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“Cuando me entero que era Vicente fue un salvavidas para mí”: Sebastián Dante
El actor mexicano de 26 años le da vida a Vicente Fernández en la serie ‘El Rey’.
Sebastián Dante, el actor mexicano que le da vida al Charro de Huentitán en su juventud, en ‘El Rey Vicente Fernández’, la primera serie de Caracol Televisión producida en México, que se estrenó el pasado miércoles 3 de agosto y que los televidentes podrán seguir televisando de lunes a viernes a partir de las 9:00 p.m. dijo que este personaje le llegó en uno de los momentos más críticos por los que estaba pasando.
El artista egresado con mención honorífica de la Escuela Nacional de Arte Teatral, Enat, comenzó su carrera en la serie ‘Woki Tokis’ producida por el canal mexicano Once Niños en el 2009. También participó en 2011 en ‘Peter Pan’, el musical en el Centro Cultural Telmex.
Asimismo, en noviembre del 2015 estuvo en ‘Homo Homini Lupus’, un cortometraje de Mantarraya producciones, ganador a mejor corto en Mórbido Film festival, dirigido por Alberto Ordaz; también proyectado en distintos festivales cinematográficos como: Cannes festival corner, Macabro film festival, Court-Metrange, Sitges film festival, Festival internacional de cine de Guanajuato y en el Festival internacional de cine de Morelia.
Otros de sus trabajos más destacados han sido las obras ‘Desacierto de Dios’ (2016), ‘El Vals de un Poeta’ (2016), ‘Ehecatl, Ambrosía’ (2018) e ‘Infierno incomprendido’ (2019).
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Sin embargo, el joven de 26 años nacido el 28 de noviembre de 1995, no siempre fue ese joven extrovertido que habría pensado llegar al mundo artístico. En diálogo con SEMANA, Dante reveló que era un niño que siempre estaba rezagado y que le costaba relacionarse con sus pares en la escuela.
Pero llegó un momento de su vida que considera emocionante y determinante para lo que es hoy. A sus 8 años, en una representación teatral de su escuela, participó en una obra sobre el nacimiento de Jesús, en la que personificó un papel que emocionó a todos los presentes.
“Mis padres me ven actuando ahí, se sorprenden y dicen: ‘este no es Sebastián, nunca lo hemos visto desenvolverse así, no lo reconocemos’. Ellos en una forma me pudieron reconocer en un espacio, un momento que era atípico para mí. En ese momento me inscriben a talleres de teatro; hice varios trabajos y así fui conociendo un poco el mundo del teatro y la televisión de mi país”, contó.
Transcurrido el tiempo, se fue forjando un espacio en la industria; sin embargo, llegó la pandemia del covid-19 que obliga a cerrar los escenarios. “Estaba muy preocupado, tenía que seguir pagando la renta, mantenerme. Tuve la oportunidad de hacer una serie que se llama ‘Falsa identidad’; ahí voy sorteando en el camino, hasta que llega el casting de Vicente”, reveló.
Un casting que Dante asumió con mucho compromiso. Claro, se trata de la vida del actor y cantante Vicente Fernández, quien falleció el 12 de diciembre de 2021, pero que dejó una huella inolvidable entre sus fanáticos con su trabajo musical que le valió ocho premios Grammy Latinos, catorce premios Lo Nuestro y una estrella en el paseo de la fama de Hollywood. Incluso, en abril de 2010, alcanzó la cifra de 60 millones de copias vendidas en todo el mundo.
Sobre su proceso en la historia de ficción inspirada en la vida del gran ídolo mundial de la música ranchera, que cuenta con la producción ejecutiva de Dago García, Amparo Gutiérrez, Lisette Osorio, Catalina Porto y Harold Sánchez, bajo la dirección de Fernando Urdapilleta, Conrado Martínez y Andrés Lizarazo; Sebastián Dante dio detalles.
¿Cómo fue escogido para interpretar a Vicente Fernández en su juventud?
Fue un proceso arduo; recuerdo que el primer filtro, en pandemia con esta nueva normalidad, los casting los empezamos a grabar nosotros mismos y le mandamos el material al director de casting o a la castinera correspondiente.
El primer filtro fue muy divertido porque me tocó hacer una escena de Kaled Acab (Vicente en su niñez) por un pequeño error en el traspapeleo de archivo, entonces yo leía la escena y decía: ‘caray, creo que este Vicente está muy chiquito, pero bueno, no pasa nada’, lo hice, la pasé súper divertido. Luego me contestaron, me dijeron que se habían confundido de escena.
Me volví a grabar, canté, pasé ese filtro, estaba muy entusiasmado, no sabía qué iba a pasar, me había sentido muy bien actoralmente; pero después me invitan a hacer el casting de manera presencial con los directores. Fue un proceso increíble en el que se podía improvisar, había mucha oportunidad de poder imaginar situaciones muy específicas.
¿Cuáles situaciones lo llevaron a lograr un trabajo como ese?
Recuerdo mucho que improvisé un momento en el que Vicente invita a salir por primera vez a María del Refugio Abarca Villaseñor ‘Cuca’ (su esposa). Cómo es el cortejo, cómo le canta y eso fue súper enriquecedor porque nos permitía acercarnos a un Vicente mucho más tridimensional que no solo correspondía a lo que estaba escrito ahí, poder meter muchísimo más juego y propuesta desde nuestro lugar actoral.
