Realeza
Contradicciones e inconsistencias: el fiasco del príncipe Harry en la corte
El hijo del rey Carlos III no pudo demostrar sus acusaciones de que el ‘Daily Mirror’ y otros periódicos interceptaron su teléfono para obtener información de su vida privada.
Harry, duque de Sussex, lleva años quejándose de cómo la prensa le ha hecho la vida imposible desde niño y ahora, por fin, tras un largo proceso preliminar, tiene la oportunidad de demostrarlo.
Sin embargo, su actuación del martes en el Tribunal Superior de Londres lo dejó muy mal parado.
En el juicio que protagoniza contra el Mirror Group, el duque de Sussex alega que los periódicos de ese conglomerado, como el Daily Mirror, uno de los más leídos del Reino Unido, el Sunday Mirror y el Sunday People, se valieron de prácticas ilegales, en especial la interceptación de sus teléfonos, para publicar información sobre temas como su consumo de drogas y sus relaciones amorosas, entre 1996 y 2010.
Para ello, presentó ante el tribunal 33 artículos que, para él y sus abogados, comprobarían su denuncia.
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Pues bien, si por la audiencia del martes, cuando empezó a presentar sus justificaciones, se pudiera predecir el resultado, se diría que no va a ganar el caso.
Eso sí, con esta aparición en la corte, el hijo de Diana de Gales ya cobró otro lugar en la historia, además de príncipe rebelde, al ser el primer miembro importante de la familia real británica en testificar en un estrado judicial en 132 años.
De resto, su comparecencia ya es juzgada por muchos como uno de los peores días de su vida y hasta se volvió motivo de burlas tanto en la prensa como en las redes sociales.
El Daily Mail, por ejemplo, lo tildó de “arrogante” y “esnob”, porque a una pregunta respondió que no sabía porque nunca había trabajado en una cocina.
Hubo momentos en que se vio perdido, y torpe para manejar los mamotretos de información judicial.
Durante las cinco horas de intenso interrogatorio por parte del abogado de Mirror Group, Andrew Green, el duque no pudo demostrar la veracidad de sus señalamientos a los medios en cuestión.
También fue muy inconveniente que se viera forzado a reconocer que, teniendo en cuenta sus acusaciones, en realidad no tiene idea de cómo los periodistas del Mirror obtienen la información de sus historias y que tenía poco para continuar con sus argumentos.
Peor aún, tuvo que admitir que no había leído nunca algunos de los artículos que sostenía que le habían causado estrés emocional.
Un incidente que se repitió varias veces en el cuestionamiento tiene que ver con las piezas periodísticas que presentó como evidencia. Estas contenían datos publicados previamente por otros medios, lo cual también le hizo daño a su credibilidad.
Por ejemplo, uno de los artículos que puso como ejemplo del supuesto abuso por parte del Mirror se refería a su conflicto con Paul Burrell, el mayordomo de su madre, quien se dedicó a vender objetos e historias de ella en la prensa.
En su declaración previa a la comparecencia, él dijo que no quería para nada encontrarse con Burrell para hacerle el reclamo por lo que estaba haciendo con la memoria de Diana, en 2003.
Sin embargo, el abogado le sacó en cara que en su libro de memorias, En la sombra, escribió que no estaba seguro de querer hacerlo.
Aunque quiso enmendar la cuestión, para los observadores británicos, detalles como ese minaron su credibilidad.
Otro momento en que Harry casi se queda sin respuesta fue cuando Green lo interrogó sobre un artículo en que el Mirror reportó que él se había fracturado uno de sus pulgares. Fue publicado en 2000 y el príncipe cree que el periódico lo supo porque le tenían “chuzado” el teléfono.
Sin embargo, Green le sacó a relucir que Press Association (PA), prácticamente la agencia de cabecera de la casa real, ya había reportado sobre el asunto.
Cuando el abogado le preguntó qué tenía qué decir, contestó que se acababa de enterar del informe de PA.
Enseguida, Green lo puso contra las cuerdas, luego de refutar sus versiones varias veces: “¿No estamos, príncipe Harry, en los terrenos de la especulación?”, ante lo cual el hijo del rey respondió: “Yo no fui quien escribió el artículo, tiene que preguntárselo al periodista”.
Green entonces le replicó si no existía la posibilidad de que sus compañeros del colegio de Eton habrían sido los que dieron la información sobre su dedo, teniendo en cuenta que, en sus memorias, él contó que eso sucedió al menos una vez.
Harry, de nuevo, tuvo que rectificarse a sí mismo, pues afirmó que ese aparte del libro quizá había sido una suposición.
Green también debilitó los argumentos de Harry al hacerle ver al tribunal que algunos de los datos que él afirma que fueron productos de la interceptación o el espionaje, simplemente, fueron aportados por personal de la casa real.
Ejemplo de ello, la vez que contrajo la llamada “enfermedad del beso”, un virus que le produjo lesiones en la boca, en 2002. Para Harry, un reporte del Mirror al respecto también fue producto del espionaje telefónico
No obstante, Green le sacó en cara dos cosas. La primera, que el subsecretario privado de su padre en ese momento, era tan amigo del periodista Piers Morgan, entonces editor del Mirror, que a menudo se encontraban para cenar y tomar tragos. La información bien pudo salir de su boca, insinuó Green.
Además, en el artículo del Mirror se citaba a una vocera del Palacio de St James, como fuente de la información sobre la enfermedad del príncipe.
“Eso fue en reacción a una llamada de un periodista”, fue lo único que tuvo para decir el hijo de Lady Di.
Este miércoles, Harry seguirá dando su testimonio, en esta que es solo una de las batallas legales que libra contra la prensa de los tabloides en su país.