DEPORTES
Tiger Woods y Muhammad Ali: dos leyendas que cayerón y resurgieron de las cenizas
El golfista volvió a la cima diez años después de caer en desgracia. Muchos dicen que logró la resurreción más espectacular en la historia del deporte, solo comparada con la del boxeador en los años setenta. Esta es la historia de ambas hazañas.
Pocas veces una leyenda del deporte cae hasta el fondo y vuelve a recuperarse como Tiger Woods. Hace diez años era el número uno indiscutible del golf, un ídolo querido y admirado por fanáticos del mundo, el mestizo afroamericano que había logrado triunfar en un deporte de blancos y de ricos.
Pero cuando, en 2009, sus fans descubrieron su adicción al sexo, su alcoholismo y sus infidelidades, su imagen recibió un golpe tan duro que tuvo que retirarse.
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Cuando regresó a las canchas, nada volvió a ser lo mismo y nadie apostaba por que retomara su senda ganadora. Pero lo hizo la semana pasada... y de qué forma.
Ambas historias tuvieron de todo: una leyenda deportiva forjada a pulzo, una caída en desgracia y un regreso espectacular y triunfal.
Contra todos los pronósticos, Tiger derrotó a una nueva generación de gigantes que eran apenas unos niños cuando él era un ícono. Lo hizo al coronarse de nuevo en el Masters de Augusta, el torneo más prestigioso de ese deporte.
Saltó, gritó, lloró y abrazó a sus hijos en una reacción que emocionó hasta las lágrimas al público, que coreó su nombre como en un estadio de fútbol, algo poco común en los campos de golf.
Muchos medios ya hablan del regreso más impresionante en la historia del deporte y algunos lo comparan con lo que logró el boxeador Muhammad Ali en 1974.
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Ambas historias tuvieron de todo: una leyenda deportiva forjada a pulzo, una caída en desgracia y un regreso sorpresivo y espectácular. Estos son los casos:
Tiger: el prodigio del golf
Tiger Woods siempre fue un fenómeno. Comenzó a jugar a los 2 años y entró a su primer torneo profesional a los 20. En 1997, con solo 21 años, sorprendió al mundo al ganar el Masters de Augusta. A partir de entonces solo vinieron éxitos.
Para 2009 tenía 14 títulos en grandes torneos y había ganado cuatro de ellos ininterrumpidamente entre 2000 y 2001. Con sus gestas, además, había logrado que un público masivo se interesara en un deporte más bien elitista y de nicho.
Tanto, que lo patrocinaban marcas como Nike, Gatorade, Gillette o AT&T, y se había convertido en el deportista que más plata ganaba en el planeta. Ese año, por ejemplo, facturó 121 millones de dólares, más que lo que hoy reciben Lionel Messi o Cristiano Ronaldo.
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Para ese momento solo se hablaba de que estaba a cuatro victorias de igualar a Jack Nicklaus, el golfista que más torneos importantes (majors) ha ganado en la historia. Y muchos no se preguntaban si lo iba a lograr, sino cuándo.
Pero cuando borracho estrelló su carro cerca de su mansión en Florida, en noviembre de 2009, todo se derrumbó. Tuvo el accidente luego de una fuerte discusión con su esposa Elin Nordegren, quien lo persiguió despechada con un palo de golf luego de descubrir que intercambiaba mensajes con una amante.
Y cuando el episodio se filtró a los medios, comenzaron a salir testimonios que mostraron las mentiras del deportista. Aunque proyectaba la imagen de un hombre serio, disciplinado y con una familia perfecta, Woods en realidad era adicto al sexo, alcohólico y había engañado a su esposa con unas diez mujeres.
Cuando volvió las cosas habían cambiado y los comentaristas decían que estaba muy lejos de su antigua forma.
Hubo un shock tan grande, que a medida que la prensa daba a conocer detalles de sus andanzas, las marcas comenzaron a abandonarlo, los fanáticos se desencantaron y su familia se rompió en pedazos.
Woods no tuvo otra opción que anunciar que dejaba el deporte indefinidamente para concentrarse en recomponer su matrimonio (cosa que no logró) y en tratar su adicción al sexo.
