Día de la Madre
Cristina Hurtado revela en SEMANA los retos de convertirse en madre en sus 40: “Me siento como mamá primeriza”
Mateo la convirtió en madre por tercera vez y poco después la bella presentadora regresó a la televisión con ‘La casa de los famosos’. En SEMANA reveló detalles de su vida como madre y también los retos que ha enfrentado en este polémico reality.
SEMANA: La casa de los famosos comenzó con críticas y hoy pone a conversar a medio país. ¿Cómo ha vivido esa experiencia?
Cristina Hurtado: Ha sido una experiencia retadora. El inicio fue difícil, pero hoy en día estamos poniendo a hablar a toda Colombia y América Latina. El resultado hasta ahora ha sido positivo.
SEMANA: Hace 21 años usted estaba en un reality, pero del otro lado, como participante. ¿Cómo recuerda ese paso por Protagonistas de novela?
C.H.: Lo recuerdo con agradecimiento. Protagonistas de novela me cambió la vida. Empecé un camino que no imaginaba, que ha tenido un final feliz. Llegué para llevarme el premio mayor y lo logré: un esposo maravilloso, con unos hijos divinos, la bendición de una gran familia. Si comparo los dos realities, Protagonistas tenía un fin más formativo, el propósito era aprender. En La casa es distinto porque los participantes no tienen nada que hacer, salvo algunas actividades de convivencia. Les toca aprender a adaptarse a las personas y eso lo hace más difícil.
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SEMANA: ¿Dónde quedaron sus sueños de convertirse en actriz?
C.H.: Yo no entré a Protagonistas de novela para ser actriz o famosa. En esa época era una de esas adolescentes que formaba parte de ese porcentaje que terminó muy joven en embarazo. Tenía 19 años y un hijo de 3. Vi ese programa como una puerta para un mejor futuro. De hecho, cuando estaba en el colegio, me buscaban para hacer teatro y siempre decía que no. Yo quería jugar fútbol o baloncesto. Pero la vida me fue llevando por los caminos de la presentación, del periodismo, de la producción. Y entendí que esa era mi vocación.
SEMANA: ¿Cómo recuerda esos años de mamá adolescente?
C.H.: Todo era incierto y confuso. Pero la fortuna de ser madre tan joven es que no te preocupas tanto por el futuro. Yo aún era una niña y vivía el presente y el deseo de salir adelante con mi hijo. A los 19 me llegó la oportunidad de Protagonistas y el universo conspiró para que luego me convirtiera en presentadora e hiciera una carrera en televisión.
SEMANA: ¿Y cómo fue ser mamá de nuevo, cercana a los 40 años?
C.H.: Tener a Mateo a esta edad ha sido un nuevo comienzo. Me siento mamá primeriza en todos los sentidos. Recuerdo que cuando iba a nacer Mateo y estaba empacando la maleta para ir a la clínica se me olvidó que yo también necesitaba una maleta. Y cuando mi hijo nació, fue recordar un montón de cosas que había olvidado. Pero tener hijos a esta edad es maravilloso, lo más bello para una mujer y una pareja. Eres más madura, más comprensiva, más paciente. Ves la vida sin afán. Has aprendido a darles prioridad a otras cosas de la vida.
SEMANA: ¿Qué le diría la mamá de Mateo a esa otra mamá adolescente?
C.H.: A esas mamás adolescentes les diría que las circunstancias no dejan pensar bien para tomar buenas decisiones. Sé que muchas veces no son apoyadas. Yo no fui apoyada por mi mamá cuando le di la noticia. Y eso puede llevar a cometer errores. Pero hay que ser fuertes, dejar el miedo y luchar para salir adelante con ese regalo de Dios. Claro, es normal culparse: por enamorarnos, por no cuidarnos de un embarazo. Pero hay que dejar de juzgarse. Cuando pasa la tormenta, uno nunca se arrepiente de tomar la decisión de sacar un hijo adelante.
SEMANA: Usted es un símbolo de belleza, pero habla sin filtros de las marcas de la maternidad en su cuerpo. ¿Cómo se ha reconciliado con esas huellas que le han dejado sus tres hijos?
C.H.: Voy a compartir una anécdota: alguna vez fui invitada a un desfile de Colombiamoda para una marca de vestidos de baño. Nos habían invitado a varias famosas. Estaba asustada y ansiosa. Y cuando fui a la prueba de vestuario, me angustiaba que se me vieran las estrías y pensaba que los medios me iban a criticar. Porque a veces las mujeres nos damos muy duro. Cuál no fue mi sorpresa cuando mi hijo Juan José me dijo: “¿Por qué pena si esas estrías somos nosotros?”. Me propuso que me escribiera los nombres de ellos en el cuerpo. Y lo hice. Puse esos nombres a los lados de mi cuerpo, que es donde más marcas tengo. Mi hijo tenía razón: hoy me siento orgullosa de mis estrías, de mi celulitis.
