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Pío XII: ¿el papa que se calló ante el Holocausto?

La decisión del papa Francisco de abrir al público los archivos secretos de Eugenio Pacelli, uno de sus antecesores, reabre el eterno debate sobre qué tan blando fue el Vaticano frente a las atrocidades del nazismo con los judíos.

8 de marzo de 2019
El papa Pio XII no se opuso, por lo menos directamente y en sus discursos, a los gobiernos de Hitler y Mussolini | Foto: Montaje SEMANA

A comienzos de los años cuarenta, cuando Hitler estaba en su apogeo, Alemania ganaba la Segunda Guerra Mundial y casi toda Europa estaba vestida de fascismo, el papa Pío XII, cuyo nombre de pila era Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli, lideraba desde el Vaticano a la Iglesia Católica.

Eran tiempos convulsos. Más allá de las atrocidades de la guerra, Benito Mussolini, en Italia, y Francisco Franco, en España, comandaban gobiernos fascistas y ultraconservadores, mientras que Joseph Stalin dirigía con mano de hierro el gobierno comunista de la Unión Soviética.

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Pio XII había llegado al papado en marzo de 1939, unos meses antes del inicio de la guerra. Era un reconocido cardenal conservador y anticomunista que había trabajado muchos años en Alemania, a donde llegó como nuncio (embajador) en 1917.

No solo siguió teniendo relaciones con Alemania, sino que nunca se pronunció en contra del Holocausto judío

Allí, de hecho, atestiguó de primera mano el rápido ascenso del nazismo al poder. Cosa que, según dicen, le aterraba.

Pero cuando ya era papa, y mientras millones de judíos morían en las cámaras de gas y otros tantos sufrían todo tipo de vejámenes en los campos de concentración, prefirió mantener una actitud neutral.

No solo siguió teniendo relaciones con Alemania (que él mismo había establecido antes de ser Pontífice al firmar el concordato), sino que más allá de algunas declaraciones vagas y de críticas medidas contra el asesinato y las masacres injustificadas, nunca se pronunció de manera concreta en contra del Holocausto judío.

Foto: Antes de ser Papa, Pio XII estuvo como nuncio en Alemania y luego fue secretario de Estado del Vaticano. Vio de primera mano el ascenso del nazismo al poder. 

Por eso, con el paso de los años, y a pesar de que cuando murió muchos lo despidieron como a un héroe, Pio XII pasó a la historia como “el Papa de Hitler”, un cómplice del nazismo y hasta un antisemita. Cosas que muchos siguen repitiendo hoy.

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Eso lo han debatido algunos historiadores y el propio Vaticano, que consideran que la actitud del Papa frente a Hitler era pragmática (era lo mejor que se podía hacer para no empeorar la situación) y que por debajo de cuerda hizo muchas cosas en contra del nazismo. Incluso, cuentan, ayudó a salvar a miles de judíos y los alojó en el Vaticano.

Hay pruebas de que emisarios franceses, estadounidenses y británicos le hicieron llegar información sobre el Holocausto

Por eso es tan importante la noticia de que el Papa Francisco abrirá al público los archivos secretos de su pontificado (que acabó en 1958), a partir del 2 de marzo de 2020. No solo permitirá a los historiadores e investigadores acceder a un acervo documental al que no habían podido acceder antes, sino que ayudará a zanjar de una vez por todas la polémica sobre si Pio XII fue o no un cómplice de Hitler.

Las voces en contra

Los historiadores que afirman que Pio XII se calló ante las atrocidades del nazismo, hablan de la cercanía del Pontífice con Alemania, que se remonta a sus años de nuncio. Dicen que siempre fue germanófilo y que como secretario de Estado del Vaticano firmó un el concordato entre la iglesia y el gobierno nacional socialista.

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También, que ante episodios que fueron escándalo en Italia, como el llamado ‘sábado negro’, cuando las SS sacaron a más de 1.000 personas (incluyendo niños) del barrio judío de Roma y se las llevaron a campos de concentración, nunca hizo un pronunciamiento público, ni se conoció ningún tipo de condena.

Hay otros hechos puntuales que lo ponen en el ojo del huracán: cuando llegó a ser Papa, Pio XII dejó de publicar ‘La unión de la raza humana’, una encíclica que preparaba su antecesor hasta el momento de su muerte, y que condenaba el antisemitismo en Europa.

Algunos historiadores afirman que, por debajo de cuerda, ayudó a salvar a cerca de 6.000 judíos

También hay pruebas de que emisarios franceses, estadounidenses y británicos le hicieron llegar documentos de las posibles atrocidades contra los judíos en todas partes del continente, y de que esos mismos países le pidieron firmar un comunicado conjunto de los aliados para condenar los actos del nazismo. Pero él no lo hizo.

Su excusa: que hacerlo era entrar en un acto político, apoyando la declaración de un bando de la guerra.

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Además, y como el Papa era un fuerte anticomunista (cosa que sí demostraba abiertamente), en alguna ocasión pidió que los soldados alemanes presos en la Unión Soviética fueran devueltos a su país. E intercedió por ellos. Cosa que, dicen, molestó a los aliados.

Las voces a favor

Sin embargo, también hay testimonios que favorecen al Papa. Varias personas que lo conocieron personalmente, como Alfred W. Klieforth, cónsul de Estados Unidos en el Vaticano, cuentan que en conversaciones privadas se mostraba aterrado ante el poder que tenía Hitler y sus consecuencias para el mundo. Incluso, lo habría llamado “el diablo”.

Otros dicen que antes de ser Papa jugó un papel fundamental para publicar la encíclica ‘Con viva preocupación’ de 1937, que firmó su antecesor (Pio XI) y que condenaba el régimen del nazismo y su ataque a la iglesia de ese país.

Un experto en contraterrorismo norteamericano publicó un libro en el que afirma que Pio XII apoyó tres intentos para derrocar a Hitler

Ese texto, que nació gracias a la iniciativa de varios obispos alemanes y que habría redactado el entonces cardenal Pacelli, fue leído durante el domingo de ramos de ese año en todas las iglesias de Alemania y enfureció a Hitler, quien tomó represalias contra los obispos.

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La tesis que siempre ha defendido la iglesia es que cuando llegó al papado, Pio XII cayó en cuenta de que no podía hacer nada rompiendo relaciones con el gobierno de Hitler. Sobre todo, teniendo en cuenta que el Vaticano está ubicado en medio de Roma, la capital de Italia, que para entonces era gobernada por Mussolini, un aliado incondicional del Führer.

Foto: Algunos afirman que el Papa se hizo el de la vista gorda ante el crimen contra los judíos. Otros, dicen que aunque nunca dijo nada directamente, sí los ayudó por debajo de cuerda. 

También dicen que hizo esfuerzos (poco conocidos) para salvar a cerca de 6.000 judíos, a los que finalmente ayudó a salir hacia Suramérica. Algunos historiadores incluso afirman que, mientras tanto, los escondió en iglesias y monasterios de Roma, y en el propio Vaticano, y que a otros les ayudó con falsos certificados de bautismo y visados.

Mark Riebling, un experto en contraterrorismo norteamericano, incluso publicó un libro en el que afirma que el Papa apoyó tres intentos para derrocar a Hitler, como el famoso Plan Valkiria.

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Varias comunidades judías, de hecho, defienden al Papa y dicen que ayudó a sobrevivir a varios de sus compatriotas. Otras, sin embargo, se quedan con la tesis de la complicidad.

Hasta ahora, sin embargo, no hay pruebas que ayuden a soportar ninguna de las dos versiones. Tal vez, ahora que se abran los archivos, se sabrá la verdad.