POLÉMICA
El escándalo vende
El autor de 'El Código Da Vinci', Dan Brown, enfrenta una nueva acusación de plagio poco antes del lanzamiento de la película inspirada en su libro.
Que uno de los libros más vendidos después de la Biblia resulte siendo un plagio sería una verdadera herejía. Eso es lo que tratará de dilucidar el Tribunal Supremo de Londres, que considera una demanda basada en las semejanzas de El Código Da Vinci con un libro publicado en 1982 bajo el título Holy blood and the holy Grail y llamado en castellano El enigma secreto. Como en el derecho británico no se puede demandar por plagio a una persona, la acusación no ha recaído sobre el autor, Dan Brown, sino sobre la Editorial Random House. Para colmo, esta fue la misma que publicó El enigma secreto, escrito a seis manos por el norteamericano Richard Leigh, el neozelandés Michael Baigent y el británico Henry Lincoln. Esta obra desarrolla la teoría de que Jesucristo y María Magdalena tuvieron un hijo y que la Iglesia ha conspirado para que jamás se conozca la descendencia de Jesús, que llega hasta hoy.
Brown, que ha ganado más de 80 millones de dólares por este libro, asiste al juicio como testigo y negó haber utilizado para su best seller el libro de los demandantes. Pero Leigh y Baigent (Lincoln no quiso demandar) aseguran que El Código Da Vinci es la versión novelada de sus teorías sobre la descendencia de Jesucristo y exigen 15 millones de euros como indemnización. Ambos se sienten mencionados en la novela de Brown, en particular en el personaje llamado Leigh Teabing; el nombre correspondería a Richard Leigh y el apellido Teabing es el anagrama de Baigent. Además, el personaje Jacques Saunière, que inicia la trama en El Código Da Vinci, toma su nombre de Bèrenger Saunière, el párroco francés que comienza la investigación en El enigma sagrado.
En el capítulo 60 de El Código Da Vinci, Brown cita el libro El enigma sagrado y el protagonista de la novela dice de él que "sus autores incurrieron en sus análisis en algunas interpretaciones criticables de la fe, pero la premisa fundamental es sólida". Leigh y Baigent declaran que existen pruebas irrefutables del plagio, pero Brown y la Editorial Random House apelan a que "la ley de propiedad intelectual no protege las ideas generales, sino la copia de frases o párrafos, y ese no ha sido el caso".
"Ambos libros desarrollan la misma teoría sobre la descendencia de Jesús, pero más que plagio, lo que se puede leer en 'El código Da Vinci' son muchos guiños o señales afectuosas hacia 'El enigma sagrado', lo que resulta insuficiente ante la justicia para probar el plagio", dijo a SEMANA Fernando Ocampo, experto español en temas de propiedad intelectual.
El estrépito por este juicio en Londres ha servido para impulsar las ventas de los dos libros y aumentar la expectativa sobre la película El Código Da Vinci, producida a un costo de 110 millones de dólares, protagonizada por Tom Hanks y cuyo estreno está previsto para el 19 de mayo en el Festival de Cannes. Brown ya salió indemne en agosto ante un tribunal de Nueva York, por una demanda de plagio interpuesta por el escritor Lewis Perdue, quien le acusaba de haber copiado elementos de sus obras Daugther of God y The Da Vinci Legacy. Tal parece que correrá esta misma suerte en Londres.
Pero el escándalo ha sido un motor de ventas de El Código Da Vinci. Primero fue el tabú de que Jesús tuvo descendencia, lo cual rompe el mito de la Iglesia, después las protestas del Opus Dei y del Vaticano que se sienten damnificados por el libro, y por último los juicios por supuestos plagios en América y Europa.
En marzo de 2005, el Vaticano inició una cruzada para rebatir a Brown y designó para ello al cardenal Tarcisio Bertone, obispo de Génova, quien alega que este libro "es un intento deliberado de desacreditar a la Iglesia Católica mediante falsificaciones absurdas y vulgares". El Opus Dei, por su parte, y Bertone, por la suya, han realizado numerosas conferencias para desmontar las 'tramas conspirativas' de la novela de Brown, que ha vendido 48 millones de ejemplares en todo el mundo. Según Bertone, El Código Da Vinci le hace recordar "los desmesurados panfletos anticlericales del siglo XIX".
En los últimos años, el Opus Dei ha estudiado la opción de iniciar acciones legales contra el libro, pero las ha abandonado por recomendación de sus abogados, que aseguran que ganar una demanda es improbable, ya que se trata de una obra literaria de ficción. No obstante, a mediados de febrero último, la obra pidió a la productora Sony Columbia para que elimine de la película las escenas que puedan "herir a los católicos". Manuel Sánchez, portavoz del Opus en Roma, afirma que "la novela ofrece una imagen deformada de la Iglesia Católica" y, en relación con una futura demanda contra Brown, señala que "está claro que el filme puede dificultar la recepción de fondos y no me sorprendería que nuestros colaboradores pidieran indemnizaciones económicas".
Con todo esto, el escándalo está asegurado para seguir impulsando la venta del libro y para atraer a millones de personas hacia la película. Brown lo sabe, el escándalo vende y forja fortunas.