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Diomedes Díaz, 10 años de la muerte de la estrella del vallenato: música, amores y anécdotas que dejaron huella en Colombia
El famoso artista marcó una huella imborrable en la memoria de millones de personas.
La industria musical en Colombia logró consolidar una fuerte y extensa lista de artistas, los cuales brillaron con sus voces a lo largo del tiempo. Cada uno les puso su toque a diversos géneros, conquistando a un público nacional e internacional que, día tras día, sigue interpretando sus canciones con toda la pasión.
Una de estas estrellas fue Diomedes Díaz, considerado uno de los mayores representantes de la música colombiana. Su extenso recorrido por los caminos artísticos le abrieron puertas en diferentes escenarios, cautivando con las raíces del vallenato y con sonidos que nadie antes había adoptado.
La celebridad conquistó con sus canciones, movimientos, dichos, las letras que imprimió a cada proyecto y la huella que plasmó en los escenarios, donde conectó con los fieles seguidores de su trabajo. Poco a poco entró en los corazones de muchos, quienes gozaron y bailaron con cada título que estrenó durante su vida como exponente del vallenato.
De hecho, la realidad de Diomedes Díaz se vio rodeada de distintas situaciones que construyeron una historia interesante, polémica y salida de lo común, donde los matices estaban enfocados en sus temas musicales y los detalles íntimos que salían a la luz.
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La estrella colombiana no logró escapar del foco mediático, dejando a la vista momentos que lo marcaron de una u otra forma.
¿Quién era Diomedes Díaz?
Diomedes Díaz, cuyo nombre de pila era Diomedes Dionisio Díaz Maestre, nació el 26 de mayo de 1957 en la finca El Carrizal, ubicada en La Junta, un corregimiento de San Juan del César, La Guajira. El colombiano tuvo una infancia tranquila y humilde, pero llena de música, la cual adornaba sus días y le ponían un toque diferente.
En distintos espacios se reveló que desde muy pequeño gozaba de las parrandas para cantar y compartir un poco de ese talento innato que estaba surgiendo en él, y que lo llevaría a triunfar en la escena nacional. Su voz y sus composiciones se iban moldeando por las raíces artísticas que llevaba en la sangre, ya que su tío era un reconocido acordeonero que lo encaminaría a ese futuro prometedor.
Martín Maestre, fallecido familiar del cantante, se encargó de destacar el talento vocal del colombiano, ayudándolo a enfocarse en un género que poco a poco iba tomando fuerza en la industria. No obstante, el cantante tenía claridad de lo que deseaba, y muchos le atribuyeron su potencial para componer al trabajo que tenía como mensajero en radio Guatapurí (emisora donde se pasaría su primer proyecto titulado La negra).
Diomedes Díaz, de acuerdo con lo que comentó el periodista Alberto Salcedo Ramos, cuando era niño, cantaba e intercambiaba sus cantos con los indígenas por café, explotando su voz en diversos espacios de la realidad que llevaba con su familia. Detalles que salieron a la luz sobre su niñez también mencionaron que era llevado a Villanueva, donde cursó sus primeros estudios en el Liceo Colombia.
De hecho, en este lugar fue donde ocurrió uno de los sucesos que marcó la vida de la celebridad, pues allí tuvo un accidente que le lastimó el ojo derecho. Según lo comentado por Icho, Wilson Peñalosa, amigo de la infancia de El Cacique de La Junta, en Testigo directo, todo pasó cuando estaban en un palo de mango y él lanzó una piedra para bajar la fruta, pero terminó golpeando a su allegado.
El artista sufrió la herida en esta zona del rostro y dejó angustiado a su compañero de juegos, pues creía que había sido algo peor.
“Con tan mala suerte que una pedrada mía le dio en el ojo derecho. Diomedes se fue bajando despacio, cuando llegó abajo tenía hilos de sangre en la cara. Yo me asusté porque fue una pedrada sin culpa. Yo llegué a la casa mía y seguí de largo, me metí debajo de la cama de mi abuela”, relató el amigo del fallecido vallenatero.
Un apodo que marcó la historia artística en Colombia
Diomedes Díaz, desde muy joven, se abrió paso de forma inesperada en un mundo de artistas, los cuales fueron recibiéndolo y dándole camino para que explotara sus habilidades musicales. De hecho, el intérprete experimentó un momento bastante particular cuando se topó con un apodo que le puso otra de las grandes estrellas del vallenato.
