ENTREVISTA
“Si no me prostituí cuando inicié en modelaje, mucho menos ahora”
Esperanza Gómez, la actriz porno que desató un huracán en las redes sociales por un rumor sobre Uber, habló de ese episodio, de su vida y su trabajo.
Esperanza Gómez ama su cuerpo y su trabajo. Supo que la pornografía era su vocación desde que su esposo le mostró una revista Playboy. Aunque a su familia le costó aceptar su trabajo, hoy en día están orgullosos de ella, y eso es lo que le importa. Los comentarios malintencionados y los dedos señaladores de la sociedad le resbalan. Lleva siete años en la industria y su éxito sigue en ascenso, actualmente está entre las actrices mejor pagadas del mundo y ha construido un estilo propio. “A la gente le gusta mi espanglish”, dice entre risas.
La semana pasada una noticia sobre ella agitó las redes sociales. En un video se veía a Esperanza dentro de un carro y afuera a una multitud de hombres que le gritaba obscenidades y le pedía que les mostrara distintas partes de su cuerpo. Ella, sin pudor y probablemente con la intención de calmarlos, los complació y les mostró los senos. La insistencia llegó a tal punto que Esperanza les pidió que la dejaran avanzar. Eso llevó a que se creara una versión lejana a la realidad. Inicialmente se dijo que se trataba de un bloqueo de taxistas al carro de Uber en el que iba la actriz, pero la versión fue desmentida al poco tiempo. (Ver: Esperanza Gómez fue acosada por una turba)
Ya se sabe que lo que pase Esperanza Gómez es dinamita para la opinión pública. Esa breve grabación provocó una avalancha de comentarios y durante dos días el tema fue tendencia nacional. Aquel episodio es ahora una excusa para conocer mejor a la actriz de porno colombiana más importante de todos los tiempos.
Semana.com: Antes de entrar en materia, ¿qué fue lo que pasó cuando supuestamente un grupo de taxistas la acechaba por montar en Uber?
Esperanza Gómez: La versión que se dio a conocer es completamente falsa. Cuando me llegó la noticia no entendía de qué me hablaban porque no tenía nada que ver con la realidad. Eso fue hace cuatro meses a la salida de la emisora La Mega. Los que estaban ahí eran aficionados. Había más de 100 personas, entre ellos taxistas, pero en ningún momento hubo bloqueos ni me secuestraron ni me maltrataron. Yo sí estaba en un carro de Uber pero eso no tuvo nada que ver con lo que dijeron. No es la primera vez que pasan cosas así.
Semana.com: ¿Qué piensa de lo que gritaban los hombres cuando estaba en el carro? ¿Se sintió acosada?
E. G.: Ese vocabulario no es nuevo para mí. Y no me ofende ni me molesta porque de hecho es el lenguaje utilizado en mis películas porno.
Semana.com: ¿Cómo ha asumido su familia su trabajo como actriz porno?
E. G.: Mi familia es grande (ocho mujeres, un hombre, mi mamá, 16 sobrinos y mi pareja), y todos han ido aceptando mi trabajo con naturalidad. Se sienten orgullosos cada vez que obtengo un logro, que aparezco en la prensa o me hacen una entrevista.
Semana.com: ¿Qué les diría a las niñas que piensan entrar a la industria?
E. G.: Que ese tipo de decisiones no se pueden tomar a la ligera. Yo sé que entre los 18 y los 25 años se está en lo mejor de la belleza, pero sé de muchas que empiezan jóvenes y después se arrepienten porque terminan queriendo tener hijos y formar una familia, y eso les pesa mucho. Que la gente les diga a los niños que su mamá sale teniendo sexo, mostrando las tetas o cuántas aberraciones más, puede provocar profundos traumas. Realmente les aconsejo poner en una balanza si es más importante el ratico de popularidad como estrella porno o los planes de la vida que tengan a futuro.
