El príncipe Andrés pagó caro por el abuso sexual del que se le acusa

Para evitar comparecer en un juicio en Estados Unidos y hacer declaraciones juramentadas que podrían resultar muy vergonzosas para la familia real, el príncipe Andrés finalmente llegó esta semana a un acuerdo con Virginia Giuffre, la mujer que lo acusaba de abuso sexual. Virginia, quien en 2001 llevaba el apellido Roberts, era una de las tantas jóvenes contratadas por Jeffrey Epstein como masajistas, y que, según se sabe hoy, hacía parte de una red de menores que él prestaba a sus amigos VIP, entre ellos Andrés, para sus deleites sexuales.

La demanda de Giuffre contra Andrés tenía mortificada a la reina Isabel, quien en junio celebra 70 años en el trono, y el escándalo de su hijo le estaba opacando esa fiesta. Con el acuerdo, que se calcula es del orden de los 10 millones de dólares, el duque pagó caro su arrogancia, sus mentiras y su pobre criterio para tomar decisiones, pues en este escándalo el mayor error de Andrés fue decir en una entrevista que no sudaba, que no conocía a Giuffre (cuando había una foto de ambos que lo contradecía) y que nunca había tenido relaciones sexuales con ella.

Aunque en el acuerdo él niega los cargos, lo más probable es que Andrés, en ese entonces de 41 años, soltero y fiestero como nadie, haya dicho sí a un masaje en las tres oportunidades que menciona Virginia (a quien entonces le faltaban unos meses para cumplir la mayoría de edad). De esta manera, como dicen algunos expertos de la monarquía británica, a Andrés se le podía acusar de haber tenido sexo con una menor, pero de ahí a que él la haya violado hay un gran trecho.

Aun más, la joven ha dicho que el tercero de sus encuentros sexuales fue una orgía con otras siete mujeres, lo cual es improbable, puesto que nadie con el apellido Windsor se expondría a una bacanal de ese tipo y arriesgar que luego fueran a vender la historia a los tabloides. Andrés mintió y por la boca muere el pez.

El acuerdo, que incluye además donaciones sustanciales a la fundación de caridad de ella para rehabilitar mujeres abusadas, no resolverá del todo los problemas del príncipe, que hoy bordea los 62 años. Para los conocedores, dado el impacto de su falta de carácter y de sus malas decisiones en la imagen de la corona británica, el duque continuará sin títulos, sin trabajo y sin ninguna figuración en actos públicos.

Mamá modelo

Cuando cumplió 50 años, muchos de sus seguidores habían perdido la esperanza de que Naomi Campbell tuviera hijos. Pero en mayo pasado anunció el nacimiento de su hija, aunque en esa oportunidad reveló muy poca información al respecto. En la edición de Vogue de este mes, sin embargo, la modelo no solo muestra en la portada a la pequeña de 9 meses, sino que habla de cómo la maternidad, a sus 51 años, le ha cambiado la vida.

Lo primero que aclaró es que la niña no es adoptada. “Ella es mi hija”, dijo a la revista de moda, poniendo así un punto final a esos rumores. Y aunque se sabe que Campbell tiene un novio desde 2019 que podría ser el padre, también se ha dicho que probablemente usó un donante de esperma. Ella manifestó desde hace más de una década que quería ser madre y ese sueño, que solo cumplió el año pasado, ha sido “la mayor bendición que hubiera podido imaginar”.

Y no me vacuno

Un mes después de haber sido deportado de Melbourne, a donde fue a defender su título en el Abierto de Australia, Novak Djokovic concedió la primera entrevista. Lo hizo a la BBC y en ella reiteró que prefiere sacrificar su carrera y no ser el tenista más grande de todos los tiempos a que lo obliguen a vacunarse contra la covid. Durante la entrevista confirmó que no ha recibido ninguna dosis contra covid-19 y que no hace parte del movimiento antivacunas, sino que apoya el derecho a elegir libremente sobre lo que cada cual pone en su cuerpo.

