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El actor Kepa Amuchastegui nuevamente pide trabajo por medio de redes sociales
El reconocido actor y director pide por medio de LinkedIn trabajo para grabar audio libros.
El actor, director y guionista, Kepa Amuchastegui, nuevamente acude a las redes sociales, específicamente a LinkedIn, para solicitar una oportunidad de trabajo. Cabe mencionar que en 2019, el reconocido actor publicó en esta misma plataforma su necesidad de encontrar un nuevo trabajo, lo cual generó polémica, pues dijo que “Si lo que he hecho durante los últimos 50 años no llama la atención, sé inglés, francés, italiano y puedo hacer traducciones”.
En esta oportunidad, Kepa solicitó por medio de dicha red social trabajo para desempeñarse como lector de audio libro. En su publicación escribió: “Alguien sabe quién o qué empresa, qué editorial sería susceptible que querer contratarme para grabar audio libros? Estoy buscando trabajo una vez más y esa creo que podría ser una salida a la medida de mis capacidades. Soy actor. Leo bien. Y mi voz gusta. Ayúdenme, por Favor. Gracias.”
Ante este anunció, no faltaron las reacciones de los internautas. Muchos de ellos le dieron a conocer plataformas en las que podría desempeñar distintos trabajos como Workana, pero también salieron a relucir ofertas en las que las personas recomiendan al actor a empresas que se encargan de hacer audiolibros. Sin embargo, uno de ellos mostró un panorama difícil frente al trabajo que solicita el actor, pues ahora las industrias están utilizando la Inteligencia Artificial para esta labor.
“Querido Kepa, ya le envié esto a la empresa con la que hago Audiolibros. Sé qué los harías de una manera fenomenal. Aunque te digo algo: estamos cerca del punto de no retorno. Apple ya publicó una tanda de audiolibros narrados con inteligencia artificial. No obstante, deseo de corazón que logres hacer varios. Es una experiencia maravillosa”, escribió un seguidor de Kepa.
Cabe mencionar que el anuncio que hizo Kepa en 2019 generó miles de reacciones, pues en su momento confesó que su intención no era ofender a nadie ni denigrar de Caracol o RCN. Lo hizo porque cada vez que terminaba un proyecto buscaba trabajo. Antes lo hacía a través de su mánager, pero en dicha oportunidad decidió intentar suerte por este medio. Y tuvo éxito. “Me salieron algunas cositas”, dice este actor, director y libretista de origen vasco, y su Twitter pasó de 30 seguidores a 3.000. Sin embargo, en su momento sintió miedo por su futuro.
“Los de este medio funcionamos por proyecto y cuando este se termina uno queda vacante, y como cualquier persona freelance, uno sale a buscar trabajo”, explicó.
La gran trayectoria de Kepa Amuchastegui
En diálogo con SEMANA, Kepa contó algunos detalles de su vida y cómo empezó muy temprano en el teatro. Fue mientras estudiaba arquitectura, una carrera de la que nunca se graduó (solo le faltó la tesis) porque la actuación lo conquistó desde los primeros semestres.
Fue al ingresar a un grupo de teatro de la Universidad de los Andes con el papel de un viejo de la edad que hoy tiene, en el que debía hacer un monólogo de una hora y diez minutos. Su talento era evidente y desde ahí empezó una racha de éxitos que le granjearon giras en festivales en Europa y Nueva York. En la gran manzana tuvo la oportunidad de presentar una obra de Broadway con su grupo.
Pero su fama vino en 1964 con una obra de Fernando Arrabal, que era una reconstrucción de la pasión de Cristo en un cementerio de automóviles, entre prostitutas y músicos que habían encontrado allí un sitio para vivir. Había también un desnudo, pero eso fue insignificante frente a lo otro, que se recibió mal en la sociedad mojigata de su época.
“Una señora que no había visto la obra, envió una carta al alcalde y luego al obispo, quien alertó a la policía. Esta a su vez llegó al teatro con una orden de cerrarlo. La razón que daban es que un señor extranjero, Kepa de Amuchastegui, había montado una obra blasfema y eso no se podía dar en Bogotá”. Sellaron el teatro y lo metieron a la cárcel, hecho que generó grandes protestas de sus amigos y colegas para que lo liberaran.
Lo bueno del incidente es que cuando salió de la cárcel ya todos sabían quién era Kepa Amuchastegui. Luego, ganó el premio a mejor actor en un festival de teatro en Bogotá que consistía en una beca en Francia para estudiar teatro durante año y medio. “Cuando les dije a mis papás que salía a hacer teatro y dejaba la arquitectura por un tiempo no pusieron problema. El anuncio venía antecedido por un bagaje con el grupo de teatro. Ellos tenían que ver que yo actuaba bien y me gustaba, pero no me lo dijeron de frente como tampoco se opusieron”, afirmó.
