La primera entrevista bomba de la realeza británica: la del rey Eduardo VIII y Wallis Simpson, por quien abdicó el trono

Si alguien se puede estar retorciendo de contento en su tumba ante lo que está pasando con los Windsor es justamente el duque que llevaba el nombre de la casa, conocido antes como el rey Edward VIII.

La renuncia de Harry y Meghan a ser miembros activos de la familia real es un escándalo que palidece ante la audacia de Edward, quien en 1936 renunció a ser el monarca del Reino Unido e Irlanda del Norte, además de emperador de la India, para poder seguir compartiendo su vida con Wallis Simpson, llamada despectivamente “esa mujer” o “la americana”, como ahora es nombrada su compatriota Meghan Markle, y no precisamente con mucho cariño.

Wallis y Meghan guardan muchas similitudes además de la nacionalidad, como que eran divorciadas antes de emparentar con los Windsor. Además, debido a la oposición de la casa real, sus esposos cortaron radicalmente con esta.

Otro elemento en común es que, en algún momento, pudieron por fin hablar, tras largos periodos, de rumores y maledicencia.

Diana de Gales, la madre de Harry, esperó tres lustros para desahogarse en televisión, pues antes lo había hecho por medio de un libro para el que colaboró en secreto. Luego, a su hijo Harry le tomó casi tres años, en tanto que a los duques de Windsor, como fueron nombrados tras la abdicación, aguardaron 34 años para hacerlo.

En 1970, el exmonarca, al igual que Diana, eligió las cámaras de la BBC para hablar por primera vez, en un programa visto por doce millones de televidentes, la misma cifra que reportó el lunes 8 de marzo el canal ITV en el Reino Unido, al emitir la ya célebre entrevista de Harry y Meghan con Oprah Winfrey que ha causado todo un polvorín en la monarquía.

Finalmente, el mundo tenía su lado de la historia de Edward y Wallis, tras décadas de versiones que siempre dejaban mal parada a la pareja. Fue todo un suceso también porque, si ahora son muy escasas la entrevistas de los Windsor, en esa época eso no sucedía nunca.

Edward, llamado realmente David, era juzgado como desleal a su deber y resulta curioso cómo todavía hoy su sobrino bisnieto Harry siga recibiendo el mismo calificativo.

Wallis, por su parte, fue blanco de apodos como “la leopardesa de Baltimore”, por envolver supuestamente a todo un príncipe en sus caprichos.

Un poco al estilo de Harry, Edward dijo que nunca se sintió parte del establecimiento porque era independiente.

Incluso aclaró que su choque de criterios y opiniones con los miembros de su familia y con los influyentes cortesanos del palacio hubiesen persistido incluso si nunca se hubiera casado.

El entrevistador en esa ocasión fue el periodista Kenneth Harris, quien al igual que Oprah Winfrey con Harry y Meghan, se pasó años tratando de convencer al exmonarca de que hablara.

En el reciente programa de la famosa presentadora estadounidense, Meghan primero fue entrevistada sola y luego apareció Harry.

En el caso de los Windsor, primero apareció la pareja y luego el entrevistador se quedó solo con Edward.

Cuando Harris le preguntó a Wallis si tenía algún arrepentimiento por haber suscitado semejante alboroto, ella, con mucho tacto, respondió: “Acerca de algunas cosas, sí. Me hubiera gustado que hubiera sido diferente, pero soy extremadamente feliz. Naturalmente, todos tenemos que pasar por duros momentos. ¿Quién no? Solo tienes que aprender a vivir con eso”.

La duquesa, considerada una de las mujeres más elegantes del mundo, además de una anfitriona excepcional en el jet-set, habló además de los breves meses de su marido como rey.

“Creo que él estaba muy adelantado a su tiempo y tenía mucha energía. Me parece que estaba listo para establecer ciertas cosas, pero el resto no estaba preparado para ellas”, señaló Wallis, quien había estado casada dos veces antes de hacerlo con el rey.

Este último, por su parte, afirmó que, efectivamente tenía tendencia a ser un monarca reformador. “Yo tenía muchas concepciones políticas, pero me las guardé para mí mismo. Esa es la tradición en la familia real”.

Un eco de eso podría escucharse en el momento en que Harry y Meghan reconocieron ante Oprah que fueron silenciados.

Cuando abdicó, la orden para Edward por parte de su hermano George VI, quien lo sucedió, fue que no volviera jamás a Gran Bretaña. No obstante, sí lo nombró gobernador en las Bahamas, entre 1940 y 1945.

¿Por qué nunca más volvió a desempeñar un cargo al servicio de la Corona?, le preguntó Harris, y contestó que se había ofrecido muchas veces, pero que nunca más le hicieron caso.

Posiblemente, conjeturó, porque muchas personas estaban prevenidas en su contra.

No hay que olvidar que, antes de la Segunda Guerra Mundial, la pareja tuvo peligrosos devaneos con Adolf Hitler, en quien creyeron encontrar al aliado que pondría a Edward de nuevo en el trono de Gran Bretaña.

Hubo indicios además de que espiaron para los nazis.

Los Windsor llevaban una vida de reyes gracias a las prebendas que George VI les dio y a que traficaban con divisas.

Era famosa su afición al baile y a disfrutar de las playas, pero también por tener un matrimonio poco ortodoxo.

Biógrafos han relatado que ella tenía amantes o que se involucraban en cierto tipo de prácticas sadomasoquistas.

Dos años después de la entrevista a la BBC, la salud de Edward se deterioró y falleció.

En ese momento, de nuevo, la familia volvió a ser calificada de “fría”, pues dejaron a Wallis sola luego del sepelio.

Ella solo volvería a Inglaterra muerta, en 1986, para ser enterrada junto a su marido.

La duquesa de Windsor nunca fue perdonada por hacer tambalear los cimientos de la monarquía y ahora está por verse si habrá indulgencia para la duquesa de Sussex, su coterránea.

En todo caso, aunque con 50 años de diferencia, ambas entrevistas, junto con la Lady Di, solo delatan un notable inconformismo con las duras imposiciones de la monarquía y lo duro que es castigado quien se atreve a salirse del sistema.