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Diva Jessurum cuenta cómo fue vivir con un agresivo cáncer de seno, estar a punto de ser mutilada y haber salido victoriosa, ¿cómo lo logró?

“Puedo decir que el día más feliz de mi vida es el día que me dijeron que mi cuerpo estaba libre de cáncer”, confiesa a SEMANA la periodista.

5 de septiembre de 2022
Diva Jessurum
Diva Jessurum, venció el cáncer de mama | Foto: Instagram @divajessurum

Diva Jessurum, la directora de los dos programas de entretenimiento con mayor audiencia en Colombia, sorprendió este fin de semana con una noticia: padeció de cáncer de mama y aunque no fue fácil, con valentía logró superarlo. La mujer que dio vida a Show Caracol, a Se dice de mí y Expediente final sufrió durante más de dos años en silencio, aunque siempre convencida que todo problema que se presente tiene solución. Quizá fue esa filosofía de vida la que le dio fuerzas para superar los dolores físicos y aquellos que por momentos achicopalan el alma.

Los dolores en el seno durante el año 2021 se hacían cada vez fuertes para la periodista. Varías visitas a especialistas y una maratón de exámenes médicos durante diciembre arrojaron a inició de este año un diagnóstico poco alentador. El cáncer había invadido parte de su cuerpo y la única forma de combatirlo era con quimioterapias.

“Mucha gente odia las quimios, pero yo no puedo odiar algo que me salvó la vida”, dice en conversación con este medio.

De esa cita en la que el médico le vislumbró el panorama, salió la frase de la que ella se apropió: “No tuve miedo del cáncer, el cáncer me tiene miedo a mí”. Conocer un diagnóstico de esos es como sentir que cae un baldado de agua fría sobre el cuerpo y sin aviso, han referido miles de personas que se enteran de una noticia similar, y no fue la excepción para Diva.

El oncólogo le explicó lo agresivo del tratamiento, que tendría que alejarse durante un largo período de su trabajo, pero a la vez le dijo: “No te preocupes, no le tengas miedo al cáncer”. Y entones Diva completó la frase como si se tratara de uno de sus libretos: “que me tenga miedo a mí”, y la respuesta del especialista fue avalando la actitud de la presentadora: “me di ánimo, fuerza, y dije no me voy a dejar vencer”, indicó. No fue fácil.

La caída de cabello su máximo temor

Cómo cualquier paciente, y buena periodista, empezó a indagar por lo que pasaría después del diagnóstico y al iniciar el tratamiento. Pérdida de peso, “tiene solución”, pensó. También escuchó que las uñas se pondrían moradas, pero no era algo que el esmalte no pudiera disimular.

“Se te va a caer el cabello”, esa respuesta si le generó escalofríos. Era lo que menos quería. La calvicie dejaría en evidencia su enfermedad. Algo que quería evitar en lo posible. El tema iba más allá de la mera vanidad de los estereotipos de la belleza femenina.

Diva Jessurum, presentadora colombiana de televisión
Diva Jessurum, presentadora colombiana de televisión | Foto: Foto de @divajessurum

Eso implicaba que su enfermedad desplazara los 25 años de trabajo y los más de los 26 reconocimiento como buena periodista. “Ya dirían la periodista que tiene cáncer y no la directora y presentadora de dos programas de televisión”, mencionó la única Diva de la televisión colombiana, como es conocida.

No podía creer que en pleno siglo XXI no hubiera un avance científico que evitara la caída del cabello. A los dos meses de tratamiento se le cayó el primer mechón y la semana siguiente el segundo. Tan decisiva como suele ser, tomó fuerzas y ella misma se quitó el cabello antes de que se le cayera del todo. Fue su maquilladora personal quien la escudó y acompañó en cada proceso físico, no dejó que ante los ojos de los demás fuera evidente la enfermedad.

Su empleada doméstica y amigos la han acompañado en toda la lucha

Seis años lleva trabajado Marina Therán con ella en su casa, y en los momentos más difíciles estuvo siempre acompañando a Diva. “Ha sido superespecial”, dice la presentadora agradecida de lo hermoso que es ser humano cuando es consciente que no existen barreras sociales, sino la empatía.

Su colega y amiga Liliana Bechara no la ha dejado sola desde el primer día que se enteró que el cáncer apareció en la vida de Diva. El hermano de la periodista fue quién la acompañó en la primera quimioterapia.

Lo bello de la enfermedad

El afán de cada día hace que la fe se convierta en rutina, asegura la presentadora, pero el cáncer le permitió acercarse a Dios como nunca. Conoció lo que es el Ayuno de David y eso le dio tres armas muy fuertes espirituales que le permitieron ver el amor de Dios, reflejado en dos milagros.

El primero de ellos fue cuando después de que le dijeron que, tras varios meses de quimioterapia, el esfuerzo había sido en vano porque el cáncer no había disminuido. Oró con fe y un día recibió la llamada que le indicaba que se trataba de un error, que al comparar bien los resultados sí se había visto una mejoría.

Y el segundo fue que su fe en Dios no permitió que la amputaran, faltando un día para la intervención quirúrgica los especialistas cambiaron de opinión porque vieron mejoría. Diva le prometió a Él que, si no permitía su mutilación, ella daría testimonio y hoy está cumpliendo con su ofrenda.

El día que se enteró que su cuerpo estaba libre de cáncer

Diva nunca paró de trabajar, distribuyó las cargas para que fuera un poco más laxo el trabajo de 10 puntos bajo a siete en intensidad laboral, pero continuó haciendo entrevistas, libretos y direccionando a su equipo de trabajo. Precisamente, una tarde en plena jornada laboral, mientras iba en un carro, recibió la llamada de su primo que es médico y que la apoyó durante el proceso. “Ya salieron los resultados y estás libre de cáncer”, recuerda que fueron las palabras que la hicieron sentir ese vacío en el estómago –como si estuviera al borde de un abismo a punto de caer y alguien la toma de la mano para evitar que cayera al precipicio–, el mismo que se reflejó en un llanto incontrolable de alegría.

“Sé que es el final del cáncer en mi cuerpo, pero no el de la lucha”, puntualizó la periodista mientras se realiza el proceso de desintoxicación de los químicos que tuvo que recibir su cuerpo, cada 21 días y que la debilitaba, pero a la vez la hicieron más fuerte.