Foto: A partir de un accidente de carro, en noviembre de 2009, su esposa, Elin Nordegren, descubrió que Woods la había engañado con varias mujeres. El episodio destruyó su matrimonio y truncó su carrera deportiva (Getty Images)
Estuvo casi un año por fuera de las canchas y cuando volvió, las cosas habían cambiado. Ganó algunos torneos, pero ninguno importante, y los comentaristas decían que estaba muy lejos de su antigua forma.
Su cuerpo, además, ya le pasaba factura: tuvo que someterse a cuatro cirugías de espalda en tres años (entre 2014 y 2017) y varias veces anunció un nuevo retiro de las canchas por molestias en el cuello o en las rodillas.
Incluso llegó a decir que ya no sabía si iba a poder hacer su característico swing de nuevo.
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Como si fuera poco, protagonizó otros escándalos: en 2015 su nueva novia, la esquiadora Lindsey Vonn, lo dejó porque al parecer seguía en sus viejas andanzas. Y en 2017 la policía de Florida lo detuvo por andar borracho en su vehículo, aunque él dijo que realmente había tenido “una reacción inusual a unos medicamentos”.
En 2018 volvió a competir de forma estable y la sola mención de su nombre volvió a subir los ratings en las transmisiones de los torneos. Muchos esperaban verlo resurgir de las cenizas como el ave Fénix.
Y lo lograron, el domingo 14 de abril de 2019, cuando se volvió a poner la chaqueta verde de los ganadores de Augusta.
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Ahora Tiger tiene la oportunidad de cumplir el sueño de su vida: está a solo tres títulos de igualar a Nicklaus como el mayor ganador de majors en la historia del golf. Ya demostró que puede vencer a los más jóvenes, el calendario lo favorece y los astros parecen alineados a su favor.
Muhammad: el boxeador rebelde
La historia de Muhammad Ali fue similar. A finales de los años sesenta el boxeador (conocido al principio de su carrera como Cassius Clay) ya tenía medalla de oro olímpica y el cinturón máximo de los pesos pesados.
Pero en 1971, y después de una ausencia de tres años por su negativa a pelear en la Guerra de Vietnam, se enfrentó con Joe Frazier, quien había reclamado el título en su ausencia, para decidir de una vez por todas el verdadero campeón.
Allí, sin embargo, y ante el estupor de muchos de sus fanáticos, vivió la primer derrota de su carrera. Fue tan grande el golpe, que muchos pensaron que ya estaba acabado.
Muchos consideraban imposible que Muhammad, derrotado por Frazier, pudiera vencer a Foreman. Pero los empresarios programaron la pelea.
Luego, cuando Joe Frazier parecía imbatible, lo derrotó George Foreman en Jamaica, en una pelea que duró solo dos asaltos. Humillado, Frazier cayó tres veces a la lona.
Ante eso muchos consideraban imposible que Muhammad, derrotado por Frazier, pudiera vencer a Foreman. Pero los empresarios plantearon la pelea, una de las más famosas de la historia, conocida como The Rumble in the Jungle (algo así como el estruendo en la jungla).
Los boxeadores se enfrentaron en 1974 en Zaire, hoy la República Democrática del Congo.
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Nadie le daba opción a Ali. Era el veterano, a quien muchos consideraban acabado, enfrentado con la nueva promesa joven del boxeo, alguien que ganaba sus peleas en solo tres asaltos.
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Foto: En octubre de 1974, cuando lo creían acabado, Muhammad Ali derrotó a George Foreman en Zaire. Muchos comparan ese regreso con el de Tiger Woods en Augusta. (Getty Images)
Pero Ali, experimentado como ninguno, implementó una nueva técnica, el rope-a-dope, que consistía en dejarse arrinconar contra las cuerdas.
En el octavo round, cuando Foreman ya estaba desgastado de lanzar tantos golpes, sobre la guardia de Ali, este salió de su encierro y lo venció sorpresivamente.
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Hubo tal euforia, que David Frost, quien narraba la pelea para la televisión, se desgañitó a gritos. El combate pasó a los anales, y Ali a la gloria indestronable del boxeo.
Hasta lo que sucedió con Woods, muchos decían que era el regreso más impresionante en la historia del deporte.