Para él, eso es más significativo que competir en los torneos futuros como el Abierto de Francia y Wimbledon, o ganar títulos. Teniendo en cuenta que de junio de 2020 a junio de 2021 recaudó 33,4 millones de dólares, más 29 millones de patrocinios fuera de la cancha, dejaría de recibir jugosas entradas de dinero. Sin embargo, dijo: “Ese es el precio que estoy dispuesto a pagar porque los principios sobre lo que introduzco en mi cuerpo son más importantes. Siempre he estado sintonizado con mi cuerpo. Entiendo las consecuencias de mi decisión”. Según el diario The Times, el serbio sería el único tenista no vacunado entre la lista de los mejores 100 en el mundo. Aunque podría perder su liderazgo en ese listado, muchos creen que podrá participar en Wimbledon cuando las restricciones por covid se relajen.

Contra las cuerdas

Cuatro meses después de que Halyna Hutchins, de 42 años, resultara fatalmente herida durante la producción de la película Rust en Nuevo México, su familia decidió tomar cartas en el asunto y demandar a Alec Baldwin, de 63 años. Aunque él siempre ha negado haber actuado mal e incluso asegura que nunca apretó el gatillo, los abogados del viudo de Hutchins, Matthew, y su hijo, creen que el accidente se habría podido evitar si se hubieran seguido los protocolos de seguridad.

Baldwin también ha dicho que todo sucedió como parte de un sabotaje, pero los abogados ya descartaron esa teoría, de modo que, como productor de la película, el actor es el llamado a responder. Con el anuncio, los abogados mostraron un video animado que recrea el momento en que se disparó el arma, con la bala atravesando a Hutchins y golpeando a Joel Souza, director de Rust, quien sobrevivió.

Al finalizar, se lee que Baldwin y la producción ignoraron al menos 15 estándares de la industria de seguridad en el set y alegan que el actor rechazó la capacitación en seguridad. “Necesitamos que sean compensados por completo y responsabilizar a las personas que se involucraron en este comportamiento imprudente y de reducción de costos que causaron esta muerte sin sentido”, dijo el abogado Brian Panish. La demanda se da de manera paralela a la investigación criminal que adelanta la Policía y de la cual no han salido cargos. Baldwin también fue demandado por otros miembros del equipo por el tiroteo.

Resultó generoso

A principios del año pasado, Elon Musk tuiteó que si el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU pudiera explicar cómo 6.000 millones de dólares resolverían el hambre en el mundo, “vendería acciones de Tesla ahora mismo y lo haría”. El director del PMA, David Beasley, le respondió en ese momento publicando el enlace a un resumen ejecutivo de 1.000 palabras sobre cómo la ONU distribuiría el dinero mediante comidas y cupones para alimentar a más de 40 millones de personas en 43 países que están “al borde de la hambruna”.

Esta semana se supo que Musk donó casi 6.000 millones de dólares en acciones de Tesla a organizaciones benéficas el año pasado. No se divulgaron los nombres de los beneficiarios, pero sí se supo que esas acciones de la compañía de automóviles eléctricos están valoradas hoy en 4.400 millones de dólares después de una caída en su precio. Aun así, ese gesto convirtió a Musk, de 48 años, en el segundo mayor donante de Estados Unidos el año pasado, según Chronicle of Philanthropy, aunque está eclipsado por los 15.000 millones de dólares que Bill Gates, de 66 años, y su exesposa Melinda French Gates, de 57, donaron a su fundación benéfica en julio.

Muchos creen que el motivo por el cual Musk se desprendió de estas acciones es obtener beneficios fiscales, ya que cuando estas se donan a organizaciones benéficas no están sujetas al impuesto sobre las ganancias de capital, como lo estarían si se vendieran. Y aunque Beasly no recibió un centavo de esas donaciones, vio con buenos ojos que a Musk se le esté abriendo su faceta filántropa. “Me agrada que esté comprometido”, afirmó.