música
Daddy Yankee: un Big Boss que le dice adiós a los escenarios
Daddy Yankee, considerado el papá del reguetón, se despide a los 46 años de su carrera artística. Asegura que se va feliz de ver cómo este género no terminó convertido en una moda pasajera como muchos creían.
“Gracias por no hacerme un artista, sino un hermano de Colombia”. La frase retumbó en el Coliseo Live de Bogotá, ante 15.000 asistentes, durante el último concierto que Daddy Yankee brindó en el país, como parte de su gira Legendaddy.
Era la despedida de un artista que en marzo de este año anunció su retiro definitivo de los escenarios a los 46 años y que hace dos décadas fundó un movimiento musical que muchos creían “una moda pasajera” –según confiesa–, pero que hoy representa la identidad de la música latinoamericana.
La historia es así: Ramón Luis Ayala, nombre de pila de este hijo del caserío Villa Kennedy, en Río Piedras, Puerto Rico, bautizó el género que hoy se baila y canta en todo el mundo fusionando las palabras ‘reggae’ y ‘maratón’, esta última el nombre de las fiestas que se hacían en la isla en los noventa, en las que sonaba reggae en español.
Fue el comienzo de un fenómeno musical, el ‘reggae maratón’, que vio la luz en un casete en 1991, que los conocedores consideran una de sus primeras grabaciones.
Lo más leído
Pasaría muy poco tiempo antes de que productores de Puerto Rico, como DJ Playero, DJ Negro y DJ Nelson, mezclaran estos ritmos con letras callejeras que reflejaban la vida de los barrios populares. Con ellos nacería underground, como se llamó el género antes del término reguetón, de la mano, claro, de Daddy Yankee y artistas como Vico C.
Pocos sospechaban en ese entonces que ese ritmo pegajoso se extendería como un virus. Y en parte ese ‘contagio’ se daría con Gasolina, el primer éxito de Yankee que lo dio a conocer en todo el planeta.
Desde entonces, es el Big Boss de la música urbana en Latinoamérica.
El mito Daddy Yankee
¿De dónde nació el apodo que le dio fama? “Daddy proviene de mi rapero favorito, Big Daddy Kane. Y, pues, es una palabra que significa padre en español. Yankee es un homenaje al equipo de béisbol del que he sido fan. Y en Puerto Rico también le dices yankee a quien consigue sus logros”, cuenta el artista.
El Cangry, como también lo conocen, acumula siete álbumes en sus 33 años de carrera. Y se retira de los escenarios tras vender más de 30 millones de copias y obtener las más importantes distinciones para un artista de su tipo: cinco Latin Grammy, ocho Billboard de la Música, 30 Billboard de la Música Latina y cuatro Latin American Music Awards (incluido el Premio Ícono).
No siempre fue así. Antes de abrazar la música, el padre del reguetón quiso ser beisbolista y presentó varias pruebas para ingresar a las grandes ligas. Y ese hubiera sido su camino, de no ser por una bala perdida que lo hirió gravemente en la cadera mientras hacía una pausa en la grabación de un disco. Afuera, las pandillas de su natal Río Piedras se disputaban el territorio a sangre y fuego.
“Eso significó un antes y un después en mi vida. Antes de eso no pensaba en la música en serio, en verdad soñaba con ser deportista; fue un adicto del barrio el que me sacó de allí y me salvó la vida. Recuperarme me tomó más de año y medio”, cuenta Yankee al revivir el episodio.
En esos meses de recuperación comenzaría a hacer sus primeras composiciones; la semilla del reguetón. Grabaría un casete con DJ Playero y “utilizaría por primera vez la palabra reguetón. Pero nadie imaginaba que eso que grabábamos artesanalmente, en la sala de la casa con micrófono y mezcladora, se convertiría en un fenómeno mundial”.
Como siempre quiso ir por más, invirtió todo su dinero en grabar su disco Barrio fino. Pero “poco tiempo después de concluirlo, las canciones fueron pirateadas”.
Frustrado, pensó en dar un paso al costado e intentó estudiar contabilidad. Pero una llamada transformó esos planes. Al otro lado de la línea le contaron que su álbum había vendido 200.000 copias en apenas dos semanas. Barrio fino acabaría convertido en el álbum más vendido, con más de 3 millones de copias. Fue el mayor jonrón de su vida. Ramón Luis Ayala se convertía en Daddy Yankee. El resto es historia.
El rey midas del reguetón
El 12 de enero de 2017, el mundo escucharía por primera vez el sencillo Despacito en dos voces conocidas: Daddy Yankee y Luis Fonsi.
“Pasito a pasito, suave, suavecito...”. Los puertorriqueños habían creado la canción latina más importante de la industria de la música, con más de 7.900 millones de reproducciones en YouTube.
Era un coqueteo de Luis Fonsi, hasta entonces un exponente del pop, con el reguetón, un ritmo al que se venían sumando cada vez más artistas, aprovechando la popularidad del género.
El éxito insospechado de esta canción confirmó lo que ya era un secreto a voces en la industria: Daddy Yankee era un rey midas del reguetón.
“Y también fue la demostración definitiva de que eso que muchos creían iba a ser una moda musical pasajera, era en realidad un movimiento de fuerza mundial. Una manera de cantar, de bailar, de expresarse de toda una generación. Despacito es una confirmación de que el reguetón había llegado para quedarse”, está seguro Yankee.
Para él representa el triunfo de una virtud que dice haber cultivado a lo largo de toda su carrera, la disciplina.
“Disciplina significa una mente entrenada que controla tu vida. Si tú tienes disciplina, triunfarás en todo”, dice Yankee, quien confiesa que en sus tres décadas de vida artística ha conocido a artistas “incluso más talentosos que yo, pero que no tenían disciplina y se perdieron en drogas y alcohol y despilfarraron su dinero. Que no llegaban a los conciertos, que no respetaban los contratos. Entonces, la disciplina es lo que te hace mantener los pies en la tierra”.
No fue fácil. “Mientras los demás andaban de fiesta, y es fácil perderse en la fiesta en este medio, yo aprovechaba el tiempo para grabar en el estudio. Cuando todos llegaban tarde, yo estaba de primero, porque siempre he sido respetuoso de mi trabajo, mi trabajo es mi profesión”, dice orgulloso.
Hoy, el Big Boss se retira de los escenarios con su propio sello disquero, El Cartel Records, y la satisfacción de haberle entregado al reguetón una identidad.
Sabe bien que fue quien despejó el camino: sus giras arribaban a países en los que el reguetón era apenas un rumor. Llegaba a las entrevistas no solo con sus discos, sino también con los de sus colegas para demostrar que el reguetón era todo un movimiento con voces talentosas que apostaban por ese ritmo que se hizo música en las salas de los barrios populares de Puerto Rico.
Yankee puso al reguetón en el mapa de la industria y ahora se va con la satisfacción de haberle dado gasolina y mantener encendida una llama que más de 20 años después no se apaga.