REALEZA
¿De qué viven los miembros de la realeza británica?
Las finanzas de los Windsor son complicadas. Hay multimillonarios y asalariados, mantenidos, y hasta parientes pobres. Este es el recuento de lo que reciben al año del bolsillo de los contribuyentes, quienes a veces se preguntan si se justifica semejante dineral. Este es un artículo de la revista Jet-Set.
La reina Isabel II: 132 millones de dólares anuales
Recibe un sueldo de 107 millones de dólares del Estado, lo que se conoce como Sovereign Grant, o subvención soberana. Se echa al bolsillo otros 25 millones de dólares anuales por las ganancias del Ducado de Lancaster, creado en la Edad Media como fuente independiente de ingresos para el monarca.
Sus casi 19.000 hectáreas abarcan fincas, locales, casas de alquiler y otros negocios. Isabel también recoge rentas de múltiples propiedades privadas como Balmoral o Sandringham Estate. Así es como ella financia sus funciones y les da una mano a sus hijos menores, a su nieto Harry y a varios primos.
Eso es una bicoca frente a su fortuna personal, que el Sunday Times calcula en 500 millones de dólares, que la ubican en el lugar 344 de la lista de los más ricos del país, al tiempo que es una de sus diez mayores terratenientes.
Empero, el caudal de Isabel es mayor, incalculable, pues son mucho más valiosas sus colecciones de joyas, obras de arte, estampillas, muebles, mapas y manuscritos. A ello hay que sumarle los 30 millones de dólares de la fortuna de su esposo, el príncipe Felipe, en la foto.
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El príncipe de Gales: 28,5 millones de dólares anuales
Este cuantioso ingreso proviene del Ducado de Cornualles, 53.000 hectáreas de tierra repartidas en 23 condados, que son por tradición el soporte del hijo mayor del monarca de Inglaterra. Allí, el futuro rey arrienda tierras y casas, además de que tiene la próspera firma de productos orgánicos Duchy Originals.
Con este dinero, Carlos financia sus obras de caridad y su ostentosa vida privada. De eso viven también sus hijos, William y Harry, con sus esposas, Kate y Meghan, respectivamente. Eso sí, sus viajes oficiales los paga el contribuyente y, para tener una idea de las cifras, solo el periplo al sudeste asiático, en 2017, costó la friolera de 475.000 dólares.
Al príncipe, cuya fortuna asciende a 400 millones de dólares, no le hicieron mella los 20 millones de dólares, unos 40 millones de dólares de hoy, que le pagó a Diana de Gales por el divorcio en 1996. A él, la exigencia le pareció escandalosa, pero ella no cedió un ápice, aprovechando su afán de estar con su amante y actual esposa, Camilla (en la foto), quien justamente usa el título de duquesa de Cornualles.
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Los duques de Cambridge: 4’000.000 de dólares anuales
Es el dinero que el príncipe Carlos le provee a William para que solvente sus actividades oficiales y el sostenimiento de su esposa Kate Middleton (incluido su fastuoso ropero) y sus hijos George, Charlotte y Louis.
De otro lado, William recibe los rendimientos de su fortuna personal, cercana a los 40 millones de dólares, creada a partir de la herencia de su madre, Diana de Gales. Así mismo, comparte un fondo de 19 millones de dólares con su hermano Harry y demás primos hermanos, legado de su bisabuela, la reina madre Elizabeth, fallecida en 2002.
Los futuros reyes cuentan, de igual modo, con la fortuna personal de la duquesa, unos cinco millones de dólares, provenientes de la empresa de sus padres, Party Pieces. Poseen un apartamento de cuatro pisos y 20 habitaciones en el Palacio de Kensington, además de Anmer Hall, su casa campestre en Norfolk.
Los viajes oficiales de la pareja también corren por cuenta del erario, como sucedió cuando estuvieron en Alemania y Polonia, hace dos años, a un costo de 80.000 dólares.
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Los duques de Sussex: 3’000.000 de dólares anuales
Al igual que su hermano William, el príncipe Harry gana este sueldo nada despreciable por su trabajo de presidir obras benéficas, visitar unidades militares, representar a la reina Isabel en diferentes países, liderar las juventudes de la Commonwealth y ser embajador de buena voluntad de diversas causas.
La mayor parte de la cifra proviene de su abuela Isabel, a través de la subvención soberana, mientras que la otra tajada se la da su padre, Carlos de Gales. Harry no tendría que trabajar para vivir, pues también posee una fortuna personal que ronda los 40 millones de dólares, gracias a la herencia de su madre.
De otro lado, le toca la mayor parte del fondo que les dejó la reina madre a sus bisnietos.
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Ana, princesa real: 441.000 dólares anuales
Es la más activa de los hijos de la reina, con cerca de 540 compromisos al año dentro y fuera del Reino Unido, entre visitas oficiales, inauguraciones, conciertos, almuerzos, cenas de Estado, investiduras y eventos de caridad.
Por eso, los británicos creen que es merecida la asignación anual que recibe de su madre, a quien también empieza a reemplazar en algunos roles, dada su avanzada edad.
Ana es conocida por que cuida muy bien cada centavo de su fortuna, de 30 millones de dólares. Posee además un bello palacete, Gatcombe Park, regalo de bodas de Isabel, y una colección de joyas de más de 7 millones de dólares.
Está casada, en segundas nupcias, con el vicealmirante Timothy Laurence.
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El duque de York: 580.000 dólares anuales
La reina le paga a Andrés, su tercer hijo, esta cantidad por labores en su nombre, en especial por la promoción del liderazgo en los jóvenes y el emprendimiento. Tiene unos 82 millones de dólares en el banco, producto de un fondo establecido cuando era niño.
Quienes no reciben plata del tesoro público son sus hijas, las princesas Beatrice y Eugenie, porque no cumplen funciones oficiales. Ellas tienen fama de ser unas flojas y de derrochar la plata de su padre en ropa.
Pero lo cierto es que Beatrice trabaja como vicepresidente de estrategia de la firma Afiniti, mientras que Eugenie es directora de la galería Hauser & Wirth.
Ambas comparten un fondo de 1,5 millones de dólares y la herencia de la reina madre Elizabeth.
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Los condes de Wessex: 290.000 dólares anuales
Tanto el hijo menor de la reina como su esposa, Sophie, laboran de tiempo completo para la realeza. A Edward, especialmente, se le duplicó la carga, debido a que asumió muchas de las funciones de su padre, el duque Felipe de Edimburgo, tras su retiro de la vida pública.
Hace algunos años, los condes se vieron en el ojo del huracán porque quisieron tener sus propias empresas en el campo de la televisión y las relaciones públicas. Pero los acusaron de aprovecharse de su posición para captar buenos contratos y la reina les ordenó cerrar las firmas.
La fortuna de Edward ronda los 45 millones de dólares y también proviene de fondos constituidos en su infancia y las herencias de sus abuelos, George VI y la reina madre.
* Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set