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“Éramos tres en este matrimonio”: la explosiva entrevista de Diana que estremeció a la realeza
Después de las desgarradora conversación de Meghan y Harry con Oprah, muchos comparan esta salida con la que hizo LadyDi en 1995. Allí la princesa de corazones escandalizó al mundo con sus dolores y las revelaciones de sus infidelidades.
Para quienes creen que la Reina Isabel vive este lunes los momentos más duros de la realeza hay un recuerdo que causa escozor. Se trata de una cita muy parecida a la que Meghan y Harry sostuvieron este domingo con Oprah y que hasta la fecha se mantiene en la cima de “dolores de cabeza de la Corona”: la entrevista que en 1995 Diana, ya divorciada, le dio a Martin Bashir, periodista de BBC. La conversación, en la que la princesa cuenta sin tapujos su calvario en la realeza aún genera debate y aún causa escalofríos.
En esta, como bien lo expone Javier Díaz en el portal Vanitatis, una Diana separada de Carlos, pero aún parte de la realeza pues no había tenido lugar un divorcio, habló ”a corazón abierto de todo lo que había ocurrido en su vida, antes, durante y después de su matrimonio con el príncipe Carlos. Las infidelidades de él, las suyas, sus hijos, su papel en la Corona, el aislamiento al que se vio sometida, la bulimia… La entrevista que lo cambió todo, la que precipitó su divorcio de Carlos de Inglaterra, la que aireó el infierno por el que había pasado la princesa (y en el que aún seguía inmersa)”.
La conversación es considerada por este y muchos otros comentaristas como la más franca que un integrante de la monarquía dio jamás a un medio de comunicación. No por esto deja de ser problemática: años después siguen las dudas sobre cómo Bashir logró convencer a Diana de darle ese espacio. El hermano de Diana está entre aquellos que creen que el periodista usó tácticas mal intencionadas, influyendo en su círculo cercano y alimentándole a ella misma teorías de conspiración y extractos bancarios manipulados.
Más allá del método, que se sigue investigando, la entrevista de Lady Di marcó un antes y un después que solo esta noche tendrá competencia en rating e interés: a las 8 p. m. de Estados Unidos, su hijo Harry y su esposa Meghan Markle hablarán de su salida de la familia real. ¿Logrará reunir a los 23 millones de espectadores que siguieron a Diana en ese momento? ¿Arrollará esa meta? El tiempo lo dirá, pero sin duda hay una cantidad de temas sensibles que pueden hacer de esta una cita memorable con la televisión.
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Apartes de una entrevista histórica
Estos son unas de las respuestas más interesantes de Diana, tomadas de Vanitatis:
Sobre convertirse en princesa y la posibilidad de ser reina: “En cuanto a convertirme en reina, nunca estuvo en mi mente cuando me casé con mi esposo: estaba muy lejos de ese pensamiento. El aspecto más abrumador fue la atención de los medios, porque a mi marido y a mí nos dijeron cuando nos comprometimos que los medios se callarían, y no fue así. Y luego, cuando nos casamos, dijeron que sería tranquilo y tampoco lo fue. Y entonces todo comenzó a enfocarse mucho en mí, y aparecía todos los días en la portada de los periódicos, lo que hace que en el fondo te sientas sola. Cuanto más alto te colocan los medios, mayor es la caída. Y yo era muy consciente de eso”.
Sobre ser la mujer más fotografiada del planeta: “Me tomó mucho tiempo entender por qué la gente estaba tan interesada en mí. Pasan los años y te ves a ti misma como un buen producto que se encuentra en una estantería y se vende bien. Y la gente gana mucho dinero contigo”.
Sobre si era felizmente casada al comienzo: “Mucho. Pero, la presión de los medios sobre nosotros como pareja fue increíble, y malinterpretada por una gran cantidad de gente. Estábamos visitando Australia, por ejemplo, y todo lo que se oía era: “Oh, ella está al otro lado”. Si eres un hombre orgulloso, como mi marido, te molesta si lo escuchas todos los días durante cuatro semanas. Y te sientes deprimido por ello, en lugar de sentirte feliz y compartirlo”.
