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Destape a la colombiana
El desnudo, que históricamente fue un tabú en el país, se ha vuelto hoy el pan de cada día. En los últimos años muchas famosas se han atrevido a posar en traje de Eva ante las cámaras.
La imagen en blanco y negro de una mujer tendida sobre una cama, totalmente desnuda, a la cual no se le ve el rostro, seguramente hoy no despertaría ningún tipo de escándalo ni controversia. Pero en la Colombia de 1962 la cosa era diferente. El lente de Hernán Díaz captó la escena cuya protagonista fue Fanny Mikey, quien se convirtió en una de las pioneras del destape en el país al ser de las primeras actrices en atreverse a dejarse fotografiar desnuda. "Fue una ruptura para la época. En ese entonces existía una revista que se llamaba 'Nueva Prensa' y en su página de arte, Marta Traba escribió que la gente me recordaría no por haber hecho 'Edipo Rey' ni la casa de 'Bernarda Alba' sino por haber aparecido sin ropa. Algunos se escandalizaron, hablaron de excomulgarme, y llegué a recibir muchas propuestas indecentes", cuenta Fanny. Fue un desnudo entre una serie de fotos que ilustraron el libro La vida pública, un poema de Arturo Camacho Ramírez basado en la vida de una mujer de la calle. Delante y detrás de la cámara, como fotógrafa y como modelo, Dora Franco fue otra de las primeras mujeres en abrir paso a la era del destape en Colombia y en levantar ampolla. Su debut lo hizo para el fotógrafo Abdu Eljaiek, también para ilustrar unos poemas, esta vez de Eduardo Mendoza Varela, cuando solía posar en la Escuela de Bellas Artes para artistas como Enrique Grau. Las reacciones no se hicieron esperar: "Yo dividía las fiestas cuando llegaba. Los hombres me saludaban y me felicitaban y las mujeres no querían ni dirigirme la palabra", recuerda. Por la misma época las fotos de una reconocida modelo también causaron revuelo. Marlene Henríquez apareció en un calendario en el que mes a mes iba saliendo más ligera de ropa hasta llegar completamente desnuda a diciembre. "La revista 'Cromos' publicó algunas de las imágenes y fue un escándalo: en Pereira prohibieron la venta. Pero estaba convencida, y aún lo estoy, de que mi figura tenía las cualidades para volverse una obra de arte", contó Marlene a SEMANA hace unos años. A esta tímida ola de destapes la siguió la creación de la revista Bárbara-Bárbara que quiso especializarse en el tema del desnudo. Aunque en sus páginas quedaron plasmadas algunas de las mujeres más bellas del momento, como la modelo Nydia Bahamón, la revista sólo aguantó cuatro números y cerró en 1977. Sin embargo, a pesar del fracaso de la publicación, ya se había dado un primer paso y era muy difícil echar reversa. Desde entonces, los colombianos se acostumbraron cada vez más a ver en diferentes revistas, al igual que en la televisión y el cine, a muchas estrellas de la farándula nacional desnudas. Amparo Grisales fue la que más brilló en esta aventura: si bien la actriz no tuvo el monopolio sí el reinado en materia de destape. Su primer desnudo lo hizo en 1982 en la película Los elegidos y asegura que aunque la película era mala, el éxito en taquilla se debió al afiche realizado por Dora Franco, en el que Amparo aparecía con su cuerpo dorado, abrazando a un actor ruso. "La censura era tal que dos años antes, en 'La mala hora' mi personaje corría desnudo entre los árboles, pero en realidad me vistieron de pies a cabeza con una licra color piel". Paralelamente apareció en varias fotos y campañas publicitarias ligera de ropa, pero nada alborotó tanto el avispero como la escena de lesbianismo entre Amparo y Margarita Rosa de Francisco, ambas desnudas en Los pecados de Inés de Hinojosa, serie que se emitió en 1988. "Yo fui quien rompió el esquema y di el primer paso para realizar ese tipo de escenas. Hoy el ambiente es diferente: el mundo ha cambiado y nadie se escandaliza por un desnudo", asegura Amparo y al parecer no se equivoca. Atrás quedó la década del 