búsqueda en Google. “Esto es una locura”, pensó Schmidt, “en un sentido positivo”.

Varios paquetes de droga no entregados acabaron conduciendo a los investigadores hasta Schmidt, según informan los medios de comunicación alemanes. En febrero de 2015, la Policía detuvo al joven, que entonces tenía 20 años, en el apartamento de la familia Schmidt en Leipzig. Los agentes incautaron 320 kilos de droga por valor de varios millones de euros. Schmidt fue condenado a siete años de prisión en un centro juvenil. Cuatro años después, en 2019, el joven salió de la cárcel.

Según Redaktionsnetzwerk Deutschland (RND), una redacción corporativa alemana, Schmidt está siendo investigado de nuevo por la venta de narcóticos ilegales después de su salida de la cárcel, aunque esta vez parece haber trabajado dentro de una organización ilegal.

Reportaje de la DW.