Reino Unido
¿Enigma por fin resuelto? Expolicía dice haber descubierto verdadera identidad de Jack el Destripador
El tatarabuelo de la mujer investigó en 1888 los asesinatos en Londres de uno de los criminales más famosos de la historia.
Sarah Bax Horton es una exvoluntaria de la Policía que tiene un particular vínculo con Jack el Destripador, quizás el asesino en serie más famoso del mundo.
En 1888, cuando los asesinatos de mujeres cometidos por este delincuente aterrorizaban a Londres, su tatarabuelo, un policía también, estuvo en el centro de las investigaciones para dar con el monstruo que segaba la vida de sus víctimas a cuchillo y luego las mutilaba, les extraía los órganos y les desfiguraba el rostro.
Luego, la Policía empezaba a recibir mensajes anónimos de alguien que se identificaba como Jack el Destripador.
Ahora, ella ha descubierto una serie de evidencias y fuentes de información a partir de las cuales dice estar en capacidad de mostrar quién era realmente el hombre cuya identidad ha sido un misterio durante más de un siglo, por lo cual este es uno de los casos criminales más intrigantes de la historia.
Tendencias
Para la detective, el criminal era un tal Hyam Hyams, un fabricante de cigarrillos que vivía cerca del área donde tuvieron lugar los homicidios, en el East End de la capital inglesa.
De acuerdo con Horton, este hombre sufría de epilepsia, era alcohólico y su condición mental empeoró mucho más luego de un incidente que lo discapacitó para seguir trabajando.
En su casa, constantemente agredía a su esposa, acusándola de que lo estaba traicionando, todo fruto de la grave paranoia que también padecía.
Los ataques eran tan violentos, que una vez fue arrestado por herir a su esposa y su suegra con un cuchillo.
En entrevista para The Telegraph, Horton dijo que tuvo acceso a los registros médicos de Hyams y descubrió detalles traumáticos, los cuales le permiten asegurar que era el verdadero asesino en serie.
Testigos de los desmanes del destripador lo describían como un hombre de unos 35 años, con un brazo paralizado, quien caminaba con dificultad y tenía las rodillas deformes.
Al revisar los registros clínicos de su sospechoso, Horton encontró que había sufrido un accidente que le quitó a su brazo izquierdo la capacidad de extenderse y le dejó serias dificultades para andar y extender las rodillas. De igual modo, sufría de una forma severa de epilepsia, que le producía frecuentes ataques.
Los informes obtenidos por la investigadora muestran también que el declive mental y físico de Hyams se dio en 1888, fecha que coincide con los asesinatos.
“Ese momento concuerda con la creciente violencia de los ataques. Él era especialmente bárbaro luego de sus severos ataques de epilepsia, lo que explica la periodicidad de los crímenes”, afirma Horton.
Al respecto, también trae a cuento la declaración de un testigo de 1888, quien afirma que las dificultades de Jack el Destripador para moverse parecían el reflejo de algún tipo de anomalía en su cerebro, como la epilepsia.
Otro detalle en que ella encontró coincidencias es la estatura, ya que los testimonios de la época hablan de que Jack medía entre 1,67 metros y 1,76 metros, era corpulento y de hombros anchos.
Al ver una foto de Hyams, la investigadora dice que, precisamente, medía 1,73 metros, no era para nada delgado y también tenía los hombros anchos.
De igual modo, le resulta diciente el hecho de que los asesinatos se detuvieron a finales de 1888, justo cuando la Policía arrestó a Hyams por “errancia lunática”, luego de lo cual fue internado en el Colbey Hatch Lunatic Asylum, de Londres, donde murió en 1913. De Jack el Destripador no se volvió a oír jamás.
El asesino elegía a sus víctimas entre mujeres pobres o en la indigencia y, dice Horton, al menos seis de ellas, Martha Tabram, Polly Michols, Annie Chapman, Elisabeth Stride Kate Eddowes y Mary Jane Kelly, fueron asesinadas en la zona de Whitechapel o cerca de ella, el mismo sector por donde se movía Hyam Hyams.
Es más, algunas de ellas fueron vistas con él antes de su muerte, afirma Horton, quien contará ampliamente este y otros aspectos de sus hallazgos en su libro One-Armed Jack: Uncovering the Real Jack the Ripper, que se publicará en agosto próximo.