Sectas
“Esas mujeres deseaban vivir esto”: habla la doctora del culto sexual Nxivm
La médica que marcaba como ganado a las esclavas de Keith Raniere defiende a la siniestra secta en la que cayeron varias mujeres del jet-set.
Danielle Roberts es una doctora especializada en medicina familiar, osteopatía y nutrición clínica, que tenía una práctica extracurricular truculenta: con un bolígrafo cauterizador marcaba a las integrantes de Nxivm (se pronuncia Nexium) con las iniciales de su fundador, Keith Raniere, en señal de que ellas eran de su propiedad.
A primera vista Nxivm era una organización creada por Raniere para impartir cursos de superación personal. Durante años, muchas mujeres se vieron atraídas por la institución y su promesa de enseñarles a potenciar sus fortalezas y trabajar en sus debilidades para así obtener éxito, especialmente en los negocios.
Su target eran personas muy pudientes, dispuestas a pagar las pequeñas fortunas que Raniere les cobraba por sus “secretos”.
Sin embargo, todo no resultó ser más que una secta, en la cual Raniere, a través de las charlas que tenía con sus clientas, descubría sus puntos flacos y se aprovechaba de ellos para dominarlas y sacarles cada vez más dinero, siempre prometiéndoles que si se dejaban guiar por él aprenderían el verdadero camino a la felicidad.
Dentro de Nxivm, Raniere creó un grupo llamado DOS, al que ingresaban clientas que estuvieran dispuestas a ir más allá en su proceso.
Cada integrante debía convencer a otras de pertenecer al grupo y hasta ahí todo parecía normal. Lo cierto era que las nuevas se convertían en esclavas de quienes las habían llevado, en tanto que todas resultaban siendo sometidas por Raniere.
Eso fue lo que le pasó a India Oxenberg, hija de Catherine Oxenberg, exprotagonista de Dinastía y miembro de la familia real de Yugoslavia, quien fue esclavizada dentro de DOS por Allison Mack, recordada estrella de la serie Smallville.
Ellas son solo algunas de las mujeres del show business, las grandes fortunas y la alta sociedad a las que Raniere embaucó lavándoles el cerebro. Él les hacía creer que los abusos sexuales de todos los tipos a que las sometía eran el camino para superar sus taras psicológicas. También les hacía grabar videos con confesiones comprometedoras como garantía de que sus tales recetas milagrosas para el éxito no fueran divulgadas fuera de Nxivm. En otras palabras, era una forma de extorsión.
Una muestra de lo deleznable y retorcida que es la mente de Raniere era la ominosa práctica de marcar con sus iniciales a sus esclavas en la zona del pubis al estilo de cómo se hace con el ganado. Tendidas en una camilla, las mujeres eran sometidas a un ritual parecido al de un sacrificio, de acuerdo con grabaciones en que se escucha al líder del culto planearlo todo con Allison Mack, quien era su mano derecha en la organización.
Raniere fue condenado el año pasado a 120 años de prisión por estas actividades, pero muchos adeptos a su causa aún están libres para sacar la cara por él y sostener que nunca hizo nada malo.
La doctora Roberts es precisamente una de ellas y han resultado particularmente ofensivas sus palabras en una entrevista con la que acaba de asombrar a Estados Unidos.
Cuando le preguntaron sobre todas las mujeres que testificaron ser marcadas como animales en el juicio contra Raniere, la médica expresó al programa Dateline, de NBC: “Me parece muy mal que ellas hayan escogido percibirlo de esa manera, teniendo en cuenta que cuando estaban en el salón conmigo lo deseaban. Me dijeron que lo querían, reían a carcajadas”.
Las víctimas podrían replicarle que Raniere les había lavado el cerebro. Una de las exesclavas de DOS, Lauren Salzman, contó que la marcación es “la experiencia más dolorosa que ha tenido en su vida”.
Sin embargo, cuando le preguntaron a Roberts si eso no era una manera de romper con el juramento hipocrático, por el cual prometió no herir a nadie, contestó: “Sentir dolor y herir son dos cosas diferentes. La gente está asumiendo que las mujeres salían lastimadas y eso no fue así. La narrativa ha sido cambiada”.
Roberts también hizo énfasis en que no tomó parte en el ritual como médica. “Estas mujeres no vinieron a mí pensando en que yo era una doctora. Ellas no tenían ni idea quién era el técnico que las iba a atender. No se trataba de una relación médico-paciente”.
Las declaraciones, claro está, han causado indignación entre defensores de derechos de la mujer, quienes no pueden creer que sea precisamente una de sus congéneres la que muestre tal indiferencia y cinismo frente a estas conductas vejatorias.
Otros se preguntan por qué a Roberts no se le ha iniciado un proceso penal por su participación en Nxivm. Al parecer la única sanción que recibirá es la cancelación temporal o definitiva de su licencia para practicar la medicina, lo cual solo se sabrá cuando lo determine la autoridad que dirime estos casos en Nueva York.
Sorprendentemente, Roberts no es la única mujer que saca la cara por Raniere. Quien sí fue condenada por participar en sus crímenes fue Clare Bronfman, heredera del imperio Seagram. No contenta con donarle 2 millones de dólares a Raniere para Nxivm, ella se ha gastado otra fortuna en demandas contra sus enemigos.