En sus inicios, aproximadamente en 1976, el cantante fue bautizado de manera sorpresiva por las raíces que cargaba de su tierra natal. Rafael Orozco y Emilio Oviedo grabaron la canción ‘Cariñito de mi vida’ y ahí se mencionaba un saludo muy tradicional que catalogaba a Diomedes Díaz como El Cacique de La Junta. Este término fue llevado por siempre en la carrera del colombiano, que, sin duda alguna, fue elogiado y aplaudido por el fuerte arranque que vivió en la escena nacional.
El vallenatero, tras un Festival de la Leyenda Vallenata, logró tener un acercamiento con Náfer Durán, famoso acordeonero, con quien terminó grabando en 1977 la primera producción como independiente, titulada Herencia vallenata, donde estaba incluido el tema que compuso, llamado El chanchullito.
En aquel año también incursionó con su proyecto Tres canciones, en el que trabajó de la mano de Elberto ‘El Debe’ López en distintas ideas que lo darían a conocer aún más entre los amantes de este género. En 1978 se unió a Juan Humberto Rois, acordeonero, con quien fusionó su talento para presentar el disco La locura.
Ya en los años 80, específicamente en 1984, Diomedes Díaz quiso probar nuevos caminos y formó un dúo con Nicolas ‘Colacho’ Mendoza. Tras esta etapa profesional, el guajiro decidió inclinarse por el nuevo acordeonero Gonzalo Arturo ‘El Cocha’ Molina, que le ayudó en sus trabajos como Si te vas te olvido y Sin medir distancias, hasta 1987.
Al toparse de nuevo con Rois, la celebridad estrenó Ganó el folclor, Canta conmigo y El cóndor herido, grandes éxitos que fueron un hit dentro de la cultura musical.
El colombiano, pese a algunas polémicas que rodearon su existencia, pisó fuerte en la música y se convirtió en uno de los exponentes vallenatos del país, brillando con otras canciones como Sin ti, Mi primera cana, Bonita y Tú eres la reina. El paso del tiempo fue beneficioso para el compositor, pues creció en lo personal y económicamente, llegando a vender hasta 20 millones de discos a lo largo de su trayectoria.
Una vez se coronó como un ícono del vallenato, Diomedes Díaz llegó a ganarse un Grammy Latino en 2010, a raíz de su nominación dentro de la categoría Cumbia/Vallenato. Su nombre sonó bastante en escenarios internacionales y brilló como uno de los grandes dentro del marco artístico de Colombia. No obstante, tres años después, en diciembre de 2013, presentó su sencillo No llores, mamá, dándolo como un adelanto de lo que sería su álbum La vida del artista.
No obstante, la realidad del cantante se vio llena de polémicas por sus romances con varias mujeres, hijos que nacieron de sus relaciones, excesos, consumo de drogas y la muerte de una joven que se involucró con él en una historia particular. Adicional a esto, sus dichos y sus toques personales fueron claves para darle identidad, enamorando a más de uno con frases como: “Yo no sé, Ernesto, no sé” y “usted no sea tan sapo, tan lambón...”.
A pesar de que la estrella logró salir bien de sus controversias, en más de una ocasión terminó enfrentándose a comentarios y críticas de quienes no estaban de acuerdo con sus acciones. La estrella salió adelante hasta el día de su muerte, el cual impactó aquellas navidades de los colombianos.
Muerte de ‘El Cacique de La Junta’
Para millones de personas en Colombia, el 22 de diciembre de 2013 se ubicó como una fecha nostálgica y triste, debido a la inesperada partida del cantante vallenato, quien abandonó este mundo a la edad de 56 años. Todo sucedió de forma sorpresiva, dejando un vacío imborrable en sus seres queridos y allegados.
El cantante y emblema de la música falleció en Valledupar tras sufrir un paro cardiorrespiratorio, el cual se lo llevó cuando se encontraba descansando en su cama. Su pareja sentimental, Consuelo Martínez, se dio cuenta de que él no estaba moviéndose y decidió llamar una ambulancia para que lo llevaran al hospital, donde se decretó que había llegado sin signos vitales.
La huella que dejó Diomedes Díaz no se borrará de la memoria de sus fieles seguidores, quienes no dudaron en llorar y despedirlo por todo lo alto. Su partida no solo despertó nostalgia y tristeza, sino que marcó un antes y un después en el género musical, donde se ubicó como un referente para nuevas generaciones.