Yo tuve la fortuna de entrar a la industria a los 28 años, cuando ya tenía a mi pareja y había tomado la decisión de no tener hijos. Mi marido me apoyó y se sentía orgulloso, de hecho me dijo que había soñado con tener una actriz porno como pareja, entonces fue más fácil. Pero si una mujer quiere casarse y formar un hogar no le recomiendo que haga pornografía.
Semana.com: ¿Cómo ha sido la relación con su esposo?
E. G.: Lo conocí cuando tenía 16 años y fue la primera persona que me mostró un video porno y una revista Playboy. Afortunadamente es un hombre con una mentalidad muy abierta, le gusta ese mundo y me apoya en todas mis decisiones. Puedo decir que encontré en Colombia un hombre con una mentalidad que generalmente solo tienen algunos europeos. Llevamos nueve años juntos y yo llevo siete en la industria.
Semana.com: ¿Por qué decidió no tener hijos?
E. G.: Lo decidí a los 19 años porque sencillamente me parecía una responsabilidad muy grande, pues un padre nunca deja de preocuparse por sus hijos, aunque tenga 60 años.
Semana.com: ¿Cuáles eran sus sueños antes de entrar a la industria?
E. G.: De joven quise ser agrónoma y veterinaria porque me encanta el campo y los animales, pero desde que vi la primera revista porno me enamoré de esto. Empecé a simular las posiciones que veía, me encantaba ver las partes íntimas de los actores y soñaba con estar en una portada de una revista de ese tipo. No soñaba con ser una actriz ni modelo común y corriente, aunque también he trabajado en eso.
Semana.com: ¿Cómo descubrió su talento para este trabajo?
E. G.: Simplemente descubrí mi cuerpo y encontré qué me excitaba. Me gusta ver hombres desnudos con las partes genitales grandes, me entrego y disfruto del sexo. Eso es todo. Que unos pueden ser más fáciles de estimular que otros, pues sí, yo soy fácil de estimular. (Risas)
Creo que el problema detrás de todo esto es que a muchas mujeres nos enseñaron que el sexo era solo para procrear y que el que disfrutaba era el hombre.
Semana.com: ¿Qué diferencias ve entre la pornografía y la prostitución?
E. G.: Fácil, en la pornografía solo tengo sexo con actores y me contrata una industria. En la prostitución cualquier persona puede acceder al servicio. La moralidad es la misma, porque se tiene sexo por dinero, pero la diferencia pequeñita es esa: sexo con actores, sexo con cualquiera.
Semana.com: ¿Se prostituiría?
E. G.: Si no me prostituí cuando inicié en modelaje y realmente necesitaba el dinero, mucho menos lo haría ahora que tengo el apoyo económico de mi marido y que me pagan muy bien en mi trabajo. Y fuera de eso, aún no me han hecho una oferta suficientemente atractiva.
Semana.com: ¿Hay algo en el sexo que tenga vedado?
E. G.: Siempre he dicho que no haría sadomasoquismo. Yo soy muy malpensada y de pronto se me va la mano y termino haciendo algo de lo que me puedo arrepentir. (Risas)
Semana.com: ¿Alguna fantasía que no se haya cumplido?
E. G.: Pues las más explícitas y fuertes se me cumplieron en la pornografía, pero a nivel sentimental he sido de malas porque he estado con hombres poco románticos. Siempre he soñado con estar en la playa bajo la luz de la luna, tomándome un champán y terminar teniendo relaciones con el hombre que amo, pero eso nunca me ha pasado. Me ha sido fácil cumplir grandes fantasías eróticas, pero en cuestiones románticas no me va tan bien. (Risas)
Semana.com: ¿Qué planes profesionales tiene a corto plazo?
E. G.: Pues tengo que decir que firmé una cláusula de confidencialidad y no puedo hablar mucho de ello. Pero puedo adelantar que ahora estoy trabajando en un libro y en mi página vivaesperanza.com, que traerá diferentes contenidos.
Twitter: @miguelreyesg23