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El príncipe Wiliam fue a la boda de su exnovia sin Kate Middleton
El heredero al trono británico no se podía perder este reencuentro de juventud.
La familia real británica acaba de capotear uno de sus golpes más duros y directos en la última década, todo por cuenta de la docuserie que lanzó el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle con Netflix, donde cuentan detalles inéditos sobre su salida del sistema real y en cuyos últimos capítulos deja muy mal parado al heredero al trono británico, el príncipe William, quien habría sostenido una acalorada pelea con su hermano, al punto de gritarlo, asunto que generó un revuelo gigante entre todos los fanáticos de la realeza.
Sin embargo, la marea ya está bajando y es precisamente William el que ha empezado a ser noticia otra vez, pero por cuestiones muy diferentes al documental, enviando un mensaje muy preciso y claro al mundo: los Windsor no le van a dar más trascendencia a la “pataleta” de los Sussex y seguirán su vida común y corriente (que de corriente no tiene casi nada), poniendo todas sus energías en lo que realmente les importa y deben cumplir.
Uno de los compromisos infaltables para el ahora príncipe de Gales fue la boda de su exnovia, Rose Farquhar, con quien sostuvo un romance corto y muy emotivo a inicios de la primera década de 2000, que no prosperó, pero que sí dio cabida a una amistad que ha perdurado más de 30 años y que no se ha quebrado con absolutamente nada, ni siquiera con el noviazgo de William y Kate cuando estos dos estaban en la universidad.
Pero la amistad entre William y Rose no era la única razón por la cual el príncipe debía asistir a dicho enlace. Dado que son amigos desde hace tantos años, los dos hacen parte de un círculo social donde todos se conocen por décadas, lo que hacía el encuentro aún más especial, por eso el príncipe de Gales no escatimó en nada y confirmó su asistencia sin más.
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Uno de los detalles que más resuenan es que William fue solo a la boda, sin acompañantes, lo que dejó a su esposa Kate Middleton, hoy princesa de Gales, y a sus tres hijos George (9 años), Charlotte (7 años) y Louis (4 años) por fuera del agasajo. Esto le permitió al príncipe volver a sus épocas de soltero y rememorar andanzas, que sí se dieron en su momento pero que la prensa británica casi no pudo registrar, pues a diferencia de Harry, William siempre se salió con la suya y logró escabullirse a clubs nocturnos sin que fuera retratado por los paparazzis.
Medios internacionales, y más específicamente tabloides británicos, hicieron mucho hincapié en que Middleton no hubiera ido a la boda; unos registrando que no fue invitada y otros dejaron claro que fue una decisión unánime entre la pareja para no acaparar las miradas de la prensa, pues no es bueno eclipsar a la novia solamente porque se es parte de la familia real más famosa y mediática del mundo.
De hecho, el mismo William hizo todo lo posible por pasar desapercibido, solo dejándose ver cuando entró a la parroquia de Santa María la Virgen de Tetbury, situada en Gloucestershire, un pequeño condado al suroeste de Inglaterra. El príncipe lució un modesto smoking negro que acompañó con un abrigo del mismo tono y solo lució ante las cámaras minutos antes de la boda, para luego perderse en el protocolo de un matrimonio cotidiano, donde los novios son el centro de atención.
Rose y su ahora esposo George Gemmel forman parte del círculo cercano del príncipe. Rose fue una de las invitadas a la boda real de William con Kate Middleton en 2011 y, posteriormente, a la propia de Harry junto a Meghan Markle, a la que asistió con Gemmel. También se les ha visto muy cercanos en eventos como el Royal Ascot y algunas otras veladas de la corte real británica.