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Estrellas de cine para adultos revelaron las afectaciones de la industria para sus vidas
Participar en este tipo de películas les ha costado un alto precio en cuanto a sus relaciones interpersonales.
La industria del cine para adultos es bastante popular en numerosos países. Además de mover millones de dólares con sus contenidos, también ha creado a las reconocidas ‘estrellas porno’, encargadas de ser los rostros de la pornografía en el mundo.
Sin embargo, más allá de su apología superficial al erotismo mediante contenidos explícitos, la pornografía incluye un extenso listado de polémicas. Por ejemplo, según el Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, en España, siete de cada diez niños realizan búsquedas en internet relacionadas con el porno desde los 12 años.
Adicionalmente, se han conocido casos sobre el uso de estas plataformas para difundir material que incluye violaciones, pornografía infantil, publicación de contenido sin el consentimiento de la pareja, etc. Estos son solo algunos de los debates que figuran en el techo de la industria pornográfica, sin embargo, al profundizar aún más, aparecen más problemáticas.
Ser una estrella porno no es equivalente a ser una estrella de Hollywood, por ejemplo. Si bien la fama es un aspecto en común, la percepción que tienen las personas no es la misma. Aparecer en películas para adultos conlleva a someterse al juicio público, recibiendo la admiración de unos, pero la condena de otros.
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Así lo comentaron varias estrellas porno durante una entrevista en el programa de televisión australiano You can’t ask that. Angela White, Rubi Valentine, Woody Fox, Arianna Kody, entre otros intérpretes de cine para adultos, respondieron a una de las dudas más frecuentes en este tema: ¿cómo la pornografía afectó sus vidas privadas?
Angela White, de 37 años, es una de las actrices porno más reconocidas en la actualidad. Según dijo, cuando se es parte de esta industria, tener relaciones amorosas es “complicado”, ya que no es fácil encontrar una persona con quien exista una conexión emocional genuina.
“Si esperan que me comporte como normalmente lo hago en mis películas, quedarán muy decepcionados”, comentó Angela White, destacando que “la acción” fuera del set es bastante diferente en comparación con la intimidad de pareja.
La percepción de Angela White fue compartida por Rubi Valentine. Incluso, trascendió que “nadie querría casarse o tener hijos con una estrella porno”. No obstante, aceptó que -como cualquier otra mujer- sueña con una relación en que pueda tomar de la mano y besar a su pareja sin temor al qué dirán o a intimidarle por el hecho de ser una estrella porno.
El dilema sobre las afectaciones de la pornografía a quienes participan en ella como actrices es de vieja data. De hecho, fue explorada desde la ficción en la película La chica de al lado (The girl next door, en inglés), estrenada en 2004 y protagonizada por Emile Hirsch y Elisha Cuthbert. En el filme, un joven se enamora de su vecina, sin embargo, su juicio se nubla cuando se entera de que es una actriz porno retirada.
Las opiniones en la industria también difieren. El actor de porno gay Woody Fox dijo en You can’t ask that que el porno no dañó su vida íntima fuera del set.
“Trato de separar el amor del romance y, actualmente, veo el coito como algo tan natural como ir al gimnasio, aunque podría ir con alguien al gimnasio de una forma romántica”, comentó Fox.
Traumas físicos y psicológicos
Además de las afectaciones a nivel de relaciones interpersonales, varias actrices y actores de cine para adultos han abandonado la industria con un amplio listado de críticas en sus manos.
No obstante, también sostuvo que no se puede esconder de eso, pues “dondequiera que vaya, todos me han visto en mi intimidad y tengo que hacer lo mejor que pueda con eso”, pues Lana Rhoades, de 25 años, aseguró que nunca volvería al cine para adultos, “sin importar el dinero que me ofrezcan”, aunque cuando lo hizo, ya contaba con por lo menos 100.000 dólares, cifra que considera “una mierda”, pues dice ser ahora una “multimillonaria”.
Su verdadero nombre es Amara Maple, es originaria de Chicago y antes de llegar a la industria del cine XXX trabajó como stripper; además, se conoce que ella soñaba con trabajar en la industria porno desde que tenía alrededor de 12 años, pero admite que desconocía los aspectos negativos hasta que se convirtieron en parte de su vida.
En el transcurso de su corta carrera en el cine para adultos aseguró: “He tenido amigos que se han ahogado tanto que se han desmayado durante una escena. Están sucediendo cosas realmente locas que dañan los cuerpos de las personas por el resto de sus vidas”.