¿En qué momento le dijeron que el personaje era suyo?
Fue un proceso increíble y arduo; en el último filtro me acababan de vacunar contra el covid-19, entonces yo estaba cansadísimo, estaba súper mal del estómago, pero llegué al casting. Ese estado me permitió abordar la ficción desde un lugar bien interesante, me permitió entrar en un estado de ánimo específico, me permitió fluir las escenas que hice ese día. Cuando me dijeron que Vicente era yo, grité y brinqué de la emoción.
En ese momento estaba con ciertos problemas en mi carrera. La pandemia del covid-19 afectó muchísimo el trabajo, sobre todo la industria artística que se detuvo en mi país y poco a poco ya había gastado mis ahorros, estaban muy flacos, dije: ‘tendré que hacer otra cosa, tendré que seguir, no me voy a morir de hambre’. Cuando me entero que era Vicente fue un salvavidas para mí, un regalo.
¿Recuerda cuando escuchó a Vicente Fernández por primera vez o tiene una anécdota al respecto?
Algo que me gusta mucho contar es que cuando me quedaba en casa de mis abuelos, mi abuelo despertaba al lugar entero con Vicente Fernández, él tenía unas bocinas enormes que las ponía a funcionar muy temprano, entonces Vicente era una especie de despertador para toda la familia.
Uno podría pensar que a veces los despertadores son un poco tediosos o molestos, pero en el caso de Vicente era todo lo contrario, yo me despertaba cantando. Ese fue mi primer acercamiento, fue de las primeras voces que pude reconocer sin tener que ver a la persona. Estaba muy chico y apenas estaba conociendo un poco la escena musical o los cantantes, fue de las primeras voces que reconocí en la radio.
Poco a poco me fui encariñando con su música y conectando con esta persona tan importante que ahora me tocó representar.
Tuvieron una preparación conjunta los cuatro Vicente ¿cómo fue ese proceso?
Fue increíble porque nos permitió construir un Vicente unívoco, que tuviera coherencia a través de los años en pantalla. Conocer a mis compañeros Kaled Acab (niñez), Sebastián García (adolescencia) y Jaime Camil (adultez) fue muy enriquecedor.
Nuestra coach nos ponía a brincar, a movernos como Vicente; el hecho de no solo explorar personalmente esas formas o esas maneras de vivir como Vicente, sino de observar a mis compañeros fue muy enriquecedor porque tanto Kaled como Sebas me daban una referencia de lo que había sido el pasado de Vicente. Jaime también era muy interesante porque veía el futuro. Son seres humanos increíbles con los que pude trabajar y aprender muchísimo.
¿Cuál es la canción de Vicente que más le gusta?
Son varias, pero diría que ‘La copa rota’ y ‘Volver volver’; esta última es una canción que a mí como Vicente no me toca experimentar o vivir en la ficción, sin embargo, es una canción que cambió el referente del cantante de mariachi en mi país. Muchas veces las letras de las canciones hablan de desamor y un despecho a la figura o mujer amada y ‘Volver volver’ plantea un hombre o una persona arrepentida, que se reconstruye, que aprende de sus errores y que quiere enmendarlos.
A nivel social en mi país a mediados de los 70′s, esa canción era revolucionaria en la industria musical, vino a modificar muchísimo el paradigma de lo que implica una masculinidad en mi país, que si bien cada vez va cambiando y se va reconstruyendo más. En ese momento esa canción representó eso, un cambio, una revolución.
¿Qué aprendió de Vicente en medio de las grabaciones que no conocía antes de interpretarlo?
Fue muy fuerte, creo que eso es lo que más me llevo de este proceso tan increíble, el aprendizaje que me dejó Vicente en relación a no rendirme, a luchar por mis sueños y concretarlos.
Vicente representa eso, una persona mexicana y latinoamericana que se superó a pesar de un contexto terrible, es una persona que viene de abajo, que luchó y se abrió camino por su talento, por su trabajo, empeño y tenacidad; entonces eso es una cosa tremenda, es un aprendizaje que me llevo para toda la vida. Esa tenacidad de luchar por los sueños, la familia y los seres amados.
¿Tuvo algún contacto con algún familiar de Vicente?
No, desafortunadamente en el momento en que empezamos a filmar, Vicente ya estaba delicado de salud, estaba enfermo y fue muy triste porque a todos nos hubiera encantado tener ese contacto con la familia, pero evidentemente estaba preocupada y volcada a su estado de salud.
Pero la reflexión que me llevo es que conocí muy bien a Vicente. El tema de poder ponerme en sus botas, en sus zapatos, ponerme su traje, cantar sus canciones, vivir sus conflictos personales, sus miedos, sus frustraciones, te hacen empatizar y conocer a alguien de una forma muy íntima.
¿Se apegó totalmente al libreto o le impregnó algo de usted al personaje?
Definitivamente cuando abordas un personaje lo estas abordando desde quien eres, de alguna forma siempre se añaden elementos inherentes a la interpretación del personaje.
En mi caso, lo que más intenté fue poder utilizar modismos o regionalismos que pudieran narrar mejor o abonar a la narrativa dialogada de cómo habla una persona de Jalisco, de Huentitán y que vivió en Guadalajara. Muchas palabras que se usan allá y en ese tiempo, buscamos impregnarlas en el texto.