Drogas, alcohol y sexo: la vida de Rockstar de Eddie Van Halen

Durante los años ochenta, Van Halen era una de las bandas más reconocidas en todo el mundo y su guitarrista, Eddie Van Halen, brillaba en el firmamento de las estrellas del rock. A la par que su carrera en los escenarios sacaba aplausos de sus millones de seguidores en todo el mundo, el grupo, conformado por Eddie, su hermano Alex Van Halen, el cantante David Lee Roth y el bajista Michael Anthony, vivía en medio de una espiral de drogas, alcohol y sexo.

Varios libros y testimonios cuentan anécdotas de esa época, en la que Eddie guardaba varias líneas de cocaína en un amplificador, para tener disponible a la hora de sus conciertos, y en la que tenía a su propio dealer, que a cualquier hora le vendía cocaína peruana, la favorita del guitarrista. En su autobiografía, el mánager de la banda, Noel Monk, cuenta que los cuatro músicos tenían un lema: “Bebe una botella de licor, tómate un par de ludes, fúmate un porro o dos (o diez) y mira a dónde te lleva la noche”. Con ludes, se referían a la metacualona, un medicamento sedante, similar a los barbitúricos.

Además de las drogas, había cientos de mujeres que los seguían a todas partes e intentaban entrar a los camerinos. En algunas ocasiones incluso se acostaban o les practicaban sexo oral a los integrantes del staff para poder acercarse a la banda. Una vez lo lograban, no era extraño que tuvieran sexo con miembros de la banda en los camerinos. Esos encuentros solían ser grabados y en alguna ocasión, según Monk, convencieron a una mujer de que se acostara en el piso desnuda, mientras ellos ponían condimentos sobre ella.

Una de esas mujeres quedó embarazada y demandó a Van Halen por la supuesta paternidad. Cuando Monk le preguntó, el guitarrista solo atinó a decir: “Sabes cómo soy, me gusta tener una cara bonita en mi entrepierna”. Al final, sin embargo, la prueba de paternidad salió negativa, lo que convenció a su compañero David Lee Roth de que tenía que asegurar su esperma, en caso de que tuviera un hijo no deseado.

Aun así, Eddie se casó en 1981 con Valerie Bertinelli, una actriz conocida como ‘America’s Sweetheart’ (la novia de América) por su papel en una serie cómica muy famosa de esa época, One Day at a Time. Monk cuenta que ambos se conocieron en el camerino después de un concierto de la banda y que su relación avanzó muy rápido.

Ella no sabía en lo que se estaba metiendo, pero se dio cuenta muy rápido. El día de la boda, tuvo que sujetar el pelo de Eddie, mientras vomitaba en el baño. Él tenía 25 años y aunque le prometió que iba a cambiar, no pudo cumplirlo. Ella, sin embargo, también metía cocaína, porque pensaba que así podía controlar su peso. “A Eddie le gusto flaca”, solía decir.

Y aunque solían viajar juntos a algunas giras, el músico la convencía de que lo mejor era que durmieran en camas separadas, para dejarla dormir. Pero en realidad, él aprovechaba para tocar la guitarra, tener fiestas, drogarse y acostarse con las fanáticas.

Eddie también protagonizó varias peleas. Una vez, llegó a lanzarle guacamole y platos llenos de maní a su compañero David Lee Roth. Incluso, se dice que en 2001 le apuntó con una pistola a Fred Durst, el líder de Limp Bizkit durante una borrachera.

Al final, Roth abandonó la banda en 1984 y lo reemplazaron por Sammy Hagar. Él cuenta que alguna vez Eddie se le apareció en su casa borracho a las 2:30 de la mañana y le pidió que escribiera una canción.

En 2008 Van Halen finalmente se volvió sobrio y decidió abandonar las drogas y el alcohol. Un año antes se había divorciado de Bertinelli, luego de más de 20 años de matrimonio, y habían tenido un hijo, Wolfgang. El músico luego se casó con Janie Liszewski, pero los cuatro siguieron siendo muy unidos.

Tanto, que cuando murió estaba rodeado por ambas y por Wolfgang. Su muerte llenó de luto al mundo del rock y dejó a millones de fanáticos huérfanos. En 2015, en una entrevista con Billboard, ya había reflexionado sobre la vida de excesos que llevó cuando estaba en la banda:

“No bebía ni me drogaba para irme de fiesta. El alcohol y la cocaína eran cosas privadas, que usaba para el trabajo. El golpe me mantenía despierto y el alcohol reducía mis inhibiciones. Estoy seguro de que hubo cosas musicales que no habría intentado si no estuviera en ese estado mental”.