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Diomedes Díaz: el mundo del vallenato recuerda al Cacique de la Junta 9 años después de su partida
Querido y odiado por muchos, el artista parece seguir vivo en la memoria de un país que no olvida sus canciones, pero tampoco sus excesos. ¿Ya jugó el número de la suerte que mandó desde el más allá?
“A Diomedes Díaz se le quiere o se le odia, pero no hay manera de ignorarlo”, se le escucha decir desde su mecedora a Clementina Epinayú, una devota seguidora del Cacique de La Junta en Valledupar al que hoy, 22 de diciembre, recuerda con una veladora encendida en la sala de su casa cuando se cumplen 9 años de la partida del artista, a causa de un paro cardiorrespiratorio.
Es que el artista más vendedor en la historia de la música vallenata –la voz detrás de himnos de este género como El cóndor herido, Sin medir distancias y Tú eres la reina– sigue vivo en la memoria de seguidores, artistas y hasta detractores. Por eso, este jueves se celebrarán varias misas en simultánea en su honor en Barranquilla, Valledupar, Montería y Bogotá.
Es tanto el fervor que aún despierta el cantautor, fallecido a los a los 56 años, que algunos en el Cesar y La Guajira le atribuyen sendos milagros y ayudas desde el más allá, pues, dicen, ha conseguido aliviar enfermos, encontrar trabajo para algunos y hasta resolver amores imposibles para otros.
Y la superstición alrededor de la muerte del cantante ha llegado a tal punto que no son pocos los que creen que Diomedes se encargó de arreglarles la Navidad a más de uno al ‘mandar’ el número de la suerte para chances y loterías.
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Es una escena que se repite cada diciembre, pues los llamados diomedistas saben que para esta época, el cantante ‘envía’ desde el más allá combinaciones para hacerles ganar platica a sus seguidores.
Otro de los números que se apuesta mucho por estos días en la costa Caribe es el 1208, el número de la tumba donde reposan sus restos. Ya en septiembre de este año salió el 1222, que se asocia con la fecha de su muerte.
Un hombre generoso
Conocidos y amigos del Cacique de La Junta evocan con nostalgia a Diomedes Díaz en estas fechas, pues el artista las aprovechaba para repartir dinero y regalos entre la gente.
“Él regalaba aguinaldos todo el año. Su lema era que entre más grande fuera, más debía ayudar a su gente. Diomedes no quería que la gente pasara todo el trabajo que el pasó”, asegura Joaquín Guillén, quien fuera amigo y representante artístico, en declaraciones recogidas por el diario El Heraldo de Barranquilla.
Guillén rememoró que un día cualquiera lo llamaba para que salieran en la camioneta a repartir plata, la hora escogida era generalmente las cuatro de la tarde.
“Me pedía que llevara tres millones de pesos en menudo y en los recorridos que hacíamos por Valledupar les daba plata a los recicladores, a los vendedores ambulantes y a los limpiavidrios, conversaba con ellos y cuando venían muchos, tiraba la plata al aire y nos íbamos”, cuenta.
Quien también se ha encargado de mantener vivo el legado del cantante ha sido su madre, Elvira Maestre, Mamá Vila, quien durante estos 9 años no ha dejado de orar por el descanso eterno de su hijo y además es muy activa en su cuenta de Instagram como una forma de mantener contacto con los miles de seguidores del juglar vallenato.
Precisamente, en su más reciente publicación la madre del artista rememoró un aniversario más de la muerte del Cacique: “Ya son 9 años sin tu presencia físicamente mi Diome porque en mi corazón siempre vivirás, nunca te olvido, hijo de mi vida, siempre te recordamos tu familia y tus seguidores ¡POR SIEMPRE DIOMEDES!”.
Un hombre de excesos
Y a pesar de que dicen que ningún muerto es malo, el intérprete de ‘El cóndor herido’ también es recordado por otros miles por sus excesos: las drogas, el alcohol y las mujeres.
Es que de la misma forma vertiginosa en que ascendió en su carrera profesional, que lo convirtió en el cantante de música vallenata con más ventas en la historia, también comenzó una espiral desenfrenada que mermaron su salud y que al final precipitó su muerte a los 56 años.
Tampoco se olvida el episodio trágico que acabó con la vida de Doris Adriana Niño, un hecho con el que tocó fondo en lo personal y profesional. Como se recordará, la bogotana de 22 años murió tras un encuentro con el artista, el 15 de mayo de 1997. La justicia corroboró que la joven murió de fiesta con Diomedes, producto de una sobredosis de cocaína.
Después del hecho vendría su fuga, su evasión a la justicia para no asumir la culpabilidad que le cabía por la muerte de la joven y la irresponsabilidad de quienes arrojaron el cadáver en un paraje cercano a Tunja, como se pudo comprobar después. Todo esto además atizado por su señalada alianza con paras, que le habrían permitido estar prófugo y mantener en la clandestinidad por largo tiempo.