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Bezos anunció en enero su divorcio de la escritora y activista MacKenzie Tuttle, la madre de sus cuatro hijos, luego de 25 años de matrimonio | Foto: JET SET

ESCÁNDALO

La infidelidad de Jeff Bezos: ¡Qué cuernos tan caros!

El National Enquirer intentó chantajear al hombre más rico del mundo con unas fotos de sus encuentros sexuales con Lauren Sánchez, la amante por la que se está divorciando de su esposa MacKenzie, quien podría quedarse con la mitad de su fortuna. El millonario asegura que su enemigo Donald Trump está detrás del escándalo. Artículo de la revista JET-SET.

7 de marzo de 2019

Con la revolución que impuso en el comercio a través de Amazon, Jeff Bezos no es solo el dueño de la mayor fortuna del planeta (135.000 millones de dólares, según Forbes), sino uno de los hombres más trascendentales del momento. Aun así, siempre mantuvo su vida privada en la sombra, hasta enero pasado, cuando el anuncio del divorcio de su esposa MacKenzie desató una tormenta mediática.

La revelación de que la ruptura se debía a su infidelidad con la expresentadora de televisión Lauren Sánchez, presagió una separación amarga, pues él no firmó un acuerdo prenupcial con MacKenzie. Humillada, se especuló, ella no cedería un ápice en su derecho de quedarse con la mitad de su patrimonio, en el que puede ser el divorcio más caro de la historia.

El Enquirer informó que contactó a la pareja para notificarle que iba a dar a conocer las imágenes y que la respuesta de Bezos fue atajarla ofreciendo dinero

El jugoso drama habría caducado pronto en las primeras planas, de no ser porque el National Enquirer, la publicación sensacionalista más temible de Estados Unidos, aireó en once páginas las fotos que confirmaban el affaire de Bezos con Sánchez, esposa de Patrick Whitesell, socio del millonario en la producción de la cinta Mánchester junto al mar.

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El tabloide, que develó en el pasado los adulterios que arruinaron las vidas del político John Edwards y el golfista Tiger Woods, persiguió cuatro meses a la pareja en cinco estados y detalló hasta sus susurros al oído e insinuaciones calientes. También contó que la pareja practicaba sexting, o sexo por mensajes de texto, y mostró ejemplos como aquel en el que Bezos le expresaba a Lauren: “Quiero besarte y penetrarte despacio y suavemente”.

El Enquirer informó que contactó a la pareja para notificarle que iba a dar a conocer las imágenes y que la respuesta de Bezos fue atajarla ofreciendo dinero. Cuando se vio impotente, se adelantó y anunció el divorcio.

Bezos es propietario del Washington Post, uno de los diarios más influyentes, el cual ya tumbó a un presidente republicano como Trump, Richard Nixon

Bezos contrató una investigación para averiguar cómo obtuvo el Enquirer los mensajes y unas fotos de contenido sexual de él y su amante que la revista describió en su reportaje pero no las publicó. Quería saber, de igual modo, si el destape de su relación tuvo motivaciones políticas. 

Días más tarde, el millonario le dio un vuelco radical a la historia, al denunciar que después de la divulgación del artículo, American Media, empresa propietaria del National Enquirer, lo amenazó con difundir las imágenes comprometedoras si él no admitía públicamente que la política estuvo al margen de la primicia.

Foto: Fascimil de dos de las onces páginas en que el Enquirer ventiló los detalles de las escapadas, los nidos de amor secretos y hasta las insinuaciones eróticas.

Bezos definió la maniobra como chantaje y extorsión, detrás de lo cual solo podían estar el presidente Donald Trump o personas cercanas a él.

En realidad, él no es el santo de devoción del mandatario, quien no lo llama Bezos sino Bozo (estúpido) y lo acusa de evadir impuestos y vapulear el empleo con sus duras tácticas de negocios. Otros aseguran que el hombre más poderoso del mundo no le perdona al más acaudalado que lo supere en riqueza.

En contexto: Bezos acusa al National Enquirer de chantajearlo con fotos íntimas

Pero el verdadero tropiezo es que Bezos es propietario del Washington Post, uno de los diarios más influyentes, el cual ya tumbó a un presidente republicano como Trump, Richard Nixon, y es muy crítico de su gobierno. Bezos siempre ha sostenido que no interviene en el criterio editorial del periódico, lo que el gobernante no cree. 

el principal sospechoso de filtrar los desnudos y mensajes es Michael Sánchez, hermano de la amante de Bezos, pero también muy fanático de Trump 

El principal sospechoso de filtrar los mensajes es Michael Sánchez, hermano de la amante de Bezos, pero también muy fanático de Trump

Bezos, por su parte, desconfía del presidente porque David Pecker, dueño de American Media y por ende del Enquirer, es un afiebrado seguidor de Trump. Para la muestra, el caso de las instantáneas que evidenciaban el romance adúltero del presidente con Karen McDougal, conejita Playboy en los noventa, las cuales adquirió el tabloide por 150.000 dólares antes de las votaciones de 2016. Para no dar al traste con la aspiración de su amigo, a quien le debe favores, Pecker no reveló las imágenes y las guardó con siete llaves.

Foto: David Pecker, dueño del National Enquirer, es tan amigo y fanático de Trump que, antes de las votaciones de 2016, compró por 150.000 dólares las fotos que comprobaban el romance del presidente con Karen McDougal, conejita playboy. 

Otra posible señal de la injerencia, así sea indirecta, del jefe de Estado es que el principal sospechoso de filtrar los desnudos y mensajes es Michael Sánchez, hermano de la amante de Bezos, pero también muy fanático de Trump y amigo de dos turbios miembros de su campaña, relacionados con los rusos que manipularon las elecciones. Sánchez lo niega y arguye que el Enquirer actuó con el conocimiento y complacencia del jefe de Estado, cuyos agentes fueron quienes obtuvieron el material indiscreto, según el Daily Beast.

La denuncia de Bezos planteó un acalorado debate entre los que aseguran que lo único que hizo el Enquirer fue ejercer el periodismo. “La infidelidad del hombre más rico del mundo es una historia jugosa para cualquier revista que, como el Enquirer, para bien o para mal, vive de airear las miserias de personajes famosos”, opinó Holman W. Jenkings, en el Wall Street Journal.

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Otros, al contrario, creen que delinquió con el chantaje y desvirtuó el oficio aprovechándose de sus privilegios como medio de información. “Ningún periodista serio propondría lo que me ofrecieron a mí”, reclamó Bezos, a lo cual los abogados del Enquirer le replicaron que eso no fue chantaje sino negociación y que, a fin de cuentas, el artículo sobre su infidelidad fue muy bien sustentado, mientras que él no ha comprobado que Trump es la mano que mece la cuna en este escándalo.

* Este artículo hace parte de la última edición de la revista Jet Set