60 cuando Fanny Mikey y Dora Franco estuvieron en el ojo del huracán. Incluso la del 80 cuando al publicista Angel Becassino la policía le decomisó un rollo de fotografías porque había realizado unas tomas a una modelo desnuda en la vieja catedral de sal de Zipaquirá, y fue tildado de sacrílego. Ahora sorprende la normalidad con que en la actualidad semana tras semana importantes revistas están plagadas de mujeres y hombres desnudos, que sin problema pueden alternar páginas con temas políticos, económicos y culturales. Más sorprendente aún es que cada vez se trata menos de las típicas rubias anónimas de antes, pues estas han sido desbancadas por figuras reconocidas que han decidido hacer a un lado su pudor para dejarse fotografiar como Dios las trajo al mundo. Algunos expertos consideran que en los últimos años el país ha vivido un destape similar al que se vio en España después de la muerte del general Francisco Franco. Podría decirse que actualmente, los ejes de este fenómeno son revistas como SoHo y Diners y los calendarios cada vez más atrevidos. Uno de los ejemplos más recientes es precisamente el de Lianna Grethel, realizado por el director de cine y fotógrafo Gustavo Nieto. En cada uno de los meses la modelo aparece desnuda ya sea en las pirámides de Egipto, en Machu Picchu o la de noviembre, enfrente de 'El redentor' del cerro del Corcovado, en Río de Janeiro, foto en la que se puede leer: "Todos estamos hechos a imagen y semejanza del Creador". En cuanto a fotógrafos, el gurú de este género es Carlos Duque, seguido en esta actividad por otros como Salvatore Salamone y Carlos Gaviria. Durante los últimos dos años muchos personajes de la vida nacional se han dejado seducir por la cámara de Duque y han aparecido desnudos en las páginas de Diners. El captó la imagen de Isabella Santo Domingo recostada desnuda sobre el lomo de un caballo y otras en las que artistas como David Manzur se han destapado. "El desnudo es una herramienta para seducir, más si se trata de una celebridad, porque es su intimidad extrema, su alma y siempre será un fenómeno", asegura Duque. Esto lo corrobora Gustavo Nieto: "El desnudo de un famoso es como la declaración de un gran escritor, viene precedido de un nombre, de una imagen". Si el fotógrafo de moda es Carlos Duque, el vehículo de moda en cuestión de destapes es la revista SoHo. Un índice de cómo han cambiado los tiempos es que mientras Bárbara-Bárbara no logró superar las primeras ediciones, SoHo es la de mayor crecimiento publicitario en el país. Vale la pena aclarar que las dos publicaciones no son comparables porque la última no es exclusiva de desnudos sino que más bien es una revista del estilo de vida yuppi. Lo cierto es que sus desnudos artísticos se han convertido en la consagración de las famosas y en el trampolín obligatorio de las que quieren reemplazarlas. En todo caso el fenómeno parece ser más colombiano que de los países vecinos, pues aunque SoHo se distribuye en Venezuela y Ecuador, es difícil encontrar mujeres de la región que acepten aparecer desnudas. En cambio en las ediciones del país han sido objeto de admiración colectiva las mujeres más bellas de la farándula y de la sociedad colombiana como Juanita Acosta, Carolina Gómez y Kathy Sáenz. Como toda moda que se impone la del destape también despierta recelo. Para Abdu Eljaiek tanta oferta de desnudos ha hecho que se pierda la magia de lo escaso y afirma que "lo de hoy no es producto de una liberación sino de una obsesión por el tema. Como ya no son prohibidos la sociedad se ha ido al otro extremo". Por su parte, Amparo Grisales tiene una opinión similar: "Cuando yo empecé era una audacia, ahora es sólo una moda". Puede que sea moda pero sin duda va a permanecer. La experiencia de los otros países muestra que cuando llega el destape nunca hay contrarrevolución. El desnudo se asimila y se vuelve parte de la vida cotidiana. Todo indica que así sucederá en Colombia. A menos que resucite don Miguel Antonio Caro.