Sobre lidiar con la depresión que comenzó a sufrir luego de dar a luz a William: “Recibí gran cantidad de tratamientos, pero en el fondo sabía que lo que necesitaba era espacio y tiempo para adaptarme a los diferentes cambios que se me habían presentado. Sabía que podía hacerlo, pero necesitaba que la gente fuera paciente y me diera el espacio suficiente para llevarlo a cabo”.
Sobre su bulimia: “Tuve bulimia durante varios años. Y eso es como una enfermedad secreta. Te la infliges a ti misma porque tu autoestima está en un punto bajo, y no crees que seas digna o valiosa. Te llenas el estómago cuatro o cinco veces al día, algunos lo hacen más, y te da una sensación de confort. Es como tener un par de brazos a tu alrededor, pero es temporal. Luego te sientes mal por la hinchazón de tu estómago y lo vuelves a sacar. Y es un patrón repetitivo muy destructivo para uno mismo”.
Sobre la prensa y su matrimonio: “Lo hizo muy difícil, porque vivíamos la situación de una pareja desempeñando el mismo trabajo: salíamos del mismo coche, dábamos las mismas manos, mi marido ofrecía los discursos… Así que básicamente éramos una pareja casada realizando la misma labor, algo que es muy difícil para cualquiera y más si tienes toda la atención sobre ti. Luchamos un poco con ello y fue muy difícil, así que mi marido decidió que atendiéramos compromisos por separado. Eso me entristeció un poco porque me gustaba bastante la compañía. Pero, una vez más, no tuve elección”.
Sobre el efecto de saber que Carlos y Camilla Parker-Bowles reanudaron su relación en 1986: bastante devastador. Bulimia desenfrenada, si es que se puede tener bulimia desenfrenada, y una sensación de no ser buena en nada y ser una inútil. Y desesperación y fallar en todos los sentidos.
Sobre Camilla Parker-Bowles y la ruptura matrimonial: éramos tres en este matrimonio, así que estaba un poco abarrotado.
Sobre los efectos de la separación: “Las agendas cambiaron de la noche a la mañana. Ahora yo era la esposa separada del príncipe de Gales, un problema, una carga… Se preguntaban: “¿Cómo vamos a tratar con ella? Esto no ha sucedido antes”.
Sobre su retiro de la vida pública: “La presión se volvió intolerable y mi trabajo se vio afectado. Quería dar el 110 % y solo podía dar el 50. Estaba constantemente cansada, exhausta, porque la presión era tan cruel. Así que pensé que la única manera de hacerlo era pararme y explicarlo, y aparcarlo antes de empezar a decepcionar y no llevar a cabo mi trabajo. Fue mi decisión hacer ese comunicado porque se lo debía a la gente. Quería decir: “Gracias”. Desaparezco un poco, pero volveré”.
Sobre la relación con James Hewitt: Fue un gran amigo mío en un momento muy difícil, otro momento difícil, y siempre estuvo ahí para apoyarme. Yo estaba absolutamente destrozada cuando apareció este libro, porque confiaba en él y porque, de nuevo, me preocupaba la reacción de mis hijos. Y, sí, había pruebas objetivas en el libro, pero muchas de ellas eran..., vienen de otro mundo, no se correspondían con lo que pasó.
Sobre por qué la veían como una amenaza: “Pienso que todas las mujeres fuertes de la historia han tenido que caminar por un camino similar, y que es la fuerza la que causa la confusión y el miedo. ¿Por qué es fuerte? ¿De dónde lo saca? ¿A dónde la lleva? ¿Dónde va a usar esa fuerza? ¿Por qué la gente todavía la apoya?”.