SEMANA: ¿Cómo compensa la vida de mamá con la vida profesional?
C.H.: Con organización y disciplina para que todo se haga con calidad. En mi caso, reorganizo mis actividades según los retos laborales que tenga en el momento. Y procuro que los espacios que compartamos sean de calidad, así mis hijos grandes (de 18 y 24 años) quieran ya pasar poco tiempo con sus papás. Con Mateo destino todas las mañanas para él y para mí. En las tardes se queda con su profe y yo hago mis vueltas. Y luego me dedico a La casa de los famosos.
SEMANA: ¿Cree que Mateo la ayudó a escapar del temido nido vacío?
C.H.: Es una buena pregunta. Creo que sí: ya Josse y yo estábamos padeciendo el síndrome del nido vacío. Porque ya mis hijos grandes poco comparten con los papás. De repente, nos veíamos solos en la casa un fin de semana. Y cuando llega Mateo llena todos esos espacios en la familia.
SEMANA: ¿Cómo reaccionaron todos cuando les dijo que el nuevo integrante de la familia era... otro niño?
C.H.: Mi familia esperaba que fuera una niña. ¡Todos! El país entero también y me lo escribían en redes sociales. El día que Josse se enteró, soltó un madrazo y dijo: “Otro gamín”. Pero después de la sorpresa llegó una gran felicidad.
SEMANA: ¿Cómo es eso de que Mateo no tenía nombre hasta varios días después de nacer? ¿Era “bebé”, a secas?
C.H.: Es verdad. Con Josse le dimos muchas vueltas al nombre. Y cometimos el error de preguntarle a todo el mundo su opinión sobre cómo llamar al bebé. Pero yo les aconsejo que esa decisión debe ser solo de los papás. Nosotros, en cambio, empezamos con una lista de 20 y terminamos con cuatro opciones. Y cuando llegó el día del parto y nació el bebé, las enfermeras preguntaron por el nombre. ¡Y no lo teníamos! Por eso en los registros iniciales el niño quedó como Bebé Narváez Hurtado. Mateo nunca estuvo en el radar, y yo le quería poner ese nombre a mi primer hijo. Pero al final se lo pusimos porque significa ‘regalo de Dios’.
SEMANA: ¿Cómo la convencieron de regresar a la televisión en medio de la felicidad de ser madre de nuevo?
C.H.: Yo me propuse darme un tiempo para disfrutar de mi maternidad. Quería disfrutar como nunca la maternidad, porque con mis otros hijos, Daniel y Juan José, no pude hacerlo. Quería tomarme año y medio o dos años. Mi esposo me apoyó. Al cabo de ese tiempo, Caracol me hizo una propuesta; luego, RCN, otra. Y aquí estoy en La casa de los famosos, vibrando con lo que más me gusta, la presentación.
SEMANA: Ahora que habla de este reality, Colombia se sorprendió con el romance entre Nataly Umaña y Melfi. Lo curioso es que usted también conoció el amor de su vida en un programa como este.
C.H.: Yo lo viví, sí. Y sé que eso adentro es muy complejo. Por eso no juzgo a nadie, y menos si hablamos de una relación de pareja. Nadie sabe qué pasa realmente dentro de una relación. Cada uno tiene sus sentimientos y sus heridas. Respeto que ellos hayan tomado esas decisiones.
SEMANA: A propósito de este escándalo, muchos creen que este programa está libreteado. ¿Qué les responde?
C.H.: No entiendo cómo pueden creer eso. Es la primera vez que se puede ver un programa de estos en vivo, en streaming, 24/7. Lo que comen, lo que hablan, lo que les pasa. Los estados de ánimo de cada uno. Están supervigilados. Tienen cámaras por todos lados. Nada de lo que sucede dentro de la casa está libreteado. Es la vida real en vivo.
SEMANA: Una pregunta final, que muchos se hacen: ¿qué tan cierto es que no se lleva bien con Carla Giraldo?
C.H.: La relación con Carla es nula. No tenemos ningún tipo de relación. De hecho, cuando estamos en el estudio, ella está en una parte del estudio y yo en otra. Ella tiene un set y yo otro. Y en algunos momentos tenemos intervenciones juntas, donde hacemos conexiones con los participantes de la casa o cualquier otra cosa que plantee el área de contenido y producción. Pero cada una a lo suyo y punto. No hay relación. No nos tomamos un café, no somos amigas. Cero, nulo. Somos personas diferentes, cada una con su personalidad, con su vida y sus creencias.