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Comparar a la reina con las celebridades de Hollywood y otras cuatro cosas que Meghan no entendió de la monarquía.

En la entrevista con Oprah, la duquesa de Sussex dio a conocer su gran falta de conocimiento y de interés sobre los asuntos clave de ser miembro de la realeza.

15 de marzo de 2021
Harry y Meghan
ARCHIVO - Meghan no entendió el significado y el valor de ser miembro de la realeza. (Foto AP / Matt Dunham, archivo) | Foto: AP

Uno de los temas que más sigue cautivando a la prensa internacional es la entrevista que Harry y Meghan, duques de Sussex, dieron a la presentadora Oprah Winfrey hace una semana. Sobre ella se ha hablado de muchas cosas, pero un aspecto que ha pasado inadvertido es que es la princesa conocía al parecer muy poco de la monarquía y del manejo de la vida en el palacio. Aunque nadie cree que los príncipes pueden regresar a su antiguo papel de miembros de la familia real y cualquier cosa que se diga hoy es llorar sobre la leche derramada, estas son algunas de las razones que explicarían su resentimiento y tristeza ante esa institución.

1. Falta de curiosidad: a muchos historiadores y expertos en la realeza les aterró que una persona graduada de la Universidad de Northwestern, como lo es Meghan, no haya tenido interés de averiguar un poco sobre la familia a la que estaba entrando en calidad de esposa de Harry. Aún más, no se necesita ningún grado para averiguar sobre el tema si cree en el dicho de que la gente no se casa con la pareja, sino con su familia. Ante las cámaras, ella dijo que no sabía nada de la monarquía británica ni mencionó que hubiera leído textos de historia para salir de su ignorancia. Ella solo buscó el himno nacional y otros cantos para la iglesia en Google y con eso tuvo para cumplir con su propósito de no avergonzarlos. Si hubiera hecho más en este frente, habría sabido que la realeza británica es diferente a las celebridades de Hollywood y que ellos, aunque comparten el mismo ADN con los demás mortales, son considerados personajes diferentes, únicos y especiales. Sin embargo, Meghan llegó a los cuentos de hadas que había leído en su niñez y lo único que sabía de la realeza era lo que “Harry le compartía”.

Harry y Meghan
Los deberes reales son duros, pues a veces los miembros tienen dos o tres compromisos al día (AP Photo/Kirsty Wigglesworth, File) | Foto: Agencia AP

2. No supo manejar la prensa como una princesa: Camilla, la duquesa de Cronwall, podría haber sido de gran ayuda para Meghan si se hubieran tomado un café juntas. De ser así, ella le habría explicado lo cruel que puede ser la prensa británica con los miembros de la familia real, pues ella fue víctima de mucha cuando Lady Di era la reina de los tabloides. Meghan se quejó muchísimo sobre el tratamiento que le dio la prensa a ella, pero eso no fue ni la mitad de las cosas que le dijeron a Camilla en su momento, que hasta la trataron de Rottweiler, por ser poco atractiva. Lo cierto es que tanto Camilla como cualquier otro miembro de la familia real sobrevive a los ataques de la prensa manteniendo su compostura y, aún más importante, quedándose callada. En ese sentido hubo una falta de cálculo que se deriva del primer punto, pues al no conocer la diferencia entre una actriz de Hollywood y la reina de Inglaterra, ella pensó que podría opinar de todo lo que quisiera ante la prensa. En palacio los asesores están muy atentos de que esto no suceda y por eso en su primera reunión con Oprah en el palacio de Kensington allí estaban ellos. No fue silenciada, como dice. Simplemente los asesores hacían su labor de cuidar que nadie de la familia hable de más.

3. El servicio en la realeza es trabajo duro: si hubiera leído libros de historia o periódicos, se habría dado cuenta de que el trabajo de los miembros de la realeza es pesado en el sentido de que las visitas oficiales a los colegios no son charlas con amigos ni los viajes a otras tierras, un plan de turismo. Sin embargo, si ella hubiera echado un ojo a la vida de otros miembros como ella, habría comprendido mejor su papel en “la Firma”. Enterarse, por ejemplo, de que el tatarabuelo de Harry, el rey Jorge VI, tenía una agenda llena de inauguraciones para develar monumentos o cortes de cinta y todo esto cansa. También, como lo reportó la propia reina Isabel en 1948, que los viajes a otros países son extenuantes. Cuando aún era princesa fue con su esposo a París y, a pesar de los frecuentes malestares y náuseas por sus cuatro meses de embarazo, la futura reina durante cuatro días estuvo en la Ciudad Luz atendiendo una agitada agenda oficial. Este tipo de servicio es parte del ADN de esta familia y Meghan tal vez no lo sabía.

  Harry y Meghan dejaron pasmado al mundo al contar que un miembro de la familia real les preguntó de qué color iba a ser su hijo, Archie, entre otras muestras de racismo.
Harry y Meghan hablaron de racismo, pero muchas de sus apreciaciones hoy son controvertidas. | Foto: ap

4. No hacer caso a los expertos: Meghan se quejó de que nunca tuvo un curso para ayudarle a navegar este complicado mundo. No hubo clase ni con quien hablar sobre cómo cruzar las piernas, según le mencionó la duquesa a Oprah. Se ha sabido recientemente que en realidad la reina Isabel sí le dio una persona de su total confianza para esa labor. Como lo dice Sally Bodell Smith, a Meghan le brindaron la antítesis de lo que ella llamó los hombres grises de palacio: Samantha Cohen, quien por años fue la asistente personal de la reina y sabe manejar con buen tacto las presiones de lo que significa ser miembro de la familia real. Ella estaba dedicada a Meghan tiempo completo y para todo lo que necesitara. Pero según se ha revelado en los últimos días, Meghan nunca pidió su ayuda ni quiso confiar en ella a la hora de solucionar sus dudas. Además, dicen, nunca le agradeció su presencia y trató a Cohen de manera despectiva, lo que le generó a esta funcionaria mucho estrés.

5. No fue agradecida con los regalos que le hizo la reina Isabel II: en esa misma línea de no haber aprovechado las oportunidades que la familia real le estaba brindando, Meghan tampoco supo agradecer un regalo invaluable que le dio la reina. Se trata del patronazgo de la Asociación de Universidades de la Commonwealth. La reina Isabel los nombró a ella y a Harry patrones de esta gran causa social, lo cual es una grandiosa oportunidad de ayudar a mucha gente en muchas partes del mundo. Meghan sí notó la cantidad de población de raza negra o birracial en estos países, pero a pesar de eso no vio la enorme ayuda que habría podido hacer allí siendo ella una mujer birracial. Prefirió escapar con su príncipe a California a desarrollar otro tipo de servicio social con su fundación Archewell, que aún muchos no saben cómo se articulará ni que propósito tiene.

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