Realeza
El rey Carlos III es pariente del conde Drácula y acaba de visitar la Transilvania natal del mítico personaje
El monarca británico es dueño allí de dos hostales, donde se puede pasar la noche desde 140 euros.
El rey Carlos III acabó el martes su visita a Transilvania, con un encuentro con habitantes del lugar, recorriendo la pintoresca región rumana que escogió para su primer viaje al extranjero después de ser coronado.
Fue recibido en el pueblo de Viscri por un grupo de residentes y turistas, contentos de ver al monarca antes de su regreso al Reino Unido.
Los residentes pudieron estrechar las manos del rey e intercambiar algunas palabras con él, y algunos le ofrecieron libros hasta de Shakespeare.
Carlos III visitó luego la famosa casa azul que compró en 2006, hoy transformada en un pequeño museo dedicado a su pasión por la botánica.
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“Ha hecho mucho para promover a Rumania y el medio ambiente”, dijo Radu Marinovici, de 75 años, originario de un pueblo vecino.
“Es una sorpresa que nos visite tan rápido después de su coronación, pero tiene una relación fuerte con Rumania, donde encuentra tranquilidad y reposo”, añadió.
Carlos III llegó el viernes a Bucarest, donde fue recibido por el presidente Klaus Iohannis, y después se dirigió a Transilvania.
Pasó el fin de semana en su propiedad de Valea Zalanului, a 100 km de ahí, dedicado a hacer caminatas y pícnics con los locales.
El soberano británico presume de ser lejano pariente de un príncipe del siglo XV conocido como Vlad el Empalador, que inspiró al personaje del conde Drácula, y llevaría, según sus propias palabras, “a Transilvania en su sangre”.
Tras descubrir la región en 1998, este ecologista convencido, se convirtió en ardiente protector de esos pueblos fundados en el siglo XII por colonos sajones.
En ese año, el entonces príncipe de Gales hizo una visita oficial y quedó prendado del país al instante. Lo que le fascinó, especialmente, es que su zona rural luce como debía aparecer su Inglaterra natal en 1800.
Como conservacionista, admiró en particular el estado silvestre en que se mantienen las zonas aledañas a los montes Cárpatos, en especial la legendaria Transilvania, rica en leyendas que excitaron la imaginación de escritores como Bram Stoker, creador de Drácula, la obra más conocida de la literatura sobre vampiros.
Perteneciente a la casa Draculesti, rama de la dinastía Basarab, que gobernaba el principado de Valaquia, en la actual Rumania, durante el siglo XV, se ganó además el sobrenombre de Vlad el Empalador, dada su costumbre de atravesar con un palo a los soldados de los ejércitos enemigos que tenían la desgracia de caer en sus manos, en medio de las no pocas guerras que libró.
Cuando se enamoró de Rumania, y en particular de Transilvania, Carlos no se conformó con ser un admirador pasivo, sino que estableció The Prince of Wales Foundation Rumania, para trabajar en pro de este país rico en belleza natural y patrimonio cultural, pero también muy afectado por la pobreza.
Para financiar las obras conservacionistas y culturales que su fundación desarrolla allí, el príncipe ha abierto dos casas de su propiedad al turismo, en Viscri y Zalanpatak, con muy buenos resultados, ya que se publicitan expresamente como propiedades del rey y se les saca jugo además a sus nexos con Vlad el Empalador.
En el de Viscri, por ejemplo, una noche, con desayuno vale entre 140 y 380 euros, es decir, de 630 000 a 1 700 000 pesos.
A medida que el entusiasmo por Rumania crecía, descubrió que sus nexos con ella eran algo más profundos.
“La genealogía muestra que soy descendiente de Vlad el Empalador, o sea que tengo intereses en el país”, declaró en 2011 en un documental acerca de los montes Cárpatos.
La conexión es a través de su madre, la reina Isabel II, quien tenía los genes del temible Vlad III.
A la monarca, a su vez, esta herencia le llegó por su abuela paterna, la reina Mary de Teck, esposa del rey Jorge V.
Al parecer, el hijo mayor de su majestad se apega a la versión del libro The Britain Chronicles, de David Hughes, según el cual a Carlos lo separan 16 generaciones del Empalador.
El volumen, además, contiene un árbol genealógico con cuatro variantes, a través de las cuales la sangre del mortífero príncipe se transmitió a la actual familia real británica, partiendo de dos de sus hijos.
Sin embargo, hay fuentes más dignas de credibilidad y visibles que respaldan el parentesco. Una de ellas es Nick Gombash, genealogista estadounidense con más de quince años de trayectoria y cuyo blog está en el listado de los 50 mejores de su campo.
Su especialidad son los apellidos de Hungría, país al que pertenecía Transilvania, en tiempos de Vlad III.
Para Gombash, la reina Isabel y sus hijos provienen de un medio hermano de Vlad III, llamado Vlad Călugărul, conocido también como Vlad IV el Monje, hijo de su padre.
A Vlad el Monje, aduce Gombash, lo sucedieron varios príncipes de Valaquia y otros vástagos aristócratas, hasta llegar a la condesa Claudine Rhédey von Kis-Rhéde, madre de Francis, duque de Teck, padre de la reina Mary, bisabuela de Carlos.