Dice que llegó a París endiosado, presumido, petulante y engreído. Esa primera noche en la ‘Ciudad Luz’ tuvo un accidente en el cual se quemó el brazo, las costillas, la cara y debió permanecer durante dos meses en un hospital en el pabellón de quemados. “Mi único contacto era un radio de transistor que me servía para escuchar noticias. Al final salí humilde físicamente, porque estaba muy maltratado; pero también humilde mentalmente, porque me di cuenta de que yo no sabía nada y tenía que aprender desde cero, que era malo comparado con los directores y actores que encontré allá. De no haber tenido ese accidente esa primera noche no sería lo que soy yo ahora”.
Él podría haberse quedado allá para trabajar, pero dice que su cobardía lo impidió. El acto de cobardía consistió en devolverse a Colombia para escapar de tres mujeres que lo asediaban: una era una santa católica, púdica y recatada. La otra era una holandesa, Henriette, con la que convivía por razones económicas, pero aclara que “un hombre y una mujer viviendo juntos en un apartamento, pues… Pasan cosas”. Ella lo llevó a La Haya a conocer a su familia y cuando vio a su hermana Bellien fue amor a primera vista. “De ella y mío. Ella me llamó después para ir al zoológico y a un viaje de LSD. Yo le dije que sí al zoológico, pero no al viaje, porque nunca metí ni meto droga. Y eso la impactó porque creía que por ser teatrero me gustaban. El paseo fue lindo, sin necesidad de estar alucinados”.
Al regresar a París siguió su vida con Henriette, pero una noche después de ir a cine con ella encontró a Bellien en la puerta de su casa. Estaba allá para saber qué pasaba entre los dos. “Conviví con ambas un tiempo hasta que vi que la cosa se estaba complicando demasiado y me regresé. Pero seguimos en contacto con Bellien”. A los ocho meses, Bellien vino a visitarlo a Colombia y ya lleva aquí 52 años. “Nos ha durado el matrimonio”. Tienen dos hijos: Iona y Unai.
Pensaba que nunca iría a la televisión, un medio que despreciaba y no merecía los esfuerzos de un actor y director como él. “Prefiero prostituirme haciendo publicidad, pero no traicionando mi arte”, decía en aquella época. Todo cambió en 1983 cuando David Stivel y Julio Jiménez le propusieron trabajar en este medio. Fue tanta la insistencia que él preguntó: Bueno, ¿y ustedes cuánto pagan por eso? Cuando Kepa vio la cifra dijo: ¿dónde firmo? “Me abrí de piernas ahí mismo porque lo que me ganaba en un mes haciendo funciones en el teatro Nacional me lo pagaban por un capítulo. Eran 21 capítulos por un mes. Cedi y caí, pero con la intención de hacer lo mejor posible en cada producto que yo hiciera o dirigiera. Y creo que me mantuve fiel al objetivo”.
Con Amparo Grisales se conoció trabajando en Los pecados de Inés de Hinojosa. “Yo era Pedro Bravo de Rivera y fui a maquillaje. Cuando estuve listo le pregunté al director, Jorge Ali Triana, cómo le parecía y me contestó que me veía muy bien. Entonces fui a vestuario y pregunté por la ropa para la escena, pero el encargado no decía nada. Después de mucho insistir, él dijo: ‘usted no tiene vestuario. En la primera escena usted va desnudo en la cama’. En efecto era un plano Amparo sobre mí. Fue terrible el susto, aunque tanto Amparo como yo somos profesionales, pero fue una situación difícil porque la escena se demoró mucho. A Jorge Alí se le había olvidado que estábamos en una casa del centro de Bogotá y había mucho ruido. Mientras fueron a cerrar las calles para solucionar el problema, Amparo y yo pasamos un buen tiempo en la cama desnudos con una sábana blanca, charlando”.
Amuchastegui es ateo, o al menos agnóstico, pero eso no fue impedimento para hacer el papel de papa Francisco en una película de la National Geographic sobre el pontífice. Me metí en el personaje, y más que parecerme a él físicamente, traté de imitar su bondad y sencillez a la que llegó después de pasar por una época de petulancia”.
Su último trabajo fue en Reina de Indias, una producción que saldrá al aire el año entrante. Dice que todavía le quedan muchas cosas por hacer. Hacer videos caseros sobre la actuación, el teatro y la televisión es uno de esos sueños, por lo que planea grabarlos y emitirlos por YouTube. “Están dirigidos a todo el mundo, pero también trato de darle guías, no desde la teoría sino desde mi vivencia, a los que quieren seguir este camino”.
Dudar es una de las cosas que más ha aprendido en la vida. “Empezar por dudar de mí mismo. ¿Si lo estoy haciendo bien? Hoy todavía me odio cuando me veo en una pantalla. No me gusto, porque tengo muy sembrada la duda y es parte de mi educación francesa”. Curiosamente, hace poco Nicolás Montero, director del teatro Nacional, le ofreció dirigir una obra llamada Duda, que él aceptó inmediatamente. Será un trabajo para el año entrante. “Ojalá la gente se entusiasme a ir al teatro no solo a ver la comedia barata y facilista, sino este tipo de obras en las que se sienten emociones de verdad”.