Hasta hace poco Zero Freitas era un millonario conocido en Sao Paulo por su negocio de transporte.
16 de agosto de 2014
Hasta hace poco Zero Freitas era un millonario conocido en Sao Paulo por su negocio de transporte. Pero la semana pasada su identidad como el mayor coleccionista de discos LP y de 45 revoluciones quedó al descubierto con un artículo del diario The New York Times. Este hombre, de 62 años, empezó su colección en 1964 con el disco Roberto Carlos le canta a los niños y al cumplir 30 ya tenía 30.000 de todos los géneros. Hoy ya perdió la cuenta, pero calcula que tiene millones en una bodega de más de 2.000 metros cuadrados. Para hacerse esa monumental fonoteca ha preferido ser discreto y contar con un ejército de jóvenes en todo el mundo que le ayuda a detectar posibles vendedores en Nueva York, México, El Cairo o Nigeria. Así compró las joyas de ejecutivos de la industria discográfica, críticos musicales y de una que otra celebridad como Bob Hope. Freitas no entiende de dónde salió su compulsión, aunque explica que los 200 discos que lograron atesorar sus padres se perdieron en una inundación y él se puso a la tarea de recuperarlos uno por uno, y hoy los conserva en un lugar privilegiado de su casa. No sabe si esa fue el origen de todo, pero dice que lleva 40 años en terapia para comprender por qué quiere ser el máximo coleccionista de vinilos en el mundo.